La Generalitat demanda a Calatrava
Cacsa denunciará al arquitecto y a las constructoras del Palau de les Arts por no poder garantizar que la reparación del ‘trencadís’ de la fachada durará 10 años
Un trozo de trencadís del Palau de les Arts cayó hace ocho meses y el Gobierno valenciano decidió retirar todo el recubrimiento cerámico de la gigantesca fachada de la ópera para evitar males mayores. Desde entonces, el despacho de Santiago Calatrava, que diseñó el edificio inaugurado en 2005 con un coste de 478 millones de euros, y las empresas que lo construyeron (Acciona y Dragados) asumieron la búsqueda de una solución, además de los diversos gastos que eso comportara.
Este jueves, la Ciudad de la Artes y de las Ciencias (Cacsa), complejo de la Generalitat donde se enclava la ópera, decidió cumplir su amenaza y continuar adelante con la demanda contra el arquitecto y la unión temporal de empresas porque su última propuesta para la reposición del trencadís “no garantiza suficientemente la responsabilidad solidaria de 10 años que exigía para las obras de reparación de la cubierta”.
El mayor escollo es la dificultad para encontrar una aseguradora dispuesta a garantizar la durabilidad por diez años de la reparación con trencadís.
Parte del mosaico cerámico se cayó en diciembre y se retiró por completo
El Gobierno valenciano prefiere la solución de volver a instalar este revestimiento, aunque con otra técnica y otro material adhesivo, que resistan las tensiones producidas por el diferente coeficiente de dilatación de la cerámica y el metal de la cúpula, con una superficie de 8.000 metros cuadrados, sometida a grandes contrastes térmicos. Esta fue la principal causa de los desprendimientos, según los técnicos. Sin embargo, Calatrava y la UTE sólo “ofrecen como garantía de ejecución un seguro a todo riesgo de tres años y a 10 años de responsabilidad civil, así como una garantía de Calatrava y la UTE, pero no solidaria”, subraya la nota de prensa de la Generalitat.
Cacsa admite “un avance significativo” en la última propuesta, pero ésta incumple uno de los cinco requisitos exigidos por el consejo de administración de este empresa pública: “Asumir contractualmente su responsabilidad solidaria frente a cualquier tipo de defecto en el proyecto y ejecución del revestimiento de la cubierta aportando las garantías suficientes mediante un aval o seguro de cobertura de riesgo a 10 años”.
Sí se satisfacen el resto de requisitos, como la ejecución de un recubrimiento liso, de superficie uniforme y sin ondulaciones, ajustado a la curvatura de la cubierta; que el material debe ser de tipo cerámico blanco lo más similar al originario; o que el mantenimiento económico y técnicamente sea razonable, además de aportarse informes técnicos de expertos independientes que avalen la solución constructiva por más de 10 años.
La Generalitat, en cualquier caso, no se cierra las puertas a llegar a una solución negociada. “Cacsa espera que durante el procedimiento legal contra el despacho de Santiago Calatrava y la UTE Constructora se llegue a un acuerdo amistoso que satisfaga las condiciones del complejo arquitectónico”, señala la nota de prensa. Ahora bien, a continuación, sostiene que “estudia la convocatoria de un concurso público para la restauración de la cubierta, en caso de que no se llegue a un acuerdo”. Tanto la UTE como el despacho de Calatrava han evitado responder a los medios de comunicación sobre el trencadís.
Hasta este jueves, la Generalitat se ha resistido a emprender cualquier acción legal contra Calatrava, pese a los numerosos problemas detectados en sus obras. Se trata de una estrella de la arquitectura, y además valenciano, autor de la mayoría de edificios de la icónica Ciudad de las Artes y las Ciencias y de cuatro puentes en Valencia. Durante años, la Generalitat ha asociado su política de imagen a las realizaciones mediáticas del también ingeniero.
Desde su apertura ha sufrido un hundimiento, una inundación y la caída del 'trencadís'
Pero la falta de una solución rápida y consistente tras el desprendimiento del trencadís del Palau de les Arts ha desembocado en la demanda. Muy pronto, la ópera se erigió en un hito de la ciudad que protagoniza las portadas de las guías turísticas. Su actual aspecto despellejado de gris metálico oxidado, rompe con esa imagen y perjudica el turismo, según ha reconocido el propio consejero de Economía y Turismo, Máximo Buch, responsable político de Cacsa.
Además, el edificio de 44.000 metros cuadrados ya arrastraba otros graves problemas. Desde su apertura, hace tan sólo ocho años, ha sufrido el hundimiento de su plataforma escénica, la inundación de sus niveles inferiores (incluida una de sus cuatro salas de teatro) y, finalmente, mente el desprendimiento del trencadís.
Ahora, la Generalitat se suma a otras instituciones que han demandado a Calatrava, como recientemente ha hecho el Ayuntamiento de Venecia por el sobrecoste en la construcción de un puente en la ciudad. El arquitecto también ha mantenido litigios por su pasarela Zubizuri de Bilbao, o el palacio de congresos de Oviedo, entre otras ciudades en las que ha dejado alguna de sus siempre espectaculares y a menudo polémicas obras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.