Diáspora en la ejecutiva del PSC
El 25% de la dirección ha dejado el cargo por causas diversas: expulsión, imputación, discrepancia con la línea oficial o para presentarse a las primarias
Uno de cada cuatro miembros de la comisión ejecutiva del PSC ha abandonado el cargo de manera voluntaria o ha sido expulsado en los poco más de dos años que lleva Pere Navarro al frente del partido. Es una proporción considerable que refleja la convulsión que vive la familia socialista y en la que coinciden varios motivos: los procesos judiciales, la crisis desatada con el sector crítico, el proceso de primarias para elegir al alcaldable de Barcelona para 2015 o la discrepancia con la línea del PSC.
De los 44 miembros que tiene la comisión ejecutiva, 11 de ellos ya no están. Las primeras bajas, y seguramente las más importantes por la importancia de los cargos, fueron las de Daniel Fernández, secretario de organización, y Manuel Bustos, secretario de política municipal. El primero dimitió en noviembre de 2012, nada más estallar el caso Mercurio de corrupción urbanística de Sabadell, mientras que el segundo, exalcalde de aquella ciudad, lo hizo en febrero de 2013. Los dos están imputados por la justicia.
Una situación similar afectó a Lluís Miquel Pérez, exalcalde de Reus, quien también está imputado junto con todo el Consistorio que presidió a raíz del caso Innova, el conglomerado de empresas públicas de la capital del Baix Camp.
“La dirección pasa, el partido sigue”
La crisis interna que vive el PSC no escapó del acto que organizó ayer Jordi Martí para presentar su candidatura a las elecciones primarias. El presidente del Grupo Municipal del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Martí, presentó su candidatura ayer por la tarde en la escuela Collaso i Gil y criticó que “los valores del PSC son mejores que los de su dirección”.
Martí también reivindicó el PSC de Reventós, Pallach, Maragall y Lluch y dijo que “la dirección pasa, el partido se queda”. En el acto presentó también el vídeo de campaña, en el que aparecen personas de renombre mostrándole su apoyo. Entre los participantes de la filmación destacan Josep Ramoneda, Joan Manuel del Pozo, Lluís Cabrera, Lluís Rabell y Montserrat Tura, entre muchos otros.
Martí, que también formaba parte de la Ejecutiva del PSC, fue el primero en anunciar que se presentaría a las elecciones primarias. Tras la polémica por la votación del Parlament, Martí lanzó un órdago y anunció que si el partido expulsa a los díscolos, él retirará su candidatura a las primarias.
La posición del PSC en el proceso soberanista ha sido también el detonante de otras bajas, como la de Jordi Martí, jefe de la oposición en el Ayuntamiento de Barcelona, o Marc Mur, alcalde de Flix. Los dos renunciaron voluntariamente en disconformidad con la postura oficial, aunque en el caso de Martí lo hubiera acabado haciendo porque el reglamento de las primarias del PSC de Barcelona le obliga a renunciar a los cargos orgánicos de manera temporal. Esa misma situación de renuncia por imperativo legal de las primarias es la que ha llevado a Jaume Collboni, portavoz del PSC, Rocío Martínez-Sampere y Laia Bonet a dejar la ejecutiva. Con todo, estas dos últimas dirigentes explicaron la semana pasada que actuaban así en disconformidad por cómo había gestionado el partido la crisis con el sector crítico.
Joan Ignasi Elena y la exconsejera Marina Geli fueron apartados de la ejecutiva del PSC y del resto de sus cargos orgánicos por la comisión de garantías del PSC el pasado día 20 junto con Núria Ventura. Los tres son parlamentarios autonómicos y han quedado rebajados a la condición de diputados rasos y enviados al gallinero de la Cámara. A estas expulsiones hay que sumar la de Fabián Mohedano, expulsado también de la ejecutiva por acudir a título personal el 14 de diciembre a un acto de Esquerra Republicana a favor de la consulta soberanista.
Al margen de los 44 miembros que tiene la ejecutiva, a esas reuniones de la dirección del PSC pueden acudir, entre otros, los miembros de la ejecutiva federal del PSOE. Los socialistas catalanes tenían dos miembros: los diputados en el Congreso Esperança Esteve y José Zaragoza, exsecretario de organización del PSC. Zaragoza renunció a ese cargo en el PSOE en septiembre de 2013 al verse salpicado por el caso del espionaje de la agencia Método-3 y, por tanto, quedó inhabilitado para acudir a la ejecutiva del PSC.
Antoni Balmón, secretario de acción politica del PSC, declinó ayer valorar la diáspora en la ejecutiva. “Las circunstancias son muy diversas, no tienen nada que ver”, dijo.
Al acabar la ejecutiva de ayer, Pere Navarro compareció ante la prensa para presentar una campaña a favor de mantener el redactado de la actual ley del aborto y en contra de la reforma que proyecta el Gobierno del PP. “Las mujeres parimos, las mujeres decidimos. Aborto legal”, dice el lema. Navarro tuvo palabras muy duras con la ley y dijo que suponía uno de los mayores retrocesos de la democracia.
También fue preguntado por la situación de los tres diputados críticos, a la espera de que se resuelva el expediente disciplinario, y no se privó de arremeter contra ellos. “Yo sé los compromisos a los que llegamos la noche que hicimos las listas electorales y no los han respetado”, dijo, para reprocharles así la deslealtad con su persona y el hecho de faltar a su palabra.
El líder del PSC explicó que al confeccionar las candidaturas de las últimas autonómicas actuó con voluntad de apertura del y ánimo de pluralidad. Por eso incorporó a los diputados del sector más catalanista, vino a decir, pero “con el compromiso de defender determinadas cuestiones, la línea ideológica y las decisiones de los órganos de dirección”, insistió.
Navarro acusa a los críticos del PSC de ser desleales y faltar a su palabra
Navarro se negó a pronosticar el expediente que tienen abiertos los tres diputados críticos. “Aunque cueste creer, el PSC es un partido garantista y yo no me pronunciaré”, dijo el líder socialista, quien pese a su moderación pública opina en privado que la única salida con los tres diputados críticos es la expulsión del PSC y del grupo parlamentario.
En la reunión de la ejecutiva de ayer volvieron a reproducirse las discrepancias con el sector crítico, muy diezmado tras las bajas voluntarias y las expulsiones. Los exponentes más claros de esa parte del PSC son el alcalde de Lleida, Àngel Ros, que dimitió del cargo de diputado el pasado día 15, y Daniel Font.
“Las posiciones están muy enrocadas. Ellos siguen insistiendo en que han de acatarse las decisiones de la mayoría y nosotros, que el partido ha de ser integrador y que hace falta refundar el PSC de verdad”, dijo un dirigente de los críticos.
Posiblemente una de las intervenciones más sorprendentes en la ejecutiva de ayer, al margen de un exabrupto que se le escapó al exdelegado del Gobierno Joan Rangel, fue la intervención de la diputada en el Congreso Esperança Esteve. Esta reprochó a la dirección la manera cómo había gestionado la crisis por no hacer un esfuerzo de integración y cargó directamente contra el portavoz parlamentario del PSC, Maurici Lucena. Y para acabar de rematarlo, explican fuentes de la ejecutiva, Esteve cuestionó que el compromiso del PSOE con la reforma federal de la Constitución fuera realmente sincero.
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