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El Escorial secreto

La arquitecta lleva años embebida en una investigación sobre El Escorial, donde ahora vive

María José Aranguren en su casa de El Escorial.
María José Aranguren en su casa de El Escorial.SANTI BURGOS

1. Calle Floridablanca. Recorrerla una mañana de verano a las 8.00 cuando tañen las campanas y recién regada. Es un prodigio de urbanismo, una charnela perfecta entre el monasterio (arquitectura herreriana del XVI) y la arquitectura urbana del XVIII de Juan de Villanueva. Funciona con entrantes y salientes que dan lugar a espacios distintos, jardincillos, la plaza Mayor...

2. Muro-banco de La Lonja delante del monasterio. Sentarse una mañana de invierno y observar cómo pasa la vida. Construido con una lógica impresionante, con solo tres sillas de piedra forma un banco para reposar, tumbarse. La piedra se repite, por eso estamos ante el primer edificio prefabricado: Juan de Herrera, un genio, optó porque viniera tallada de la cantera, en serie, en lugar de tallarla in situ, lo que acortó enormemente los tiempos y permitió que en solo 29 años se construyera algo tan grandioso. Una joya que me trae recuerdos infantiles.

3. Plataforma del Jardín de los Frailes. El punto de partida para construir el monasterio. En su muro, Felipe II se gastó lo que no tenía para hacer unos nichos donde guardar limones y naranjos en invierno. La parte de arriba es una plataforma vegetal abstracta, llena de boj y tierra apisonada con fuentes de agua... un espectáculo desde donde se ve Madrid en el horizonte.

4. Muro de la huerta del monasterio. Separa las huertas del monasterio del Bosque de la Herrería, por donde Felipe II, gran caminante y cazador, paseaba y cazaba. Mi propuesta: recorrerlo como si fueras ciego, poniendo la mano en este muro que rodea el monasterio, desde la puerta de Carlos III, y dejarse llevar por sus cerca de dos kilómetros, con subidas y bajadas, similar a una muralla china.

Un viaje interior

María José Aranguren (Madrid, 1958) forma estudio con su marido, José Gallegos, autores del Parador de Alcalá. Tienen en su haber numerosos premios. Profesora de Proyectos de la Politécnica lleva años de “viaje interior” alrededor del Escorial.

5. Las fuentes de la Herrería. Son una serie de cinco, repetitivas, y de ahí su valor: fuente del Seminario, de los Capones (la más bonita por escueta), las Arenitas, la Prosperidad y de la Ermita. Admirable su estrategia inteligente de hundirse en el suelo para encontrar el agua, como los pozos indios.

6. Finca del Castañar. Felipe II cercaba todas las fincas que compraba, y hay como 60 kilómetros de cercas. En lo más profundo de la Herrería, al fondo, está mi lugar preferido. Se juntan el agua, la piedra, el muro, la fuente, la sombra. Como un pequeño Bomarzo donde están todas las claves del monasterio, un Escorial en pequeño.

7. Pico del Fraile. Es una maravilla recorrerlo por la cerca que rodea la Herrería. Es un pico que arriba tiene una plataforma de piedras lunares. Es emocionante ver cómo conviven aquí el hombre y la naturaleza.

8. Puente del Arroyo del Infante. Alrededor del monasterio hay montones de sendas y caminos desde donde llegaba la piedra para construir. Los canteros se montaban sus puentecillos y pasos para llevar el agua que están ocultos, comidos por zarzas. Los hay de tres tipos: de una sola piedra donde solo cabe una persona, hasta de seis o siete. Este está en la Herrería y es de dos piedras iguales de 4,60 metros de longitud de una sola pieza. Una pasada.

9. Museo de Arquitectura. Para acabar recomiendo este lugar que está en los sótanos del monasterio y alberga una importante colección de maquetas, planos y útiles que usaban los canteros y los mecanismos. Hasta dibujos con las grúas que inventó Juan de Herrera y que gracias a sus inventos se hizo el monasterio.

10. Sede de la revista ‘Croquis’. De puertas abiertas, contiene la mejor colección de maquetas de la última arquitectura española (avenida de los Reyes Católicos, 9, El Escorial).

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