"En matemáticas no hay paro, pero tampoco 'glamour"
Llega puntualísima, con la agenda llena para las próximas horas. Ser la cara de las matemáticas españolas, es decir, presidir la mayor asociación de matemáticos en España, la Real Sociedad Matemática Española (RSME), da más trabajo del previsto. Prácticamente acaba de llegar de Casablanca, del primer congreso de matemáticas hispano-marroquí. Pero no estamos en un restaurante árabe por eso. ¿No dicen que las matemáticas están por todas partes aunque no se vean? Pues esta vez queríamos que se materializaran, y qué mejor para una geómetra -Gil lo es- que un sitio con mosaicos. Los de la Alhambra han dado para muchas horas de pensamiento. Aclarado el dónde, pasemos al quién: ¿Está aquí Olga Gil, 52 años, profesora de la Universidad de Valencia, por ser mujer? Esto saldrá ya cuando el dulce té a la menta cierre el almuerzo, lo mismo que el asunto que realmente ocupa el alma de esta investigadora: acaba de resolver, con su grupo, un problema con el que llevaban diez años. Pero eso a los postres.
La presidenta de los matemáticos sabe que lo suyo no da dinero, sino subidón
Gil habla más que come. Entre la ensalada de queso y los aperitivos árabes gana la ensalada, pero lo que manda es la conversación, que deriva hacia cómo limpiar la "mala imagen" de las mates. La clave: los padres: "Con la frase 'A mí también se me daban fatal' ellos sin querer legitiman el rechazo, y lo perpetúan". Otro tema estrella es la falta de estudiantes de ciencias. "Hay tan pocos alumnos que en 10 años, con las jubilaciones masivas, podría no haber relevo generacional. ¡Podemos encontrarnos con que falten profesores para secundaria!".
Llegamos al tagine y al cordero, que se quedarán fríos (una pena). Gil está absorta en el argumento, porque le preocupa hacer creer que la única salida de los matemáticos es ser profesor. Todo lo contrario: según un estudio de la propia RSME, prácticamente no hay paro entre los matemáticos. Las empresas buscan su creatividad a la hora de abordar y resolver problemas. ¿Qué pasa entonces? ¿Por qué no están llenas las facultades de matemáticas? "Es que la vida del científico es dura, y el esfuerzo no se compensa con admiración social; no tenemos glamour. Y no puedes mentir a los chicos diciéndoles que van a ganar como un futbolista". ¿Qué les dices? "La verdad: que me lo paso bien, que la investigación engancha muchísimo, que da un subidón...".
Su último subidón, en concreto, duró poco. El problema que ha caído es de hace 25 años y se cuenta rápido: cuáles son, sobre una esfera, las trayectorias que implican menos coste energético. Como con todos los problemas, la solución ha exigido "concentración total; todo lo que te lo impida te resta capacidad para investigar". Lo que lleva al tema de las mujeres. "En la sociedad actual, para ellas sigue siendo más difícil organizar la vida en torno a ese grado de exigencia". En la carrera hay más chicas, pero sólo el 30% se doctoran. Y sólo el 13% de los proyectos de investigación están dirigidos por matemáticas. ¿Bienvenida la discriminación positiva? "Con mucho cuidado y muy suavemente. Las medidas muy drásticas al final causan rechazo. Y es mucho peor escuchar, como se escucha a veces, 'está ahí por ser mujer". Repetimos un té que desaparece entre sorbos perfumados y que por primera vez deja tiempo, entre sorbo y sorbo, al silencio.
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