"Ninguna enemistad es eterna"
Abbas Abdi llega con una puntualidad inusual en Irán. Se nota que valora su tiempo y el de los demás. Le tiendo la mano a sabiendas de que está mal visto que hombres y mujeres se saluden de esta forma. Responde con naturalidad y cuando nos despidamos, será él quien repita el gesto. Es significativo en la evolución de este revolucionario que se encontraba entre los primeros estudiantes que asaltaron la Embajada de EE UU en 1979. "El resultado de la revolución no ha sido lo que soñábamos", admite antes de concluir las ensaladas. Pero no se ha arrepentido de su participación. "Hicimos lo que nos pedía nuestra conciencia".
A sus 52 años, su aspecto de vecino del quinto esconde una biografía que refleja como pocas los altibajos de la República Islámica. Fue uno de los ideólogos del movimiento reformista que llevó al poder a Mohamed Jatamí en 1997. También uno de los primeros desencantados. Tuvo que dejar la dirección del diario Salam, acusado de desatar las protestas estudiantiles de 1999. Fundó entonces el primer instituto de opinión, Ayandé (Futuro), pero cuando en 2002 publicó que el 74,4% de los iraníes era favorable a reanudar las relaciones con EE UU, le encarcelaron.
En 1979 asaltó la Embajada de EE UU en Irán. Hoy sólo desea democracia
Antes, este ingeniero químico especializado en polímeros y sociólogo autodidacta había dado el inusual paso de reunirse con Barry Rosen, uno de sus ex rehenes estadounidenses. Se ríe cuando le pregunto si le resultó difícil. "No tengo mal recuerdo", responde antes de mostrarse convencido de que "ninguna enemistad es eterna".
¿Por qué entonces es tan delicado el asunto de las relaciones con EE UU? Abdi deja el trozo de cordero en el plato y reflexiona antes de contestar. "Ambos nos percibimos como enemigos. EE UU considera a Irán como uno de los mayores peligros internacionales". En su opinión, se trata de una animadversión que "no tiene raíces históricas", sino que está motivada porque "Irán no acepta el sistema internacional que lidera EE UU".
Estamos en el segundo plato y Abdi no ha probado el agua. Llama un camarero y pide una cerveza con limón. Sin alcohol, única alternativa en la República Islámica. Se interesa por la mejor época para visitar España y hablamos del turismo, el petróleo español.
"Es una ventaja que no tengan petróleo; yo me alegro cuando baja su precio", señala sabedor de que supone el 80% de los ingresos de su país. "El petróleo de Irán es distinto que el de Noruega, en nuestro caso tiene el efecto adormecedor de la morfina, alucinógeno del LSD y embriagador del alcohol", explica recurriendo a un gusto por las metáforas que trae de cabeza a Maryam, la traductora. Atribuye a los ingresos del crudo muchas de las conductas erróneas de los políticos iraníes desde los tiempos del sah. "El Gobierno actual es el resultado de los elevados precios del petróleo, por eso su descenso ayudará a reducir los errores, aunque al igual que con la borrachera, nosotros también vamos a necesitar tiempo para superar los dislates cometidos".
No cree que Jatamí pueda ganar a Ahmadineyad en las próximas elecciones. "Si estuviéramos en un sistema democrático, bastaría con los votos, pero no es el caso, hace falta una capacidad de movilización que no tiene". ¿Y hay esperanza de que Irán se convierta en un país democrático? Abdi puntualiza que la pregunta es cuándo. "No soy adivino, pero estamos en camino, existe potencial, aunque tal vez nos lleve unas décadas. Ojalá alcanzáramos una democracia como la de España", concluye.
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