¡Salud!
Era el 14 de abril de 2005, un programa en directo, las gradas repletas de alumnos de la ESO. En la mesa estaba yo, invitada en calidad de espécimen exótico, no por escritora, sino por republicana. Antes de comenzar la entrevista, Fernando Schwarz pidió que levantaran la mano los estudiantes que supieran qué significaba aquella fecha, y se alzaron apenas cuatro brazos. Luego, al despedirnos, me dio un beso y, tan risueño y cariñoso como siempre, me dijo: anda, anda, que tenéis más moral que el Alcoyano...
Hoy, los alumnos de Secundaria quizás no sepan que cuando el Alcoyano perdía siete a cero pidió la prórroga, pero todos sabrán, al menos, que el 14 de abril es el título de una serie de televisión. Menos da una piedra. Sin embargo, los aspectos que vinculan nuestra democracia con la única que ha existido antes de ahora, desbordan el terreno de la ficción. Muchos temas no resueltos que acaparan los titulares cada dos por tres -relación Iglesia-Estado, defensa de la enseñanza y sanidad públicas, estatutos de autonomía, políticas de igualdad- fueron ya los grandes temas que la República intentó resolver. Aunque sus libros de texto no lo expliquen, los alumnos de la ESO deberían saber que los progresistas de entonces defendieron sus posiciones con argumentos que ellos mismos considerarían el abecé del Estado de derecho. Y que los golpistas del 36 empezaron a conspirar contra palabras como democracia, libertad, justicia o igualdad, el 15 de abril de 1931.
Por eso, aunque sigamos jugando en campo ajeno y -oficialmente al menos- perdiendo por goleada, seguiremos pidiendo la prórroga de un partido imprescindible para que España recupere la normalidad junto con su propia tradición democrática, basada en los valores que inspiraron el milagro republicano. A todos los que, 80 años después, comparten ese orgullo, ¡salud, hermanos!
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