_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pánico

Juan José Millás

Dios mío, esta semana llena de domingos, saturada de tardes, parece una sopa de pelos, una estación de tren de ningún sitio, un huevo podrido de dos yemas, un parto de septillizos prematuros, parece una muerte con moscas retroactivas, un entierro sin deudos, una noche polar, una hora eterna, una madrugada inoxidable, unos pantalones de tergal, una vajilla de duralex, un descampado con condones, una tienda de muebles de la periferia de Valladolid, un establecimiento de lámparas de un suburbio de Atenas, parece un alma de repetición, un temor cerebral, un tanatorio continuo, un hotel de tres estrellas de provincias, una floristería cerrada por defunción, parece un almacén de enciclopedias afligidas, esta semana llena de domingos, saturada de tardes, es como el departamento de contabilidad de una funeraria, como la sala de espera del fracaso, como la víspera de una biopsia, como una esquela desplegable, como una adolescencia infectada, como una mano con seis dedos o un ojo con 18 dioptrías, en eso ha devenido esta semana llena de domingos, saturada de tardes, en un cuarto de baño de hospital, en un corazón con el doble de sístoles que de diástoles, en una de maleta que pesa más cuanto más vacía, en un bidé a plazos, en un pánico con intereses, en una carta con matasellos del infierno, en una familia a su pesar, en un sexo sin ganas, en una citación judicial, en una bragueta de botones, en una idea opaca, en una derrama por obras, en unas sábanas con olor a ganado, en una reunión de vecinos de Seseña, en un desahucio, un desalojo, un ascensor sin espejo, un zumo de albañal, unos parientes de Zamora, un parchís sin fichas, un pasillo de la muerte, un libro leído y releído, un poema agotado, una reencarnación, un bulto en el pecho, una caída. Esta semana llena de domingos, saturada de tardes, es una verdadera mierda.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_