El viejo papiro se hace digital
El portal Dvctvs pone en Internet dos grandes colecciones de manuscritos
Qué destino más sensacional el de este pequeño fragmento de papiro. Fue lanzado a los vertederos de la ciudad grecorromana de Oxirrinco en Egipto en los primeros siglos de nuestra era. De allí lo rescataron en el siglo XIX los cazadores de papiros ?quién sabe si no fue el avispado ojo de Sabr'Said, el chaval de ocho años que trabajaba para Greenfell y Hunt? y fue a parar a manos de los jesuitas. El salto final lo ha dado ahora: es uno de los 400 papiros que pueden consultarse en el portal Dvctvs dedicado a poner en la red los papiros de las dos colecciones más importantes del país, las de la Abadía de Montserrat y la del archivo de los jesuitas en Cataluña.
Cuando acabe el proceso de catalogación y digitalización, en unos dos años, el portal, dirigido por Alberto Nodar, dará acceso a unos 3.500 manuscritos -mayoritariamente en papiro, aunque también hay pergamino, papel, tela y fragmentos de cerámica (óstraca) y los dramáticos papiros carbonizados: son cosa de verse, guardados en cajas de puros como carbón historiado capaz de volver a encenderse para devenir brasa del conocimiento-.
Los textos, desde fragmentos del tamaño de una uña a todo un códice de pergamino del siglo V con los Evangelios, están escritos en diferentes lenguas (egipcio demótico, hierático y jeroglífico, copto, árabe, latín, hebrero y siríaco) y abarcan un amplio abanico temporal, del siglo VII antes de Cristo al X de nuestra era. En cuanto a las materias, van de textos literarios y religiosos a simples (pero tan elocuentes) sobre la vida cotidiana del pasado)recibos y facturas, pasando por contratos, cartas y la petición de apertura de testamento del papiro griego citado al inicio. Aviso para navegantes: que no se entusiasme quien no lea griego (no hablemos ya del copto), pues los textos se transcriben en el idioma original, sin traducción.
Dvctvs, creado y gestionado por la Universidad Pompeu Fabra, lanza al universo digital dos colecciones papirológicas indisolublemente ligadas cada una a sendos grandes personajes que aunaron ciencia y religión. La de la abadía de Montserrat, de más de 1.500 piezas, fue adquirida en su mayor parte por el famoso yaventurero padre benedictino Bonaventura Ubach (1879-1960). La de la Compañía de Jesús, de más de 2.000 manuscritos, fue adquirida por otro gran sabio, el padre José O'Callaghan (1922-2001) gracias al mecenazgo de su cuñado, Josep Palau-Ribes (que es el que da nombre al fondo).La primera está practicamente estudiada y catalogada pero no así la segunda, en la que el proceso actual de investigación puede dar lugar a algunas sorpresas y hallazgos, según señala el director de Dvctvs, Alberto Nodar.
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