Millás y Bosé, dos fans de los videojuegos... que no juegan
Participan en un debate en el encuentro Gamelab de Barcelona
Gamelab, el encuentro sobre la industria del videojuego que se celebra en Barcelona, invitó a dos ignorantes de este mundo para hablar de la relación entre la cultura y el universo digital. Pero no se trataba de dos ignorantes cualesquiera: el escritor Juan José Millás y el músico Miguel Bosé. Como anfitrión del coloquio Gonzalo Suárez Girard, pionero español de la industria del videojuego.
En un repleto auditorio, Millás empezó admitiendo que su ignorancia en el tema le resultaba frustrante porque es un mundo que le interesa. El primer culpable de su lejanía era él mismo, dijo, pero también la achacó a cierto carácter narcisista de este mundo "que no te viene al encuentro".
Millás recordó que en su juventud la lectura estaba mal vista. "A los padres y a los profesores les preocupaba que el hijo se quedara en casa leyendo, pensaban que le pasaba algo". Ahora, prosiguió, la lectura en los jóvenes es algo que parece bien a todo el mundo y es el joven encerrado jugando con la consola el que preocupa a los padres, a los profesores "y hasta es posible que al ministro del Interior". Desde la perspectiva del creador, y no del usuario, Millás defendió que el videojuego permite grandes desarrollos narrativos y lamentó cierta limitación temática, "le falta entrar en otro tipos de contenidos". "Siendo un gigante -supone el 60% de la industria del ocio- es un gigante oculto, ignorado por los medios culturales".
Miguel Bosé se declaró procedente de la generación analógica pero muy interesado en el universo digital. El cantante aseguró que este planeta digital ha supuesto el desbordamiento de la oferta musical, que se multiplica y aludió a "intrusiones que ponen en riesgo el futuro de un modo creativo que no sabe por dónde salir". Comparó la creación musical para los videojuegos con las bandas sonoras. En ambas la música añade emoción. Bosé explicó que hace tiempo se acercó a la creación musical para el cine pero que la matemática que exigía ajustarse a los tiempos de las escenas...le asustó. "El videojuego es algo muy físico que pide habilidades y reflejos enormes. En el fondo, a muchos nos hace sentir pequeños, acomplejados".
Gonzalo Suárez que insistió en la necesidad de que los creadores se organizaran para defender su trabajo pero evitando maniqueísmos muy en boga, admitió que el videojuego abduce de forma envidiable al usuario y tiene una atracción inquietante. Gonzalo Suárez despidió con simpatía a sus dos invitados, que no juegan, "porque son ejemplares de una especie en extinción". Fue entonces cuando Bosé recordó haber jugado a Myst.
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