Al rescate del caimán llanero en Colombia
La Fundación Biodiversidad y la Asociación Chelonia inician un plan de conservación del cocodrilo en mayor peligro de extinción
El cocodrilo del Orinoco, endémicó de los Llanos de Colombia y Venezuela, está considerado como especie en peligro crítico de extinción a nivel mundial según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). A partir de ahora esta esepcie (Crocodylus intermedius) contará con un programa de conservación y manejo coordinado por científicos españoles y colombianos, financiado por la Fundación Biodiversidad y que se desarrollará en la región oriental colombiana.
El caimán llanero, como también se denomina localmente, está considerado como el cocodriliano más amenazado del mundo; en los escenarios que describe en muchas de sus novelas García Márquez, apenas quedan 105 ejemplares en libertad, repartidos en cuatro núcleos, según los censos que se llevaron a cabo entre 1993 y 1996.
De la biología, ecología y estado de poblaciones de este reptil, que llega a medir siete metros, se conoce muy poco, lo que justifica la necesidad de realizar investigaciones sobre la especie, afirma Manuel Merchán Fornelino, director de la Asociación Chelonia y profesor de biología de la Facultad de Biología de la I.E.Universidad (Segovia).
Las principales causas de su desaparición fueron la caza para comerciar con sus pieles entre 1929 y 1960. Esta crítica situación obligó a la Administración colombiana a imponer la veda entre 1965 y 1968, precisa Antonio Castro, biólogo español encargado de coordinar los trabajos sobre el terreno. En 1975 el cocodrilo del Orinoco pasó a formar parte del Apéndice I del Convenio CITES encargado de la regulación del comercio de internacional de especies silvestres, y en 1984 la UICN lo situó entre las 12 especies de vertebrados más amenazadas.
Otra de las graves amenazas con las que se enfrenta actualmente este reptil es la destrucción de su hábitat, aseguran los biólogos. El programa se realizará en una región con una superficie aproximada de 260.000 kilómetros cuadrados, recorrida por grandes ríos de la cuenca del Orinoco (de la cual forman parte el Meta, Arauca, Casanare, Vichada, Inirida y Guaviare, entre otros), en ecosistemas de sabana característicos de esta zona. La especie requiere lagunas y ríos de gran caudal, con playas de puesta adecuadas para la nidificación.
Los planes de cría en cautividad comenzaron en 1971, actualmente existen unos 250 ejemplares subadultos en cautividad en Colombia. Ahora este programa de acuerdo con la Estación Biología Tropical Roberto Franco de la Universidad Nacional de Colombia estudia las mejores áreas para la reintroducción. Según Merchán, dentro de las actividades del proyecto, se llevarán a cabo estudios socioeconómicos en los cuatro departamentos indicados, para garantizar en lo posible la viabilidad del proceso de establecimiento de nuevas poblaciones en estado silvestre.
Entre los beneficios que traería la recuperación de este animal, según los científicos, está la regulación de la población de pirañas, la contribución al drenaje de cauces, el reciclaje de nutrientes, la mantenimiento de la estructura y dinámica del ecosistema, así como el fomento de empleo, con los zoocriaderos para comercio de pieles y productos derivados, junto con el ecoturismo.
La iniciativa se encuadra dentro de los objetivos del Programa Nacional de Conservación del cocodrilo del Orinoco del Ministerio de Medio Ambiente de Colombia, y cuenta con el apoyo de organizaciones como la Fundación Conservación y Desarrollo Forestal (CDF-Colombia) y la Corporación Áreas Naturales Protegidas (ANP-Colombia). El objetivo conjunto de todas las instituciones involucradas en esta ambiciosa iniciativa de conservación y desarrollo es impulsar la recuperación de una de las especies más amenazadas del mundo.
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