El pederasta de Wisconsin pudo seguir con los abusos tras su retiro
La Iglesia no actuó contra el padre Murphy a pesar de las repetidas denuncias
El sacerdote acusado de abusar de 200 niños sordos en una escuela cerca de Milwaukee, en el Estado de Wisconsin, utilizó una casa de campo familiar, en la localidad de Boulder Junction, para cometer parte de sus abusos y podría haber seguido con ellos allí tras su jubilación. El padre Lawrence Murphy, que en 1974 fue forzado a retirarse sin que sus superiores informaran de sus delitos a la policía, se refugió entonces en esa misma residencia donde había atraído a niños para abusar de ellos, según ha revelado el diario The New York Times, citando documentos internos de la Iglesia Católica.
Esto demuestra que Murphy no solo abusó de cientos de menores de la escuela para niños sordos, lo cual ocurrió entre 1960 y 1974, sino posiblemente de otros. Dos personas de la región Northwoods, donde se encuentra la casa, han acusado al cura de abusos: uno en la propia vivienda y el otro en un centro de detención juvenil cercano, ocurrido en 1978.
Ignoró la prohibición de acercarse a niños, dice la Archidiócesis de Milwaukee
El Vaticano señaló que había mostrado "una aparente buena conducta"
Julie Wolf, portavoz de la Archidiócesis de Milwaukee, ha explicado que al religioso se le impusieron algunas restricciones después del escándalo de 1974, entre otras, la de no tener contacto con niños, pero el sacerdote "las ignoró": "Trataron de convencerle a lo largo de los años, pero sin éxito", añadió. De hecho, Murphy interactuó libremente con niños (en clase de Religión en el instituto e, incluso, en excursiones al aire libre) hasta su muerte en 1998.
El caso de Murphy ha salpicado al Vaticano, inmenso en una marea de denuncias por abusos protagonizados por sacerdotes y después de que el propio The New York Times sacara a la luz unos documentos que dicen que el Papa conoció este caso en 1996, cuando dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe. Pocos meses después ordenó a los obispos comenzar un juicio canónico secreto que podía haber llevado a la expulsión de Murphy. Pero el ahora Secretario de Estado en Roma, Tarcisio Bertone, detuvo aquella orden. Escribió a Ratzinger pidiéndole que dejara morir a Murphy en paz. Aquella petición refleja cierta tensión entre el obispado local y el Vaticano. Según el Times, los responsables de la Archidiócesis de Milwaukee fueron los que impulsaron que el Vaticano actuara contra Murphy.
Pero el Vaticano argumentó que el sacerdote había mostrado "una aparente buena conducta" desde que dejó la escuela para niños sordos. Sólo en apariencia. Donald Marshall, que ahora tiene 45 años, sostiene que el sacerdote intentó tocarle los genitales en 1978, cuando tenía 14 años y pasaba sus días en un centro de detención de menores que visitaba Murphy como obra de caridad.
Marshall asegura que cuándo relató el suceso a uno de los responsables del centro, este le dijo que había habido más quejas contra el sacerdote y que las autoridades eclesiásticas habían sido informadas. Finalmente, presentó una demanda contra la archidiócesis el año pasado.
En otra carta enviada en 2002 al obispo Raphael Fliss, un profesor de 52 años acusó a Murphy de haber abusado de él en su cabaña junto al lago cuando era monaguillo. Pedía 25.000 dólares de compensación. El pasado martes, el arzobispo Jerome Listecki dijo durante una misa: "Los errores no los cometieron en Roma en 1996, 1997 y 1998; los errores se cometieron aquí, en la Archidiócesis de Milwaukee, en los setenta, los ochenta y los noventa. Los cometió la iglesia, las autoridades civiles y los obispos. Y por eso, pido perdón".
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