Una pareja perfecta
Gerald y Kate, cultivados y bien parecidos, eran admirados por su entorno
Gerald McCann, 39 años, prometedor cardiólogo del Hospital Glenfield, uno de los tres centros médicos dependientes de la Universidad de Leicester (en la Inglaterra central), y Kate Healy, de 38 años, médico de familia del ambulatorio de Melton Mowbray, una localidad de 30.000 habitantes a unos veinte minutos de esa capital, son una pareja perfecta. Los datos de su biografía son tan normales y perfectos como sus cuerpos de deportistas. Casados en 1998 por la Iglesia católica, batallaron con la ciencia médica hasta conseguir ser padres, gracias a la fecundación in vitro. Cuando se quedó embarazada de Madeleine, Kate McCann acababa de incorporarse al centro médico de Melton Mowbray. Su marido llevaba ya tres años como médico residente del hospital de Glenfield. La suya parecía una carrera prometedora. Tan importante para la pareja que no dudaron en trasladarse a Holanda para perfeccionar su especialidad y añadir un dato de calidad a su currículo.
"Sus pacientes la adoran, es comunicativa y cariñosa", dicen de Kate en su trabajo
Hijo de una familia numerosa de Glasgow, unida como una piña, Gerry, el menor de cinco hermanos, recuperó su puesto en el hospital de Glenfield doce meses después de dejarlo. Los McCann se instalaron en Quenibourgh, un pueblecito no lejos de la capital del condado de Leicester. Allí nacieron, también por fecundación in vitro, los gemelos Amelie y Sean, que ahora tienen dos años.
Quizá la casa les resultara pequeña, o sería la lógica aspiración a una vida más cómoda lo que les llevó a trasladarse a una estupenda casita en otro pueblo de la zona, Rothley. Un lugar tranquilo y próspero de la Inglaterra más auténtica. Lejos de la sociedad mestiza de Londres o Leicester, Rothley ofrece un panorama monocolor: sólo transitan por sus calles ingleses civilizados e impenetrables, que se saludan cortésmente al entrar en la biblioteca, el club de tenis o en alguno de sus dos o tres pubs.
Los McCann llevaban once meses en su nuevo domicilio, al final del pueblo, pasada la iglesia católica y el cementerio, cuando organizaron sus vacaciones en el Algarve. No iban solos. Viajaban con otras tres parejas, y entre todos sumaban ocho niños.
En el ambulatorio de Melton Mowbray todos recuerdan a Kate McCann con cariño. "Trabaja sólo dos días a la semana, desde que nacieron los gemelos. Sus pacientes la adoran, es comunicativa y cariñosa", dijo una de las pocas compañeras que se atreven a atender a la prensa. En el hospital de Glenfield, el servicio de prensa no tuvo inconveniente en facilitar datos sobre el doctor McCann. "Lleva siete años trabajando aquí".
En Rothley viven también los tíos de Kate, Brian y Janet Kennedy, que han actuado como portavoces y albaceas de la fundación creada como una empresa por los McCann nada más producirse la desaparición de la niña. En la misma fundación figura como director Douglas Skehan, jefe del departamento de cardiología del hospital Glenfield de Leicester. Todos cerraron filas para apoyar y sostener a la pareja en la tremenda prueba de la pérdida de su hija.
Es difícil saber lo que pasará en estos momentos por la cabeza de todos ellos. Por la cabeza de los compañeros y de los pacientes del doctor McCann, de los amables ancianitos que cuidaba Kate con tanta dedicación. Todos seducidos y abandonados por esta pareja perfecta.
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