El paciente sufre las esperas y la descoordinación
La mayoría de los ciudadanos cree que la atención sanitaria no es equitativa
La valoración que los ciudadanos hacen del sistema sanitario mejora cada año, pero saben que hay importantes campos en los que avanzar. Así lo demuestran dos estudios recientes. Por un lado, el Barómetro Sanitario 2010, que ayer presentó la ministra de Sanidad, Leire Pajín; por otro, el informe de la Defensora del Pueblo, María Luisa Cava de Llano. Ambos coinciden en que hay preocupación por las esperas y la falta de coordinación entre las comunidades.
En el lado positivo, los ciudadanos dan al sistema sanitario un 6,57 sobre 10 (en 2005 era de 6,14). En Cataluña, donde se prevén fuertes recortes, la nota era del 6,49. Esta aceptación se confirma con una mayor disposición a acudir a un centro público que a uno privado.
Un hombre murió por no llevarle al centro más cercano de otra comunidad
Pero todavía uno de cada cuatro ciudadanos (el 26,10%) cree que el sistema funciona mal o muy mal (en Cataluña son el 28,25%). De ellos, unos cuantos -536- acudieron en 2010 al Defensor del Pueblo, según el informe que remitió la semana pasada a las Cortes. Y en él hace hincapié en las debilidades del sistema.
"La diversidad con relación a las prestaciones sanitarias que ofrecen los distintos servicios autonómicos de salud es un aspecto que los ciudadanos difícilmente llegan a comprender", afirma el texto. Y citan el calendario de vacunación, la salud mental, enfermedades raras o poco frecuentes, tratamiento de la fibromialgia y fatiga crónica, diagnóstico genético preimplantatorio, cuidados paliativos y tratamiento del dolor, aplicación de técnicas de reproducción humana asistida a personas con VIH, catálogos de prestaciones ortoprotésicas, atención bucodental, cirugía de reasignación de sexo, daño cerebral sobrevenido, atención podológica a pacientes diabéticos, terapias contra el tabaco y ayudas a personas celiacas. Esta situación se refleja en que solo el 43,8% de los encuestados en el Barómetro cree que la atención no depende de la comunidad en que viven.
La fragmentación del sistema es otra de sus quejas. La Defensora se queja de la "descoordinación interadministrativa" y de que "hay que seguir lamentando el hecho de no poder contar con datos armonizados referidos a todas las comunidades autónomas".
Quienes lo sufren son los pacientes. "Singular referencia" merece la situación de una paciente de Madrid, "sometida a un estricto tratamiento farmacológico, quien, en el curso de su estancia temporal en Andalucía [...] agotó la medicación que portaba". "Según la interesada, se personó, en varias ocasiones, en un centro de salud y en un servicio de urgencias de atención primaria, para formalizar una receta médica que le permitiera la administración de la medicación diaria e ineludible [...], limitándose los profesionales a señalar que residía en otra comunidad autónoma", apunta el informe de la Defensora.
Hay más: "Paradigma de la pasividad de la Administración" es el de "una persona que sufrió un aneurisma de aorta en La Adrada, de Ávila, y que fue trasladado al Complejo Hospitalario de Salamanca, distante 174 kilómetros de dicho municipio, donde falleció poco después de su ingreso, aun cuando existía un hospital más cercano con servicio de cirugía vascular, en concreto en Madrid, distante 75 kilómetros del domicilio familiar", denuncia la Defensora.
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