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Un laboratorio 'resucita' genes de una especie extinguida hace 70 años

Fragmentos de ADN del tigre de Tasmania funcionan en ratones - Los investigadores creen que en el futuro será posible revivir dinosaurios

En un laboratorio de Australia hay un ratón con cartílagos de tigre de Tasmania. El animal ha sido creado por científicos de la Universidad de Melbourne, y es el primer ser vivo que contiene genes de una especie que se extinguió hace más de 70 años. El tilacino o tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus) era un marsupial carnívoro que no pudo soportar la presión humana ni la competencia de otras especies introducidas en su hábitat australiano.

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El último ejemplar murió en el zoológico de Hobart (Tasmania) en 1936. Pero varias muestras -entre ellas fetos obtenidos en 1866 tras el sacrificio de una hembra- fueron conservadas en alcohol. A partir de ahí se sacado el ADN, y, en colaboración con el profesor de genética molecular de la Universidad de Tejas, Richard Behringer, se han introducido en los embriones de ratón.

Los científicos australianos han recuperado el material genético que controla la creación de cartílagos (el gen Col2a1). Luego, inyectaron estos genes en el núcleo de las células de embriones de ratón de nueve días, y dejaron que se desarrollara. El resultado es un híbrido, con todos los genes de ratón y uno del tigre de Tasmania. El experimento ha sido publicado en la revista digital PLOS.

Uno de los científicos, Andrew Pask, ha dicho que el trabajo es sólo el primer paso. Si en vez de resucitar sólo un gen se hace lo mismo con un conjunto de ellos, se podrían acercar a especies desaparecidas, como mamuts, dinosaurios e incluso el hombre de neandertal, de los que hay abundancia de material genético bien conservado. "No me cabe ninguna duda de que se podrá traer de nuevo a la vida una criatura completa del pasado", ha declarado. El investigador apunta a otras posibilidades, como crear quimeras de animales ya desaparecidos con otros existentes. Por ejemplo, un ratón con alas de pterodáctilo, ha dicho Pask.

Pero aparte de estos guiños a la ciencia ficción, los investigadores creen que el trabajo puede tener aplicaciones en la ciencia actual. Podrían descubrirse propiedades de genes que la evolución ha eliminado, pero que tengan utilidad terapéutica para tratar enfermedades o mejorar especies.

Sin embargo, estos avances y la posibilidad de ir marcha atrás en el tiempo no son una garantía que permita abandonar la protección de los animales en peligro de extinción. "Absolutamente, no. La desaparición de especies es una tremenda preocupación científica, sobre todo en Australia, donde tenemos el peor récord al respecto", ha dicho otra de las investigadoras, Marilyn Renfree.

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