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El calentamiento del Polo Sur sorprende a los científicos

La temperatura sube en la Antártida en contra de lo previsto

Javier Sampedro

Los climatólogos creían hasta ahora que todo el planeta se estaba calentando con la excepción de la Antártida, y que la mayor parte de este continente se estaba enfriando. Científicos de la NASA y la Universidad de Washington acaban de demostrar, combinando los datos de satélites y estaciones en tierra, que no es así. Durante los últimos 50 años, la Antártida se ha estado calentando a un ritmo parecido al del resto del mundo.

"Se aceptaba el calentamiento de una zona relativamente menor del continente, la península Antártica", dice el principal autor del trabajo que se presenta hoy en Nature, Eric Steig, director del Centro de Investigación del Cuaternario de la Universidad de Washington. "Pero se creía que todo lo demás se estaba enfriando, y esto incluía la Antártida Occidental, que es la plataforma de hielo más susceptible a un futuro colapso".

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"Pero la gente estaba calculando de cabeza", prosigue Steig. "Nosotros hemos hecho las matemáticas con cuidado, en vez de usar el reverso de un sobre, y añadiendo los datos del satélite". La plataforma occidental se alza unos 1.800 metros sobre el nivel del mar -mucho menos que los 3.000 metros de la oriental-, y tiene un tiempo más suave que el resto del continente, con tormentas relativamente templadas y muchas más precipitaciones (en forma de nieve, desde luego). Considerado todo, la Antártida Occidental se ha estado calentando una décima de grado centígrado por década desde 1957, o medio grado de promedio en los últimos 50 años.

Los efectos del cambio climático han sido menos homogéneos en el Polo Sur que en el Norte. Las temperaturas de la superficie del Ártico han subido el doble que las del Antártico -y que las del resto del planeta, de hecho-, y su deshielo ha sido mucho más acusado. Pero las evidencias más recientes apuntan a que el calentamiento antártico bulle latente bajo la fría calma.

Por ejemplo, los últimos datos con núcleos o testigos de hielo (muestras cilíndricas extraídas de profundidad) ya indicaban que la franja antártica occidental se ha calentado en los últimos 50 o 100 años mucho más de lo que marcan los instrumentos de superficie.

Del mismo modo, varios de los gigantescos glaciares que constituyen la hoja occidental se han acelerado y están contribuyendo al creciente nivel del mar planetario. Y ya era sabido que el calentamiento de la península Antártica (3 grados desde 1950) era el más rápido registrado en el mundo, con consecuencias tan espectaculares como el desplome de las barreras Larsen en las dos últimas décadas. Los cambios biológicos asociados a este desplome tienen pocos precedentes en tiempos históricos.

Andrew Monaghan, del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos, y David Bromwich, de la Universidad estatal de Ohio en Columbus, confirman que la actividad humana contribuye a este calentamiento.

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