Cuando el beneficio no es el fin
Las entidades que no persiguen rentabilidad económica generan el equivalente al 2% del PIB en España.- Los voluntarios suponen más del 60% de los 'trabajadores' de este tipo de asociaciones y fundaciones
No persiguen el beneficio económico pero mueven 25.000 millones de euros al año, una cifra que equivale aproximadamente al 2% del Producto Interior Bruto español. Es el tercer sector no lucrativo, así llamado en contraposición a los sectores público y privado, y que agrupa a entidades autónomas que no reparten beneficios y tienen participación voluntaria. Los datos se extraen del informe Las grandes cifras de la economía social en España, publicado por el Centro Internacional de Investigación e Información sobre la Economía Pública, Social y Cooperativa (Ciriec), con datos recogidos en 2008 de fuentes como el INE o el Banco de España, además de encuestas a asociaciones y fundaciones. Del estudio se desprende que estas entidades dinamizan la economía y generan empleo, y lo hacen en gran medida gracias a la actividad de los voluntarios, que representan más del 60% de su fuerza de trabajo.
Las cifras del sector en España
Asociaciones registradas: 317.000
En activo: 151.000
En activo de acción social: 27.300
Fundaciones sin ánimo de lucro: 4.240
Fundaciones sin ánimo de lucro de acción social: 1.600
Personas remuneradas: 530.000
Personas remuneradas (excluyendo las entidades singulares): 485.000
Proporción de mujeres entre las personas remuneradas: 73,9%
Discapacitados entre los remunerados (excluyendo entidades singulares): 9%
Contratos fijos o indefinidos: 54%
Contratos temporales: 14,7%
Contratos por obra o servicio: 24,8%
Otros tipos de contratos: 6,5%
Proporción de financiación pública (excluyendo entidades singulares): 61,3%
Financiación privada (excluyendo entidades singulares): 23,9%
Financiación propia (excluyendo entidades singulares): 14,8%
Volumen de actividad económica de las asociaciones: 22.600 millones de euros
Actividad económica de las fundaciones (excluyendo la obra social de las cajas de ahorro): 2.820 millones de euros
En España hay un millón de voluntarios en el campo de la acción social y cuatro millones en el conjunto del sector
Los empleados remunerados en las organizaciones no lucrativas constituyen casi el 3% de la población activa
Asociaciones y fundaciones contribuyen de forma determinante al mantenimiento y desarrollo del Estado del bienestar
A pesar de la crisis, en los últimos tres años ha aumentado el número de personas contratadas y de voluntarios
Trabajar y no cobrar por ello. Dedicar parte del tiempo libre a perseguir el provecho de un desconocido. Es lo que hace el millón de voluntarios que en España colaboran en el ámbito de la acción social, o los casi tres millones que participan en actividades de cultura, deporte y ocio.
El presidente del Ciriec, José Luis Monzón, asegura que ese volumen económico de 25.000 millones (no puede hablarse de ventas, al considerarse entidades de no mercado) "está infravalorado, ya que la contabilidad refleja solo los gastos fácilmente medibles en unidades de mercado". Es decir, que no se tiene en cuenta el trabajo inmaterial de los voluntarios. "Si usted, yo y 20 más construimos gratis et amore una iglesia, por ejemplo, eso sí se contabiliza porque es una formación bruta de capital fijo. Pero no si damos clases a niños pobres ocho horas a la semana sin cobrar", ilustra Monzón.
Esa gran plataforma de acción para el voluntariado se compone de asociaciones (como las ONG) y de fundaciones privadas cuya constitución jurídica les prohíbe el reparto de beneficios, por lo que si tienen excedentes deben reinvertirlos en la actividad que desarrollan. Una actividad que puede ser ecológica, deportiva, cultural... o puede tener como fin la integración de colectivos humanos excluidos o en riesgo de exclusión, en cuyo caso se habla de tercer sector de acción social.
Cáritas, una de las ONG españolas con más presupuesto y perteneciente a la Iglesia católica, gastó 230 millones de euros en diversos programas de ayuda a los necesitados en 2009; los voluntarios constituyeron el 93% de su personal. Su secretario general, Sebastián Mora, describe así la organización: "No es que tengamos voluntarios para ayudarnos en nuestros proyectos, es que existimos gracias al voluntariado; las personas que cobramos estamos al servicio de mantener esa estructura que es para el voluntario". Este análisis sobre el peso del voluntariado puede extrapolarse a la práctica totalidad de las entidades del sector.
En el libro Las cuentas de la economía social (Civitas Ediciones, 2009), patrocinado por la fundación ONCE, el catedrático y economista José Luis García Delgado estima que el trabajo de los voluntarios equivalía en 2005 aproximadamente al del 2,5% de los asalariados en España. Se trata de un fenómeno en alza que se repite en casi toda la Unión Europea. Tan significativa es la acción de estos trabajadores desinteresados que la sociedad se resentiría si un día todos se pusieran de acuerdo para no actuar.
En el Servicio de Asistencia Municipal de Urgencia y Rescate (Samur) de Madrid, por ejemplo, echarían en falta a Francisco Carvajal. Voluntario desde 1992, asegura que es el que que acumula más horas de servicio sin cobrar. Orgulloso de la labor que realiza, cuenta que hace hasta 3.000 horas al año: "Doy todo el tiempo que me piden y que puedo dar. Hasta el momento no he tenido problema para compatibilizarlo con mi trabajo, no me ponen pegas".
Empleo remunerado
Los empleos remunerados son otro buen indicador para calibrar la importancia de las entidades sin ánimo de lucro. En España, solo la acción social da trabajo a 530.000 personas, un 2,7% de la población activa, según datos del anuario publicado en 2010 por la fundación Luis Vives y la Obra Social de Caja Madrid. El porcentaje no es, sin embargo, tan elevado como en los países europeos donde este movimiento está más desarrollado. Los datos que facilita el presidente del Ciriec lo corroboran: en Bélgica, por ejemplo, alcanza el 5,4% de la población activa; en Francia, el 5%; en Holanda, el 8%.
Pero no se trata solo de los empleos directos, o de que el voluntariado pueda convertirse a veces en trampolín hacia un puesto de trabajo debido a la acumulación de experiencia de quien lo practica. También ha de observarse la capacidad multiplicadora de generación de empleo del tercer sector gracias, por ejemplo, a las empresas de inserción laboral, que favorecen la contratación de personas en riesgo de exclusión.
Es el caso de José Gómez Peña. Duerme cada noche en el centro penitenciario de Córdoba y es empleado de Solemccor, una empresa de inserción perteneciente a Cáritas, dedicada a la recogida de papel y cartón. Tiene 29 años y lleva cinco en la cárcel. Con el tercer grado y una pulsera para estar localizado le era muy difícil encontrar empleo. "Todos me decían que no en cuanto les enseñaba el papelito de la prisión", asegura. Solemccor le ha dado formación como conductor de camiones y le dará trabajo hasta un máximo de tres años. Con los 1.000 euros netos que cobra al mes mantiene a su mujer, en paro, y a sus dos hijas.
Como José hay ex drogodependientes, personas maltratadas, parados de larga duración... En Solemccor explican que antes de la crisis el 80% de sus trabajadores encontraban empleo en otra empresa. Ahora la cifra ha disminuido bastante, pero los tres años de contrato asegurado suponen un buen colchón a la espera de tiempos mejores. Y esto no sería posible si no existiera un convenio con la empresa municipal Sadeco.
La colaboración entre empresas y entidades del tercer sector es importante. El presidente de Ciriec afirma que aunque esta práctica está aumentando, "todavía no es muy frecuente pero sí muy deseable. Sobre todo en el desarrollo de la economía local. Todo lo que sea acercar la acción empresarial a las necesidades reales de la población en los mercados locales es muy beneficioso". Además, cada vez más empresas cuentan con programas de Responsabilidad Social Empresarial, cuyo objeto es conciliar el crecimiento y la competitividad con el desarrollo social y la mejora del medio ambiente.
Y si la relación con las empresas es conveniente, con los organismos públicos es fundamental. Las entidades del tercer sector de acción social y las administraciones se necesitan mutuamente. Aquellas complementan a estas en el mantenimiento y desarrollo del Estado del bienestar, mientras que los entes públicos aportan más del 60% a la financiación de las primeras. Los otros dos canales financieros son las donaciones y los recursos propios.
A pesar de la crisis, la evolución de la acción social en los últimos tres años en cuanto a personal remunerado (ha aumentado en el 67% de las entidades) y en cuanto a voluntariado (ha crecido en el 46% de los casos y se ha mantenido en el 43%), hace que estas organizaciones sigan teniendo buenas expectativas de futuro. En palabras del sociólogo Joaquín García Roca, con motivo del Congreso Estatal del Voluntariado, el 2 de diciembre, "la movilización social será un factor decisivo para una salida digna y humana de la situación actual".
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