Sequía sin precedentes en el Amazonas
Dos equipos espaciales de la NASA observan la reducción de las áreas verdes en la selva
El verano pasado hubo una sequía sin precedentes en el Amazonas y dos equipos espaciales de la NASA observaron sus efectos. La selva no recuperó su estado normal hasta bastante después de terminar el período seco, a finales de octubre de 2010. "El verdor de la vegetación, que es una medida de su salud, disminuyó en un área superior a tres veces y media el Estado de Texas", explica Liang Xu (Universidad de Boston), que lidera la investigación.
La sensibilidad a la sequía de la selva amazónica se está estudiando intensamente. Los modelos de proyección climática indican que en el futuro el aumento de las temperaturas y la alteración de los patrones de precipitaciones pueden disminuir la humedad en la región, provocando una sustitución de la selva húmeda por vegetación tipo sabana leñosa o praderas, explican los expertos de la NASA. Esto supondría la emisión a la atmósfera del carbono almacenado en la madera putrefacta, lo que aceleraría el calentamiento global. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), de Naciones Unidas, ya alertó acerca del riesgo de que la Amazonía sufra en el futuro fuertes sequías más frecuentemente que ahora.
El equipo científico ha analizados los datos correspondientes a más de una década tomados por los instrumentos de la NASA MODIS (un espectroradiómetro) y TRMM (en colaboración con la agencia japonesa Jaxa) obteniendo así mapas detallados del verdor decreciente de la vegetación desde la sequía de 2010 en la Amazonía. Los resultados de la investigación se publicarán en la revista Geophysical Research Letters.
En los mapas se observa la reducción del verdor en un área de unos dos millones y medio de kilómetros cuadrados, lo que significa más de cuatro veces el área afectada en la región por la sequía de 2005. "Los datos de vegetación del Modis sugieren un impacto mayor, más extenso y más prolongado en la vegetación amazónica de lo que se puede inferir sólo a partir de los datos de precipitaciones", apunta Aridam Samanta (Atmospheric and Environmental Research Inc.).
Pero la gravedad de la sequía de 2010 se apreció también en los registros de los niveles del agua de los ríos de la cuenca del Amazonas, incluyendo el rio Negro. Esos niveles empezaron a descender en agosto del año pasado, alcanzaron un récord a finales de octubre y sólo empezaron a recuperarse con la llegada de las lluvias. "El año pasado fue el más seco en la región desde que se tienen registros del nivel de agua del Río Negro, hace 109 años, en el puerto de Manao, afirma el científico brasileño Marco Costa (Universidad Federal de Viçosa).
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