18 Premios Nobel piden que el agua sea Patrimonio de la Humanidad
El jurado de los Jaime I muestra su preocupación por la falta de suministro
Los 18 Premios Nobel que participan como miembros de los jurados de la 20ª edición de los galardones Rey Jaime I han reclamado esta mañana que el agua dulce, un recurso "escaso y mal distribuido" sea considerada Patrimonio de la Humanidad. La "gran preocupación" por los problemas de disponibilidad, "que condicionan el futuro de la Humanidad", ha llevado a los jurados a plantear un llamamiento a la conservación "por parte de todos de un bien tan preciado".
El jurado de los Premios Rey Jaime I, dedicados a la promoción de la investigación y el desarrollo científico en España, ha emitido la declaración poco después de reunirse para deliberar sobre los premios que se fallarán mañana en sus seis modalidades: investigación básica, economía, investigación médica, protección del medio ambiente, nuevas tecnologías y urbanismo, paisaje y sostenibilidad.
Por un pacto mundial
El coordinador de los Premios, el investigador Santiago Grisolía, ha comparecido esta mañana en rueda de prensa acompañado por el investigador mexicano y Nobel de Química en 1995 Mario Molina y el astronauta Miguel López-Alegría, antes del comienzo de las reuniones sectoriales para elegir a los ganadores de cada categoría, que recibirán 100.000 euros. Molina, descubridor del agujero agujero en la capa de ozono, ha reclamado un gran pacto internacional que fije medidas concretas para mejorar la eficiencia energética y ahorrar más agua.
A su juicio, hay "un desfase muy importante" en cuanto al liderazgo mundial que debería existir para promover tanto la limitación de las emisiones de gases como una mayor eficiencia energética, lo cual pasa por una mejor seguridad de las centrales nucleares y una incentivación de las energías renovables.
Posibles soluciones
Molina ha apuntado que las concentraciones urbanas, si están bien administradas, pueden contribuir al ahorro de agua y a aprovechar mejor los recursos energéticos. "No tienen por qué ser una raíz del problema".
El investigador mexicano ha admitido que el hecho de que el agua esté "subsidiada" en la mayor parte del mundo hace que sea "barata" y que la gente no tenga "incentivos para cuidarla". Los ponentes no han descartado subir el precio del agua. "Ocurrirá, sin duda alguna", ha asegurado Grisolía. Para Molina, sería más conveniente que se gravara sólo el consumo elevado.
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