El Papa veta a Caroline Kennedy como embajadora de Obama
El tercer rechazo de un candidato confirma el choque de la Santa Sede con la Administración de EE UU por su postura ante el aborto y las células madre
El Vaticano desestimó recientemente los nombres de los tres candidatos que el presidente de EE UU, Barack Obama, quería proponer oficialmente como posibles embajadores ante la máxima instancia de la Iglesia católica, según han revelado el The Washington Times, de EE UU, e Il Giornale, de Italia. Entre ellos se encontraba Caroline Kennedy, hija del presidente fallecido en 1963 y firme defensora del derecho al aborto. La Santa Sede ha desmentido este extremo, a pesar de que los periódicos y la BBC citan fuentes de la curia romana.
Kennedy es, además de favorable al aborto, defensora de la investigación con células madre, al igual que el presidente Obama. Estos dos asuntos han sido los dos grandes puntos de fricción de la actual Administración con la jerarquía católica. La agencia católica de noticias CNA reveló la semana pasada que los candidatos con los que Obama había tanteado al Vaticano no cumplían los "requisitos mínimos" del Papa en materia de asuntos sociales y científicos, sobre todo, "por su posición sobre el aborto". Los otros dos nombres no han trascendido.
El Vaticano: "No cumplen los requisitos mínimos en temas sociales y científicos"
En Roma, Federico Lombardi, jefe de prensa del Vaticano, afirmó ayer que la Santa Sede "no ha recibido ninguna candidatura y por lo tanto no puede haber vetado a ningún candidato", informa Miguel Mora. Ha habido al menos tres ocasiones en el pasado reciente en las que la curia ha rechazado los nombres de candidatos a ocupar el puesto de embajador. El año pasado, Francia trató de nombrar al periodista Denis Tillinac, católico pero divorciado, y al diplomático Jean-Loup Kuhn-Delforge, abiertamente homosexual. Ambos fueron rechazados. También fue vetado el ex ministro de justicia argentino Alberto Iribarne, por estar divorciado.
El rechazo de esta lista de nombres es la última cuenta de un rosario de desavenencias que ha acabado con la relación privilegiada que George W. Bush tenía con Benedicto XVI y Juan Pablo II. En un giro radical sobre la política de su predecesor, al día siguiente de tomar posesión de su cargo, Obama firmó una orden ejecutiva (decreto) según la cual permitió que EE UU volviera a destinar fondos a aquellas ONG internacionales que facilitan abortos. El pasado 9 de marzo, además, levantó todas las restricciones financieras que Bush había impuesto sobre la investigación pública con células madre.
Por su oposición al aborto y al matrimonio gay, a Bush se le bautizó como "el primer presidente católico de EE UU", un apodo que buscaba ignorar el hecho de que John F. Kennedy, jefe de Estado entre 1961 y 1963, fue criado como católico pero llegó a la presidencia como un progresista en asuntos sociales.
Precisamente, su hija ha sido vetada ahora en Roma, según reveló ayer Il Giornale. La agencia CNA habló el pasado 9 de abril con un oficial del Secretariado de Estado del Vaticano, que dijo que alguien como ella, "obviamente, no daría un perfil adecuado". El hecho de que el Vaticano se estaba resistiendo a aceptar a los nominados trascendió la semana pasada, a través de una noticia de The Washington Times en la que se citaba al periodista italiano Massimo Franco, alguien con fuentes de solvencia en la curia romana. Éste reveló que, aunque no había habido un rechazo oficial, "asesores papales le dijeron al señor Obama en privado que sus candidatos no cumplían los requisitos más básicos del Vaticano en el asunto del aborto".
Kennedy fue uno de los grandes apoyos de Obama durante la campaña electoral, y se presentó para sustituir a Hillary Clinton en uno de los escaños del Estado de Nueva York en el Senado federal, aunque finalmente abandonó esta candidatura. Junto a su nombre, Obama barajó el de Douglas Kmiec, que fue jefe de las oficinas de asesoramiento legal con los presidentes Ronald Reagan y George Bush padre. Este respetado profesor de Derecho Constitucional es un experto en asuntos religiosos y se ha manifestado en el pasado contrario al aborto. CNA confirmó la semana pasada que su nombre no llegó a ser planteado en el Vaticano.
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