El Papa combate en su nuevo libro la idea de un Jesús revolucionario
Ratzinger escribe que Cristo fundó la separación entre política y religión
La historia que cuenta la Biblia sucedió de verdad. No es solo una idea, ni relata "historias símbolo de verdades meta-históricas". "Se funda sobre la historia que sucedió en la superficie de la tierra". Jesús existió, fue crucificado y resucitó realmente. Al mismo tiempo, no debe ser visto como un revolucionario, como hicieron "las teologías políticas y de la revolución". La violencia "no instaura el reino de Dios", sino que es el "instrumento preferido del Anticristo". Pero Jesús fundó la separación entre Iglesia y Estado, es decir, entre religión y política. "Marcó la distancia entre la dimensión religiosa y la política, y esa distancia que cambió el mundo pertenece a la esencia de su nuevo camino".
Benedicto XVI exculpa a los judíos de la muerte de Jesucristo
Todo esto y mucho más escribe el Papa Benedicto XVI en su segundo libro sobre Jesucristo, que fue presentado ayer en el Vaticano y salió a la venta en siete idiomas al precio de 20 euros. La Librería Editora Vaticana informó de que la primera tirada será de 1,2 millones de copias, y que se han firmado contratos con 22 editoriales de todo el mundo y se ha hecho una edición electrónica.
Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección es el título de un volumen que interpreta la última semana de vida del fundador del cristianismo en nueve capítulos y un prólogo, en total 348 páginas.
Al reflexionar sobre fe y política, Joseph Ratzinger afirma que "Jesús, en su anuncio y con toda su obra, inauguró el reino no político del Mesías y empezó a separar dos realidades que hasta ese momento eran inseparables". Y que "esta separación entre política y fe, entre pueblo de Dios y política, perteneciente a la esencia de su mensaje, era posible, en definitiva, solo a través de la cruz: solo a través de la pérdida de todo poder exterior, a través de la desnudez radical de la cruz, la novedad se convertía en realidad".
Ratzinger niega la condición revolucionaria de Jesús y reniega de los movimientos que usan a Cristo como estandarte para tratar de cambiar el mundo. "Jesús no viene como destructor; no viene con la espada del revolucionario. Viene con el don de la curación", afirma.
"La fe cristiana se sostiene con la verdad del testimonio que afirma que Cristo resucitó de entre los muertos", escribe el Papa. La resurrección, añade, ocurrió realmente. "No es un cadáver reanimado, ni se fue desde algún sitio a un astro lejano". Fue un "fenómeno nuevo e inesperado". Y añade: "Solo un suceso real de una cualidad radicalmente nueva pudo hacer posible el anuncio apostólico, que no es explicable con especulaciones o experiencias interiores, místicas".
El libro parece un intento de acercamiento a los judíos. El Papa reivindica una visión ecuménica de Cristo, explica por qué Israel es el pueblo santo y absuelve a los judíos de toda culpa en su condena a muerte, que achaca al establishment sacerdotal y a los secuaces de Barrabás. Y anuncia una tercera entrega, más breve y sujeta a una condición humana: "Si las fuerzas me lo permiten".
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