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Obama logra que se levante el veto a la investigación con embriones

El Tribunal Federal de Apelaciones suspende temporalmente la prohibición decretada previamente por un juez, lo que permitirá de momento continuar con los proyectos financiados con fondos públicos

A la tercera va la vencida. Después de dos sentencias en contra de que los fondos estatales financien la investigación con embriones para obtener células madre, el presidente de EE UU, Barack Obama, ha conseguido que un tribunal de apelación paralice el veto. La decisión es temporal. Los tres miembros del Tribunal Federal de Apelación han fallado que se paralice la decisión que tomó un juez al menos durante un tiempo para que reconsidere los argumentos de la Administración, que elevó una propuesta de emergencia para seguir apoyando los trabajos.

Con esta decisión, los partidarios de que el Gobierno de Estados Unidos, y muy particularmente los Institutos Nacionales de Salud (NIH en inglés, el equivalente al Ministerio de Sanidad español), siga financiando este tipo de investigaciones se pueden permitir un respiro. Para los científicos del país es fundamental que el Estado apoye estos trabajos, que se centran en un área con un gran potencial; no solo como posible fuente de material biológico (tejidos) para tratar múltiples enfermedades, desde las neurodegenerativas hasta las quemaduras o autoinmunes, sino también para investigar en fármacos sin necesidad de usar voluntarios.

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Los contrarios, entre los que se encuentran dos científicos, James Sherley y Theresa Deisher, proponen que esta línea de investigación se elimine y se sustituya por otra en la que las células madre se obtendrían de células adultas, sobre todo en forma de las llamadas iPS (siglas en inglés de células madre inducidas pluripotenciales). Precisamente Sherley y Deisher tienen intereses en este último campo.

Pero aparte de la disputa por los fondos estatales, en el debate hay un factor religioso -que también se dio en España cuando se aprobó permitir estas investigaciones-. Para los sectores más conservadores, el uso de embriones para investigar es lo mismo que un homicidio, ya que hay que destruir un material genético (antes de las dos semanas de desarrollo en España) que, si se implantara en un útero, prendiera y completara el proceso sería un posible ser humano. Los partidarios de usarlos, aparte de sus potenciales beneficios, argumentan que se trata de una pelota de células mantenida en un tubo de ensayo sin ninguna posibilidad de prosperar, y que es mejor usarlas para investigar que destruirlas sin más.

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