Musulmanes en el 'paraíso' español
El Gobierno presenta un Barómetro sobre la satisfacción de los inmigrantes, y los dirigentes islámicos lo tachan de idílico porque persisten "derechos vulnerados"
"La comunidad de inmigrantes musulmanes es particularmente tolerante, occidentalizada y liberal", concluye el Barómetro de Opinión de los Inmigrantes de Religión Musulmana realizado por encargo de los ministerios de Justicia, Interior y Asuntos Sociales. Los musulmanes entrevistados destacan de España el valor de la libertad y la atención sanitaria pública que reciben.
"Es evidente que la encuesta elude los temas polémicos", dice Abdennur Prado
La encuesta recoge la opinión de 2.000 inmigrantes musulmanes, la mayoría procedentes de Marruecos (57%), Senegal (12%), Pakistán (11%) y Argelia (5%). El 83% dice sentirse totalmente o bastante adaptado a la vida y a las costumbres españolas. Sobre el grado de confianza en las instituciones, otorgan la mayor puntuación a las ONG, con un 7. Casi la mitad se considera musulmán muy practicante (49%), y el 34% practicante ocasional. En España hay un millón de personas de religión musulmana.
Los obstáculos más frecuentemente mencionados por los inmigrantes musulmanes son la falta de mezquitas (8%), una queja que aumenta respecto al Barómetro de 2006 (5%). El 28% considera que existe rechazo o recelo respecto de su religión. Hace un año ese porcentaje era siete puntos más elevado. La situación es, pese a todo, claramente mejor que en Europa. También es casi unánime la idea de que el islamismo es compatible con la democracia y la laicidad del Estado.
De forma masiva (el 90%), los musulmanes españoles consideran que nunca se debe utilizar la violencia para defender o difundir creencias religiosas. También de forma prácticamente general consideran que las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam) son igual de respetables y ninguna puede decirse superior a las demás.
"¿No presentan [estos datos] una imagen sobreembellecida, en la que queden inadecuadamente reflejadas las actitudes, opiniones y valoraciones menos amables y positivas?". La pregunta se la hacen los autores del Barómetro, encargado por el Gobierno a la empresa Metroscopia. "Los datos podrán ser matizados y completados, pero no dejan de reflejar algo real y tangible", se responden.
Opina lo mismo Abdennur Prado, presidente de Junta Islámica Catalana. "¿Alguien tenía dudas al respecto?", se pregunta. Añade, con tono muy crítico: "Está muy bien constatar que los musulmanes españoles valoran positivamente la democracia, la Corona y la sanidad pública. Pero no podemos olvidar que la integración es un camino de doble dirección. Es evidente que la encuesta elude todos los temas polémicos. No pregunta sobre el incumplimiento de los derechos religiosos de los musulmanes españoles: las dificultades para abrir mezquitas, el derecho a ser enterrado según el rito islámico, el acceso a la alimentación halal o la enseñanza del islam en las escuelas. Son derechos que por ley les corresponden a los musulmanes, pero que en la práctica son vulnerados una y otra vez por las instituciones públicas".
Concluye Abdennur Prado: "El ministro de Justicia debería pensarlo antes de presentar un cuadro tan idílico. Su ministerio es responsable directo de la vulneración de estos derechos".
Por su parte, el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España, Riay Tatary Bakry, dijo que la gran mayoría de los españoles desconoce la realidad de los musulmanes que viven en España. Tatary destacó la labor del Gobierno al patrocinar un informe que contribuye a difundir "la realidad auténtica y no la que propagan algunos medios de comunicación".
El dirigente musulmán, imán de una mezquita en Madrid, asistió ayer a la presentación del Barómetro de Metroscopia por los ministros Mariano Fernández Bermejo (Justicia) y Alfredo Pérez Rubalcaba (Interior), la secretaria de Estado de Emigración, Consuelo Rumí, y el sociólogo José Juan Toharia.
Los expertos de Metroscopia subrayan en las conclusiones del barómetro que los datos de ahora "proceden de inmigrantes de primera generación", es decir, de personas que, al contestar, relacionan su situación actual con la que tenían en su país de origen. Concluyen: "En un futuro no lejano, para los españoles hijos de inmigrantes de religión musulmana el marco de referencia para evaluar su situación será muy otro: no se compararán ya con la situación que tenían sus padres en el país de procedencia sino con la que tengan aquí, entonces, los otros españoles de su misma generación. No parece en modo alguno garantizado que ese balance vaya a resultar globalmente positivo".
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