Freno al folletín de los McCann
Lisboa y Londres tratan de rebajar la tensión informativa en torno a la desaparición de Madeleine
Noticia: todo está, más o menos, tranquilo. Mourinho sustituye a Madeleine en las portadas y el caso vive una notable bajada de tensión, no exenta, eso sí, de toques bufos. Los titulares grandiosos se reducen; las pequeñas filtraciones portuguesas se acabaron de momento. El primer ministro, José Sócrates, lo anticipó la semana pasada, cuando dijo a este diario que "el deber de los políticos es no alimentar el folletín".
Clarence Mitchell, ex funcionario del Gobierno británico y otra vez relaciones públicas de los McCann, vuelve conciliador ("queremos que esto sea un ejercicio de plena cooperación"), y ayer mandó un mensaje de inocencia renovada (y, de paso, una idea para que las televisiones se rifen la exclusiva): "Kate y Gerry no tienen nada que esconder y están dispuestos a someterse a la máquina de la verdad".
El padre ha recordado ahora que la puerta estaba abierta cuando fue a ver a los niños
Algunos datos hacen pensar que asistimos a una tregua pactada desde arriba. La dirección de la policía judicial ha ordenado, por fin, la ley del silencio entre sus huestes, y los mismos móviles que antes filtraban están ahora apagados. Gran novedad, porque la fuga de información se había convertido en el deporte nacional.
Mientras, los McCann continúan organizando un equipo legal digno de la superproducción que protagonizan. Con las 100.000 libras (143.000 euros) aportadas por sir Richard Branson, ya han contratado a dos grandes abogados británicos (Michael Caplan, defensor de Pinochet, y Angus McBride), y a dos reputados juristas portugueses, Carlos Pinto de Abreu (especialista en derechos humanos) y Rogerio Alves (presidente del Colegio de Abogados).
De la cumbre jurídica celebrada el jueves en Londres con los padres de Madeleine, debió salir una estrategia básica: recomponer la deteriorada imagen pública, reconstruir la olvidada tesis del rapto. Ayer, Mitchell reveló que Gerry McCann ha recordado de repente un detalle esencial que nunca había contado: que la puerta del dormitorio de Maddie estaba abierta cuando fue al apartamento para ver si todo estaba bien. "El raptor debió esconderse cuando él entró, y saldría después por la ventana", afirmó Mitchell que le había contado Gerry. "No puede probarlo, pero eso es lo que piensa".
Aunque nadie hable oficialmente de ello, todo el mundo está a la espera de que el laboratorio de Birmingham, en el Reino Unido, comunique los resultados finales de los análisis de las decenas de muestras biológicas recogidas por la policía en el apartamento y el coche alquilado. El Laboratorio Científico Forense recibió hace 45 días las muestras y sigue analizándolas. "Lo único que podemos decir es que ese trabajo sigue en curso", afirmó el jueves a este diario Neil Holland, uno de los portavoces del laboratorio.
Según explican fuentes forenses españolas, no es raro que tarden tanto: "Tratándose de un caso tan mediático y tan delicado, y de un laboratorio tan prestigioso, hasta que no estén seguros al 99,9% de que las muestras son de la niña, no van a soltar los resultados. Quizá necesitan compararlas con muestras que todavía no tienen, quizá de algún familiar. Pero lo que diga Birmingham irá a misa".
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