Fracasa el intento de sellar el pozo
BP planea perforar un conducto paralelo para inyectar cemento - El crudo solidificado llega a una isla a cinco kilómetros de la costa de Alabama
Parecía una solución fácil: colocar una campana de acero y cemento de 12 metros de altura y 78 toneladas de peso sobre una de las fuentes del vertido en el lecho marino del golfo de México, para extraer el crudo con una tubería y evitar que siga nutriendo la marea negra que ya ha alcanzado arrecifes frente a las costas de Luisiana, Misisipi y Alabama. Esta estrategia, un embudo invertido, falló estrepitosamente el sábado. Tras doce horas dejando caer la campana hasta los 1.500 metros de profundidad, unos cristales -metano y agua congelados- obturaron la apertura superior de la estructura, según informó BP.
Los técnicos de la petrolera no sabían muy bien qué hacer ayer con esa gigantesca estructura que se construyó apresuradamente en unos diez días y que se desplazó desde un puerto a 80 kilómetros de la fuga. De momento, y hasta nueva orden, yacía a 198 metros de la fuga que debía haber cubierto. "Pensábamos que el tamaño de la apertura superior sería lo suficientemente grande para prevenir la obturación", dijo el jefe de operaciones, Doug Suttles, en conferencia de prensa. "Desatascarlo no es muy difícil. Lo difícil es evitar que se vuelvan a formar".
Una corona de 304 kilómetros de vinilo absorbente protege las costas
Después de que el crudo llegara, el jueves, a las islas Chandeleur, que son parte de Luisiana y están situadas frente a las costas de Misisipi, una docena de pelotas de un material semejante al alquitrán han aparecido en la isla Dauphin, en Alabama, conectada a tierra firme por una carretera de cinco kilómetros, en la boca de la bahía de Mobile, y habitada por 1.300 personas. La isla está ya rodeada de un vinilo absorbente -se han desplegado 304 kilómetros de este material- con el que las autoridades estatales y federales que trabajan en el vertido intentan proteger sus playas.
La petrolera lleva ya dos semanas limpiando la gran marea de crudo que emana de un yacimiento perforado a siete kilómetros de profundidad. Tras el accidente, ocurrido el 20 de abril por una explosión de metano, según un informe interno de BP filtrado a la prensa, la tubería de perforación, de 16 centímetros de diámetro, quedó abierta por tres puntos. BP logró sellar una de ellas con una válvula y esperaba cubrir las otras dos con sendas campanas de succión.
Pocas más opciones le quedan a BP que la de esperar e intentar colocar la campana de nuevo, algo que la empresa ha asegurado que puede hacer hoy, impregnándola de un material anticongelante para prevenir la obturación con cristales. El yacimiento de crudo se encuentra a 5,4 kilómetros bajo el suelo marino. La mancha emana de la tubería por la que se evacuaba inicialmente el petróleo a la plataforma. En este momento, la petrolera está perforando un conducto paralelo desde el que quiere inyectar cemento al punto de fuga, para sellarlo. Esas labores de perforación se demorarán aún tres meses, según las estimaciones de la empresa.
El Gobierno federal, por su parte, ha enviado ya a un grupo de abogados del departamento de Justicia al golfo a investigar las posibles razones del incidente que hundió la plataforma y la forma en que BP respondió ante él. El fiscal general (ministro de Justicia) Eric Holder, apareció ayer en el programa televisivo This Week, de la cadena ABC, para aclarar que la Administración de la que forma parte quiere saber si hubo "acto ilícito" o "conducta negligente", algo que podría llevarle a presentar cargos.
La empresa informó ayer, por boca de su presidente, Tony Hayward, en una entrevista concedida al diario británico The Sunday Telegraph, de que las labores de limpieza le están costando unos 7,8 millones de euros diarios.
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