"Estamos iniciando una revolución social"
Para el ministro de Trabajo, el anteproyecto de Ley de Igualdad es el inicio de "una revolución social, un cambio cultural profundo" que marcará toda una generación. Se muestra orguloso de ello y tranquilo ante las críticas vertidas por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Esta ley, afirma kantiano Jesús Caldera, es un imperativo moral.
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales presentó el viernes el anteproyecto de la Ley de Igualdad, la tercera norma social de esta legislatura, tras la de Violencia de Género, ya aprobada, y la de Dependencia, ahora en trámite. Esa misma tarde, en su despacho de Nuevos Ministerios, Jesús Caldera, salmantino de 48 años, se mostraba relajado. Está convencido de que la economía mejorará si se abre paso a las mujeres.
Pregunta. La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) dice que esta ley es un rejón de muerte para el diálogo social.
Respuesta. Vamos a pasar de la igualdad formal que conquistamos con la democracia, a la igualdad real. Y esto es un proyecto tan ambicioso y tan completo, que las críticas deben situarse en su justo lugar. Comprendo la inquietud de la patronal, pero sus críticas no están bien orientadas, porque los españoles deseamos, todos, políticas de igualdad, y esta ley no interfiere en la organización de las empresas, respeta su capacidad de autorganización.
"Si la mujer no tiene más puestos de responsabilidad, no podremos mantener nuestro bienestar"
"Habrá críticas de algunos sectores, los de siempre, pero es un avance social formidable"
"A los empresarios les digo que la ley es una inversión y que no interfiere en su organización"
P. ¿Y por qué una reacción tan crítica?
R. No creo que sea tan crítica, me consta la responsabilidad de la patronal. Hemos respetado un criterio común en Europa: estimular el cumplimiento de las políticas de igualdad antes que hacerlas obligatorias. No fijamos máximos ni mínimos, sino que emplazamos a la negociación colectiva de los planes de igualdad, de forma que los empresarios tienen un papel que jugar. Y si dentro de cuatro años no ha habido resultados suficientes, entonces tomaremos medidas más drásticas. Insisto, la ley no predetermina resultados, sino que orienta en igualdad salarial, ascenso y promoción de las mujeres, conciliación de la vida familiar y laboral y flexibilidad de los horarios.
P. ¿Cuáles son sus expectativas?
R. Muy positivas. A pesar de las inquietudes de la patronal, creo que la ley es beneficiosa para las empresas. La política de igualdad es un activo y ha funcionado donde se ha practicado. No se entendería el desarrollo del mercado laboral en España sin la incorporación de la mujer al trabajo. Es más, si no ocupan más puestos de responsabilidad, no podremos mantener nuestros estándares de bienestar. Facilitando la maternidad y el empleo, estamos asegurando también la reposición generacional. Es una inversión, esto es lo que tienen que entender nuestros empresarios. Estamos promoviendo un cambio cultural profundo, para toda una generación. Las políticas de igualdad suelen mejorar la posición competitiva de la empresa y su imagen.
P. ¿No es un poco machista la reacción de la CEOE?
R. No, creo más bien que tienen inquietud acerca de cómo les afectará la norma. Pero también les digo que vamos a cumplir la ley, que es lo que quiere la sociedad española. Es un imperativo moral y no genera elementos negativos para las empresas.
P. Muchas mujeres se preguntan por qué hay que esperar cuatro años.
R. Es el único camino posible. Estamos iniciando una revolución social. Se incorporan derechos esenciales, como la igualdad de oportunidades y de reparto de cargas, la no discriminación o la persecución del acoso sexual. Tardaremos años en lograrlo. Pero el permiso de paternidad de 10 días, la mejora del de maternidad, las excedencias para el cuidado de hijos, son derechos exigibles desde el momento de la aprobación de la ley. Si pretendemos ir demasiado deprisa y hacerlo todo de la noche a la mañana podríamos fracasar. Si lo hacemos paulatinamente, como otros países europeos, acertaremos. Cuatro años, sinceramente, no me parece un plazo demasiado extenso.
P. Bueno, cuando se llevan siglos de desigualdad, parece mucho tiempo.
R. Eso es difícil que usted se lo diga a un Gobierno que ha puesto encima de la mesa esta ley y a un ministro que ha estado empeñado en mejorar continuamente los derechos de la mujer. Le recuerdo que con el apoyo expreso de nuestro presidente la representación equilibrada entre hombres y mujeres va a ser real en todos los procesos electorales y que en todas las instituciones y en todos los nombramientos del Consejo de Ministros deberá haber un mínimo de un 40% de mujeres. Además, en los máximos órganos de dirección de las empresas, en los consejos de administración, habrá un camino para llegar al 40% de mujeres.
P. ¿Cuál es ese camino?
R. Tendrán preferencia en los contratos con la Administración pública aquellas empresas que ejecuten políticas de igualdad. Si las empresas quieren acceder a esos contratos saben que a igualdad de condiciones una empresa que haga políticas de igualdad tendrá preferencia. Es una norma que sólo ha aplicado Noruega.
P. La ley establece que los acusados de acoso o discriminación deberán demostrar su inocencia, la inversión de la carga de la prueba. ¿No se está vulnerando la presunción de inocencia?
R. No. Hay una directiva europea que lo permite y en nuestra normativa laboral, en casos de incumplimientos de derechos del trabajador, éste tiene a su favor la inversión de la carga de la prueba cuando pleitea. En este caso ocurrirá igual. ¿Por qué? Porque la parte más débil es la que sufre el acoso o la discriminación, por eso nuestra legislación laboral ha establecido estas medidas de garantía. Va a ser muy importante para erradicar esas conductas. Significa que la persona a la que se acusa de un acto discriminatorio o de acoso tiene que justificar que su conducta correspondía a criterios objetivos, justificados y proporcionales. Si se toma una decisión aparentemente discriminatoria pero que responde a esos criterios, no ocurrirá nada.
P. Los hombres ganan de media en España un 40% más que las mujeres. ¿Qué hace esta ley para superar esta brecha?
R. En un tiempo prudencial se debe corregir esa disfunción tan abultada. La diferencia se debe más a los puestos que ocupan el hombre y la mujer, que a que haya sueldos distintos para un mismo trabajo. Por el mismo trabajo, hombres y mujeres perciben el mismo salario, el problema radica en que los hombres ocupan los puestos mejor pagados y de mayor responsabilidad. Eso es lo que hay que corregir, favoreciendo el acceso de la mujer a los puestos de responsabilidad y evitando que una mujer tenga abandonar su trabajo por la maternidad. La maternidad es un bien social, es el futuro del país. La ley va orientada a que la mujer puede hacer compatible su maternidad y el empleo.
P. ¿No cree que la paridad electoral ataca la libertad ideológica, que impide, por ejemplo, una lista en la que todos los candidatos sean mujeres?
R. Esa situación no se da en la práctica. Lo común es lo contrario, que haya situaciones desventajosas y de desigualdad previa para la mujer. Por eso la Constitución y el Tribunal Constitucional permiten tomar medidas a favor de quien está en situación desigual. En este caso, es evidente quienes sufren la discriminación. ¿Por qué siendo la mujer la mitad de la población no tiene la misma representación política? Porque hay situaciones desventajosas que se lo han impedido y que han generado desigualdad. Por eso hay que reservar un porcentaje de los puestos de representación institucional a la mujer. Ya sé que va a haber críticas de algunos sectores, los de siempre, pero es un avance social formidable. Es una ley para toda la sociedad, pero particularmente para las mujeres. De una vez por todas se reconoce legalmente que ha habido desigualdad, que la mujer ha sufrido históricamente discriminación. Esta ley, como la de Violencia de Género y la ley de Dependencia, es una norma hermosa, que sólo se ve una vez por generación. Habrá ruido, críticas, pero serán minoritarias. Yo le pediría a la derecha que se sumase a la modernidad, al combate contra la desigualdad.
P. ¿Por qué para establecer la paridad electoral han elegido el modelo del porcentaje mínimo del 40% para cualquier sexo?
R. Porque es traducir la igualdad formal en igualdad real. El porcentaje procede de una recomendación internacional. Y creo que se trata de una representación equilibrada, que da flexibilidad y garantías en un país donde la proporción electoral de mujeres está por debajo del 40%. Es un paso adelante.
P. Si tuviera delante a una madre trabajadora, con dos hijos y que no llega a todo y cuya pareja no comparte las tareas familiares, ¿cómo le contaría la ley?
R. Le diría que es una esperanza, que va a fortalecer la igualdad y la libertad, que evitará que renuncie a su vida profesional por la maternidad y que la va a defender de acoso y la discriminación.
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