España pierde población
El INE estima una caída de 27.771 habitantes en lo que va de año - La emigración supera ya a la inmigración - Crecen las salidas de españoles
España pierde población por primera vez en su historia reciente. Lo dicen los números que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE), que estima que en lo que va de año se han perdido 27.771 habitantes. Los cálculos oficiales arrojan un escenario pesimista forzado por una circunstancia nueva: la emigración supera a la inmigración, un fenómeno inédito en los últimos años. Lejos quedan los ritmos de llegada cercanos al millón de extranjeros por año. Los españoles, aunque en mucha menor medida que los foráneos, también hacen la maleta en un goteo creciente. El declive demográfico es otra factura de la crisis económica. Los datos del INE, que se remontan hasta 1986, solo registran otros dos descensos (1991 y 1996), pero se deben a ajustes en el método de cálculo.
Casi 300.000 personas han dejado el país desde enero
"El ciclo migratorio sigue al económico", detalla un experto
"La pérdida de población supone el fracaso de un país", advierte el experto Antonio Izquierdo, catedrático de Sociología. En cambio, para el subdirector del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, Andreu Domingo, no se trata de una cuestión tan grave: "Perder población no es un problema. Muchos países deben acostumbrase a ello por la baja de la natalidad", afirma.
Este vuelco demográfico arrancó a comienzos de este año. En enero la población española se estimaba en 46.152.925 personas. Desde entonces ha decrecido mes a mes hasta situarse este julio en 46.125.154. Estas cifras figuran en las estimaciones de población que acaba de publicar el INE. Se elaboran a partir del último censo (de 2001) para corregir la lentitud del proceso de bajas en los padrones municipales, que sobreestiman la población en un millón de personas, según el organismo. Las estimaciones permiten conocer con certeza la población que existe "en cada momento", según el subdirector general de Estadísticas de Población del INE, Miguel Ángel Martínez. Sirven de base para elaborar grandes encuestas, como la población activa (EPA), y son los datos que se facilitan a la oficina estadística de la UE (Eurostat).
Este cambio en la tendencia demográfica se debe a una revolución en los movimientos de las personas: la emigración supera a la inmigración. Tras batir récords en la entrada de extranjeros en la pasada década al socaire de la bonanza económica -"España solo estaba por debajo de EE UU en el total de llegadas anuales", concreta Domingo-, el ritmo de llegadas ha bajado; el fenómeno se refleja en las estadísticas desde 2008. En paralelo se han incrementado las salidas hasta superar a las llegadas. Este saldo migratorio negativo no se compensa con que los nacimientos superen en 42.988 a las defunciones en lo que va de año.
Desde el pasado enero han abandonado España 295.141 ciudadanos frente a los 224.382 que llegaron, estima Estadística. El saldo migratorio negativo es de 70.759 personas (63.162, extranjeros). "Es un dato impresionante, aunque las salidas pueden estar sobreestimadas en algunas comunidades autónomas", apunta Domingo.
Es el primer gran cambio demográfico que se observa desde que en 2002 se pusieron en marcha estas estimaciones del INE. La inmigración, el gran fenómeno poblacional responsable del fuerte crecimiento demográfico y de en torno al 20% de los nacimientos, se torna en emigración. "El 90% de los que salen al exterior son extranjeros", afirma Martínez. "Aumenta especialmente la salida de mujeres, y eso es nuevo", destaca Domingo.
Las partidas también son de españoles, aunque en mucha menor medida: 27.100 se han ido este año, un 23% más que en el primer semestre de 2010. También el saldo migratorio de los españoles es negativo (salieron 7.597 más de los que retornaron). "Ocurría lo mismo en los primeros semestres de 2009 y 2010", afirma Domingo. Aclara que entre los españoles que parten puede haber inmigrantes nacionalizados. "La situación se veía venir. La causa es la larga duración de la crisis", apunta Izquierdo, de la Universidad de A Coruña. "Aunque han bajado, los flujos de entrada siguen siendo altos, porque la inmigración no se frena de un momento para otro", detalla. "Aparentemente, quienes se van son grupos familiares, completos o no, sobre todo de latinoamericanos. Han aguantado lo que han podido, pensando que la crisis sería corta. Ahora se han acabado los subsidios y ven que en otros países la situación no es tan mala como en España o que las cosas han mejorado en el suyo de origen", mantiene el catedrático.
Sobre la emigración de españoles, Izquierdo cree que se trata sobre todo de jóvenes con estudios. "Esa salida es un lastre para el país", advierte. "Los Estados desarrollados quieren inmigración cualificada. Y nosotros tenemos mucha que ofrecer por la falta de expectativas de aquí".
Los expertos alertan también de que la situación actual puede pasar factura a la débil tasa de fecundidad española (comenzó a bajar en 2009 tras años de subida, sobre todo por la aportación de las extranjeras, y se sitúa ahora en 1,38 hijos por mujer) y, por tanto, al relevo generacional. "Las mujeres retrasan el momento de tener hijos, con lo que acortan el calendario de maternidad, y en momentos de crisis posponen la decisión de tenerlos. Si la crisis dura mucho, se puede perder una generación de natalidad", plantea Izquierdo. "El ciclo de la migración sigue el ciclo económico. Lo que pase a partir de ahora dependerá de la evolución de la crisis", zanja Domingo. La economía tiene la palabra. También en la demografía.
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