España intenta que la UE amplíe la rebaja de emisiones hasta el 30%
Europa avisa a China: "No queremos una guerra comercial, pero no mantendremos indefinidamente su ventaja competitiva al no gravar el CO2".- La UE busca en Sevilla recuperarse de Copenhague
Teresa Ribera es un caso particular. La secretaria de Estado de Cambio Climático ha ascendido al cargo desde el escalafón técnico del Ministerio de Medio Ambiente, al que llegó hace 10 años. Por eso está entre los políticos europeos con más experiencia en la negociación y mañana asume, en un Consejo de Ministros informal en Sevilla, el reto de que Europa recobre su papel en la lucha contra el cambio climático tras el fracaso de Copenhague y amplíe del 20% al 30% el recorte de emisiones.
Ribera explica en su despacho su sensación tras la Cumbre del Clima, en la que más de 110 jefes de Estado sólo fueron capaces de adoptar un débil texto. "La herida mayor es el desgarro en el ánimo de todo el mundo, pero el acuerdo en sí tiene elementos interesantes", como que por primera vez China, India y EE UU están incluidos, aunque sea de una forma "imprecisa". Ribera apuesta por dejar de lamentarse y "recuperar el funcionamiento ordinario de la Convención de Cambio Climático de la ONU. Eso fue lo más traumático, estar dos semanas atascados".
Ribera mantiene que, pese al caos en el que se desarrolló la cumbre de Naciones Unidas, con vetos de países como Venezuela, Bolivia o Sudán, aún hay que darle la oportunidad a la ONU. "Hay pocos foros tan participativos y transparentes. Estuvieron en el trabajo de redacción 28 jefes de Estado y de Gobierno representantes de todas las egiones. ¿Nos parece que Naciones Unidas puede cubrir las necesidades del más vulnerable mejor que un G2, un G5 o un G20, o somos tan torpes que hacemos fracasar ese foro? Creemos que a pesar de Copenhague hay que dar una oportunidad a México", donde se celebrará la próxima cumbre en la que la UE aún confía en alcanzar un tratado internacional.
La secretaria de Estado recuerda las últimas horas de caos en la cumbre: "La UE se encontró en una situación extraña. En el tramo final de la cumbre, Obama, que estaba participando activamente en la reunión, intenta reincorporar a la discusión a algunos de los primeros ministros de los países emergentes que no estaban en la discusión, como China, India, Brasil y Suráfrica. Fue un error por su parte no hacer eso en una habitación en la que estuviéramos todos. Ese fue el precio a pagar a cambio de tener un texto sobre el que seguir trabajando".
Ante las críticas de que Europa se ha diluido, replica: "La UE recibe un trato injusto. Si hemos llegado a esto ha sido gracias a la presión europea. Pero se dio una tormenta perfecta que hizo que quedara por debajo de lo que queríamos".
Ribera tampoco esconde el malestar europeo con la actuación de Pekín. "China nos sorprendió a todos. Antes de Copenhague daba muestras de querer avanzar mucho más deprisa. No sabemos la causa y es posible que hubiera alguna discusión interna".
Además, hay dudas sobre cuánto supone el anuncio chino de reducir la intensidad de carbono (el CO2 emitido por unidad de PIB) respecto a la tendencia actual. "Con China manejamos información incompleta. Conocemos los umbrales de eficiencia a los que se comprometen pero desconocemos qué premisas maneja de crecimiento económico, demográfico, demanda energética... Por eso reclamamos transparencia. Mientras, nos manejamos con un nivel de especulación importante sobre si su plan supone un esfuerzo o si es la evolución natural de la economía", que siempre tiende a mejorar la eficiencia.
Pese a las dudas sobre el esfuerzo chino y a la "insuficiente" oferta de EE UU de recortar sus emisiones alrededor del 17% en 2020 respecto a 2005, Ribera apunta que la UE tendría que ser más ambiciosa: "La incorporación de todos los emergentes más los países desarrollados que no formaban parte del Protocolo de Kioto [EE UU] facilita las condiciones para que la UE dé el salto. Nos falta ver los números que presentan a la ONU antes de final de mes, pero España considera que debe trabajar para dar el salto al 30%. Necesitamos a todo el mundo dentro de la lucha contra el cambio climático y lo tenemos".
Con la crisis, a Europa le será mucho más sencillo cumplir el objetivo y Ribera destaca que España está interesada por ser un país vulnerable al cambio climático y porque podrá exportar renovables y tecnologías de adaptación como desaladoras.
En caso de que en México en 2010 no se consiga un tratado internacional y la situación en la que quedaría la industria europea, que seguirá expuesta a los recortes de emisión, la secretaria de Estado lanza lo que define como una "advertencia importante": "Sabemos que no resulta sencillo aplicar en frontera un impuesto que depende, no del producto, sino de cómo se produce. Además, cuando llega un producto a la frontera lleva piezas producidas en muchos países y es difícil rastrear para imponer una tasa equivalente por el CO2 emitido. No se trata de provocar un conflicto comercial -y creemos que en Copenhague hay formas para evitarlo-, pero no podemos ser tan ingenuos como para mantener indefinidamente la ventaja competitiva de China de producir sin ningún control ambiental".
España muestra así la carta que los países ricos tienen guardada para que China se una a la lucha contra el calentamiento: el impuesto en frontera a sus productos muy demandantes de energía por no incluir el coste del CO2: "Si llegamos a sentirnos demasiado cansados de esperar la madurez en las relaciones internacionales [de China] esto puede derivar en reacciones más drásticas por parte de la UE".
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