"En Cuba, los periodistas son soldados de la revolución"
Raúl Rivero dedica el premio a los 25 informadores presos en la isla
Raúl Rivero, periodista y poeta cubano, sabía que el premio Ortega y Gasset es "muy importante". Tanto que hace años optó al mismo desde La Habana. Envió una crónica pero aún hoy ignora si llegó a su destino. "Las comunicaciones desde Cuba funcionaban mal", recordó ayer en Madrid, desde donde ahora plasma en un libro el horror de los casi dos años que pasó en prisión. Fue encarcelado en marzo de 2003, junto a otros 74 opositores al régimen de Fidel Castro. Acusado de "conspirar con Estados Unidos" y de "subversión", fue juzgado y condenado a 20 años por publicar artículos en medios extranjeros.
Liberado en noviembre de 2004, ayer rememoró los meses de cautiverio. "El primer año estuve en una celda de castigo, aislado, y los últimos diez meses, con otros dos presos comunes". Ahora quiere narrar "el presidio político y el de los presos comunes, que en Cuba sufren un infierno".
Rivero dedicó el premio Ortega y Gasset a los colegas que siguen encarcelados en su país. "El premio es tan importante" dijo, "que lo comparto con los 25 periodistas cubanos presos y con las docenas de reporteros que están en la calle buscando información de la realidad cubana. Trabajan de manera muy precaria y perseguidos por la policía política".
Símbolo de la lucha por la libertad de prensa, el primer choque de Rivero con el régimen cubano fue en 1991, cuando con otros nueve periodistas y escritores suscribió una "breve y bastante ingenua" declaración. "No era provocativa. Era una propuesta de cambio bastante elemental: elecciones parlamentarias, libertad de prensa y libre flujo de entrada y salida de los cubanos del país. Fuimos expulsados de la Unión de Periodistas y lanzaron ataques increíbles contra nosotros. Fue el enfrentamiento directo y el ostracismo. El Gobierno nunca ha aceptado el periodismo independiente. En Cuba no hay periodistas sino soldados de la revolución".
Rivero fundó más tarde la agencia CubaPress con el propósito de ejercer ese periodismo independiente que se le negaba, pero "el Gobierno no nos asumía como periodistas y no nos daba información". Acostumbrado a un país en el que "está prohibido Internet y las televisiones extranjeras", admite que encontró en España el marco propicio para informar con libertad. "Descubrí el derecho a leer los libros que quisiera, sin censura, y a escribir sin mandato, sin que nadie me quite una coma o un punto".
Rivero observa el futuro con optimismo y afirma que si el régimen cubano cambiara regresaría a su país "si no en el primer avión, en el segundo". Y afirma tajante: "Mi compromiso es con el periodismo. No tengo condicionamientos políticos. Aspiro a un periodismo al servicio de la libertad, la expresión libre y la democracia". Y, por supuesto, a escribir poesía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.