El juez Calamita asegura que retrasó una adopción homosexual para proteger el interés de la niña
El magistrado está acusado de retardo malicioso en la administración de la justicia
Puso en duda la idoneidad de la madre biológica de una niña para que consintiera la adopción por parte de su esposa. La obligó a comparecer ante él con abogado y procurador, en contra de lo que establece la ley para estos trámites. Tuvo durante meses encima de la mesa de su despacho el expediente de adopción sin resolverlo ni a favor ni en contra. No hizo caso a un informe que certificaba la capacidad de la pareja para hacerse cargo de la niña, con el objetivo de preguntar a los servicios sociales si la adopción por homosexuales aumentaba el riesgo de que la menor también lo fuera. Hasta decidió preguntar al Tribunal Constitucional sobre la validez de la ley del matrimonio gay.
"Los niños necesitan de un padre y una madre. Un hombre y una mujer se complementan. Dos mujeres no", dice el juez
Todos estos actos -que obstaculizaron y ralentizaron durante más de un año la adopción de la hija de Susana Meseguer, concebida por inseminación artificial, por su esposa Vanesa de las Heras- tenían por objetivo "proteger el interés de la menor", según ha declarado en el Tribunal Superior de Justicia de Murcia el juez de Familia de esa ciudad Fernando Ferrín Calamita en la primera jornada del juicio que se sigue contra él por supuesta prevaricación (tomar decisiones injustas a sabiendas) y que podría acabar con su expulsión de la carrera judicial.
Ferrín ha asegurado que no aceptó el primer informe porque sólo se refería a los medios económicos y la idoneidad de la madre y de su esposa y futura adoptante para acoger a la niña, en lugar de hablar del interés de ésta. Por esa razón, ha reclamó otro informe a la Dirección General de la Familia de Murcia en el que preguntaba: "¿No es un derecho del menor el de ser insertado en una familia normal, formada por personas de distinto sexo? ¿No es alta la probabilidad de que sea homosexual, imitando el patrón que ha vivido en casa en sus años fundamentales para la formación de su personalidad?". Ése segundo informe se lo reclamó a todos los psicólogos de ese organismo.
"Firmé la providencia sin darme cuenta"
Hoy, ante el tribunal, ha admitido que tuvo durante meses sobre su mesa el expediente de la adopción de la niña sin resolverlo. No lo hizo, según ha dicho en el juicio, porque no era urgente. "No hay ninguna norma que me obligara a resolver ese caso con prioridad", ha declarado. También ha admitido que obligó a la pareja a comparecer ante él con abogado y procurador, cuando no es necesario en estos casos. "Puede que sea una irregularidad, pero no es prevaricación", ha asegurado. Sobre la orden firmada por él para que el equipo psicosocial del juzgado indagara sobre la idoneidad de la madre biológica -lo que le hizo pensar que podría arrebatársela-, Ferrín no dudó en echar las culpas a las funcionarias de ese equipo: "Ellas redactaron la providencia y yo la firmé sin darme cuenta".
A su salida del tribunal, Ferrín ha asegurado que ya no cree en la justicia. "Me río de la independencia y la inamovilidad de los jueces", ha contestado a preguntas de los periodistas. Después aseguró que no se arrepiente de nada y que si volviera a pasar por la misma situación, actuaría de la misma forma. También se negó a mostrar su apoyo o rechazo a la ley del matrimonio homosexual, aunque afirmó: "Los niños necesitan de un padre y una madre. Un hombre y una mujer se complementan. Dos mujeres no".
Hace dos semanas, el Consejo General del Poder Judicial desestimó la petición de Ferrín Calamita para que le levantara la suspensión que pesa sobre él. El juez argumentaba que el castigo le está obligando a trabajar en la economía sumergida.
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