China lanza su primer paseo en el espacio para mostrar su poder
La misión de la 'Shenzhou VII' será un hito que sólo han logrado EE UU y Rusia
Un hombre ataviado con una aparatosa escafandra y flotando en el espacio junto a una nave en órbita está a punto de captar la atención de millones de personas en todo el mundo. La hazaña en sí misma no lo es tanto a esta altura de la aventura espacial, con decenas de hombres y mujeres que han cumplido paseos fuera de las naves. Pero en esta ocasión se trata de un chino, Zhai Zhigang, de 42 años, piloto, y muchos van a medir la creciente capacidad de su país cuando, mañana viernes o el sábado, salga de la nave Shenzhou VII al espacio abierto para realizar el primer paseo espacial chino , de unos cuarenta minutos.
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El lanzamiento está previsto para hoy, desde la base de Jiuquan (provincia de Ganzu, noroeste de China), entre las 14.07 y 15.27, hora peninsular española. A bordo de la nave irán tres hombres. China no se excede en la información proporcionada respecto a sus actividades en órbita, aunque en esta ocasión incluso podría transmitirse en directo el paseo espacial. "Uno de los tres astronautas saldrá de la cápsula y recogerá unas muestras instaladas fuera de la misma", explicó ayer en Jiuquan Wang Zhaoyao, portavoz de la misión, informa Reuters. En la Shenzhou VII irán dos escafandras, una rusa y otra china, pero Wang no aclaro cuál usará Zhai Zhigang en su actividad extravehicular (EVA, en sus siglas en inglés) como se denomina técnicamente un paseo espacial.
Si la misión sale bien, China habrá confirmado su capacidad para ocupar un puesto en el podio de las potencias espaciales. En concreto, ocupa el lugar de la medalla de bronce, pero no hay cuarto clasificado en esto: sólo Estados Unidos, Rusia y China tienen autonomía para enviar al espacio a sus astronautas, cosmonautas o taikonautas, respectivamente, en sus propios vehículos.
La Shenzhou VII es la tercera misión tripulada china. La primera fue en 2003, cuando Yang Liwei, a bordo de la Shenzhou V, se convirtió en el primer taikonauta (en chino, espacio se dice taik ong). En 2005, otros dos hombres cumplieron una misión en órbita de cinco días en la Shenzhou VI. Estos primeros pasos han dejado muy claro al resto del mundo el empeño chino por ocupar un lugar entre los puestos de cabeza de la actividad espacial, con lo que ésta tiene de alta tecnología y exigencia presupuestaria. Las Shenzhou, que vuelan en órbita entre 200 y 340 kilómetros de altura, están formadas por tres módulos: el orbital, el de servicio y el de reentrada, este último basado en las naves Soyuz rusas.
El objetivo manifiesto de Pekín es tener su propia estación espacial hacia 2020, con la vista puesta también en los viajes tripulados a la Luna e incluso una futura base allí. Y la capacidad de realizar paseos espaciales es obligatoria para hacer una base orbital, por los montajes y operaciones de mantenimiento y reparación que exige.
Un destacamento de 14 tikonautas (todos ellos hombres) está preparándose para ir cumpliendo los pasos necesarios. De momento, China tiene en órbita lunar una nave científica no tripulada, pero el programa no ha hecho más que empezar.
El primer hombre que hizo un paseo espacial fue el ruso Alexéi Leonov, en marzo de 1965, desde la cápsula Voskhod 2. Su hazaña demostró que el ser humano podía estar en el espacio abierto siempre y cuando estuviera protegido por una escafandra adecuada. Tres meses después, Edward White, al realizar el primer paseo espacial estadounidense, igualó el tanteo de la NASA con los rusos en aquella carrera espacial.
Los chinos, cuatro décadas después, están siguiendo la misma pauta (primero un hombre en una cápsula, luego dos y luego un paseo espacial) que siguieron las dos potencias espaciales históricas, y también van deprisa en estos primeros pasos.
Tres potencias y Europa detrás
Pese a que numerosos países tienen medios espaciales y desarrollan misiones científicas o comerciales, sólo tres potencias mundiales tienen medios propios de transporte espacial tripulado. Y hasta principios de este siglo eran sólo dos: EE UU y Rusia (antes URSS). China se ha incorporado recientemente -en 2003-, pero con ímpetu, a este exclusivo club, al que no pertenece aún Europa, cuyos astronautas viajan al espacio, pero a bordo de naves estadounidenses o rusas.
La Agencia Europea del Espacio (ESA) inició en la década de los ochenta un proyecto muy ambicioso para hacer un transbordador reutilizable, el Hermes. Era conceptualmente algo similar a los transbordadores estadounidenses, aunque más pequeño y con capacidad para una tripulación menor (en las naves de la NASA suelen ir siete astronautas). Los países de la ESA cancelaron el Hermes (liderado por Francia) en 1992.
Estrategias políticas, dificultades técnicas y, sobre todo, de presupuesto acabaron con este avión espacial para el que España aspiraba a tener, en el sur de la Península, una pista de aterrizaje. La ESA se volcó en su otro gran proyecto relacionado con la Estación Espacial Internacional, el módulo Columbus y la nave de carga no tripulada ATV -ambos funcionando ya-. Europa destaca en lo que se considera su punto espacial fuerte: las misiones científicas.
Los rusos siguen con sus muy experimentadas cápsulas soyuz (versiones actualizadas) para llevar y traer al espacio a sus astronautas, a los de otros países (por acuerdos de cooperación) y a los turistas dispuestos a pagar varios millones de dólares por el viaje.
La NASA, con la perspectiva de jubilar sus transbordadores en 2010, está desarrollando su futuro sistema de vuelos tripulados Ares-Orion, que quiere estrenar en 2015.
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