"Queremos ser el primer constructor mundial"
Desde que abandonó la presidencia del Real Madrid el pasado febrero, Florentino Pérez (Madrid, 1947, ingeniero de Caminos) no ha concedido entrevistas y apenas ha hecho apariciones públicas. Se ha volcado en la empresa que preside, el grupo ACS, líder en el sector de la construcción español con 125.000 trabajadores y presencia en más de 50 países. Pérez comenzó de cero a partir de una constructora quebrada (Padrós) en 1983 y, con la adquisición sucesiva de otras constructoras -entre ellas, la mítica Dragados- y la diversificación a otros campos, ha llegado a la actual ACS, que facturará este año más de 14.000 millones de euros. Los últimos hitos son la entrada en el sector eléctrico, a través de Unión Fenosa e Iberdrola, de las que no descarta la fusión, y la expansión internacional, en la que, entre otras actuaciones, espera que la integración entre las concesionarias de autopistas Abertis y Autoestrade pueda llevarse a cabo a pesar de un primer traspiés. En esta reaparición pública se centra especialmente en su labor empresarial, lo que no es poco, pero no evita hablar de las razones por las que dejó la presidencia del club blanco y a la que, tras la inestabilidad actual, hay quien reclama su regreso.
"No pasa por mi imaginación volver a la política, estoy con gran ilusión en el proyecto empresarial"
"Es bueno crear grandes empresas españolas capaces de competir en el mercado mundial"
"Lo que se ha hecho en España es espectacular y es mérito de todos, pero destaco el papel de los sindicatos"
"¿Volvería a presidir el Madrid?". "Espero que nunca llegue a una situación como la que me llevó a presidirlo"
Pregunta. Las constructoras se han convertido en uno de los motores de la economía española. ¿A qué atribuye esa pujanza?
Respuesta. Las constructoras han hecho muy bien los deberes. En España se ha producido un proceso de concentración de empresas (ACS, Ferrovial, FCC, Acciona...) que nos ha dotado de músculo suficiente para protagonizar ese movimiento empresarial. Después de ese proceso, diversificaron a actividades con la misma cultura, es decir, la del contratista, en la que se mezcla una gran competitividad y el respeto, y entraron en servicios, concesiones de infraestructuras y, últimamente, en energía.
P. Usted ha logrado que ACS sea líder del sector en menos de un cuarto de siglo. ¿Se ha sentido alguna vez un dueño del universo?
R. ACS es el resultado de la concentración de empresas desde la negociación y el acuerdo, y yo tengo la enorme suerte de haber crecido en un sector donde ha habido grandes maestros, como José María Aguirre, José Entrecanales, Antón Durán, Rafael del Pino..., personas que han creado una cultura con afán de servicio a la sociedad. Para mí ha sido relativamente fácil convivir, dado que mi talante también es así: tolerancia, comprensión, diálogo, negociación... Hemos conformado un grupo y nunca hemos hecho un acto hostil. Me siento orgulloso de que ACS sea una de las empresas líderes del sector en el mundo y vamos a trabajar por ser los primeros, lo que implica una gran responsabilidad con la sociedad, con los trabajadores y con los accionistas.
P. ¿No cree que puede estallar la burbuja en este sector como pasó en el tecnológico?
R. No hay que olvidar que el sector de la construcción es una industria que en los últimos años se ha diversificado. Es un sector sólido, de gran estabilidad, desde la que nos va a permitir abordar otros proyectos.
P. ¿Vislumbra el fin del boom del ladrillo?
R. Los constructores, aunque pueda parecer extraño, tenemos una disciplina muy distinta a la de la promoción inmobiliaria. Entendemos que este sector es más cíclico y que está más expuesto al riesgo que cualquiera de las otras actividades de contratistas. Por tanto, preferimos concentrarnos en las actividades que por formación y entusiasmo mejor desarrollamos.
P. ¿Y qué me dice de los casos de corrupción inmobiliaria?
R. Como le he dicho, nuestro grupo no se dedica a la promoción inmobiliaria. De todas formas, es una actividad muy importante en España. Es uno de los motores de la economía, y no es bueno generalizar los casos aislados de corrupción. Si hay algún problema, lo que debemos hacer es tener máxima confianza en la justicia.
P. Hablemos entonces del salto al sector energético que parece que tanto le gusta.
R. Está en nuestra cultura. De verdad. Nos sentimos muy cómodos, es una actividad que entendemos perfectamente.
P. ¿Qué le llevó a entrar en Unión Fenosa y después en Iberdrola?
R. El sector energético está en proceso de reordenación y queremos participar. Para Unión Fenosa, el Banco Santander nos dio la oportunidad de comprar acciones. Posteriormente se presentó la ocasión de Iberdrola. En el futuro, va a tener una posición de liderazgo y estamos convencidos de que tiene que haber empresas españolas dispuestas a participar.
P. ¿Van a aumentar su 10% en Iberdrola?
R. Tenemos la autorización, aunque en estos momentos estamos cómodamente instalados con nuestra participación y, además, queremos compartir con nuestros socios los proyectos. No obstante, siempre que la estrategia de la compañía lo aconseje y el momento sea adecuado, seguiremos incrementando nuestras participaciones en Iberdrola y en Fenosa.
P. Cuando se filtró la noticia de que Iberdrola negociaba entrar en Scottish Power pareció que no le gustó mucho la actuación de su presidente, Ignacio Sánchez Galán, a espaldas de los accionistas.
R. No es verdad. Mi relación con Sánchez Galán es extraordinaria. Entramos en Iberdrola de acuerdo con él y la compra de Scottish Power me parece fenomenal. Se lo dije así al presidente cuando me lo comunicó. Lo que es bueno para Iberdrola es bueno para ACS.
P. ¿Harán una fusión Iberdrola-Fenosa?
R. Yo lo que digo es que es bueno crear grandes empresas españolas capaces de competir en el mercado internacional. Si esa posibilidad existe en España, apostaremos por ello. Pero no sólo depende de nosotros. Hay que pasar los filtros de las autoridades de la competencia y otros organismos reguladores.
P. Lo de crear grandes grupos es también una obsesión del presidente Zapatero.
R. De la misma forma que en el sector de la construcción hemos podido alcanzar el liderazgo en el mundo, en el sector eléctrico no debemos desaprovechar la oportunidad. Es decir, hacer empresas grandes con músculo financiero para asumir grandes retos.
P. ¿Qué persiguen ahora?
R. Lo que ahora nos queda es, precisamente, la expansión internacional. Todas las constructoras tenemos ya una gran presencia fuera de España, pero el mundo es muy grande y lo que tenemos que hacer es consolidarnos. Es el reto que tenemos para los próximos años. Hemos empezado a trabajar en Latinoamérica. El siguiente paso es conquistar Europa y América del Norte.
P. ¿Cree que el fracaso de la fusión entre las concesionarias de autopistas Abertis y Autoestrade demuestra que todavía queda mucho por hacer en la UE?
R. Estamos construyendo Europa, que no es nada fácil. Se necesita más tiempo del que queremos, pero la construcción europea es irreversible. En cuanto a la fusión Abertis-Autostrade, es un gran proyecto por el que merece la pena seguir luchando. A veces las cosas no salen a la primera. Creo que este proyecto necesita más tiempo de maduración. Nos toca seguir trabajando y negociar. Es un proyecto en el que todas las partes tienen que sentir que es bueno. Los socios y las autoridades europeas ya están convencidos. Ahora debemos dialogar más con las italianas para convencerles de que es muy bueno para Italia.
P. Es decir, que pronto volverán a la carga.
R. Insisto en que merece la pena seguir trabajando, y le dedicaremos el tiempo necesario.
P. Las constructoras y las eléctricas entraron en su día en las telecomunicaciones, luego se salieron o tienen una presencia testimonial. Ustedes mantienen el 20% en Yoigo, antes Xfera, que por fin ya opera.
R. Efectivamente, Yoigo es el cuarto operador de UMTS, la tecnología del futuro. Hemos estado más de seis años trabajando hasta que se ha desarrollado con la paciencia necesaria para sacar adelante este proyecto en el que ya muy pocos creían.
P. ¿Sólo en la construcción se puede crecer tan rápido?
R. Este país causa admiración por ahí fuera no sólo por las constructoras. Cuando viajamos constatamos el entusiasmo que se produce por España porque lo que se ha hecho en los últimos años es espectacular. Cuando esto pasa, el mérito es de todos. ¿Y por qué?, porque la clase política ha estado a la altura de las circunstancias, y también la sociedad, los empresarios y, sobre todo, los sindicatos. Destaco el papel que han tenido los sindicatos desde la restauración de la democracia. El mérito es de todos, pero si tuviera que poner un acento especial lo pongo en los sindicatos, sin ningún tipo de duda. Dicho esto, el peor enemigo ahora somos nosotros mismos, que podemos creérnoslo y confundirnos.
P. ¿A qué cree que se debe la buena racha de la economía española?
R. Primero a que partíamos de una situación de inferioridad respecto a los países vecinos y teníamos ganas de crecer. No cumplíamos las condiciones de Maastricht y ahora somos la admiración de todos. No nos resignamos a no estar entre los primeros de Europa. El entusiasmo ha sido colectivo, y yo creo que lo hemos conseguido.
P. Pero, ¿no ve problemas?
R. Hombre, problemas hay siempre, pero si tengo que destacar alguno es el de la productividad, un factor de mejora permanente en el que debemos poner el énfasis.
P. ¿Y en el terreno político?
R. Si nos abstraemos del conflicto diario, en esta bonanza han contribuido los partidos políticos, porque los dirigentes han creado el ambiente necesario para ilusionar a la gente.
P. Pero, hay crispación casi continua entre Gobierno y oposición.
R. Siempre hay momentos de crispación en política. Yo hablo desde un punto de vista general. Para el desarrollo económico, las políticas de los Gobiernos españoles han sido acertadas.
P. ¿Le tienta la política?
R. Estuve desde 1976 hasta 1983 en política [con UCD y en la Operación Reformista]
; fui concejal, director general, presidente del IRYDA... Guardo un recuerdo extraordinario de aquellos años. La transición fue un momento histórico en la historia de España. Era muy joven, pero la vanidad política la tengo satisfecha y no pasa por mi imaginación en este momento volver a la política.
P. Aunque le reclamen.
R. Ahora estoy con gran ilusión en el proyecto empresarial de ACS.
P. A lo mejor donde la sensación es distinta es en el mundo del fútbol.
R. Yo llevé mis convicciones al mundo del fútbol. Se puede competir desde el convencimiento de que el competidor también es colega. lo hice en la UCD, en la empresa y lo llevé al fútbol. Todos los mundos son distintos, pero uno siempre tiene que ser el mismo.
P. Usted pluralizó el palco del Bernabéu.
R. Yo siempre dije que el Madrid es de todos. Un lugar de encuentro de personas de todo tipo de ideología y orígenes. Por tanto, me sentía muy contento cuando estaban todos los representantes del espectro político y social. El Madrid debe ser transversal. El Madrid nunca puede ser excluyente, todo lo contrario. Si queremos que sea el equipo de todos, debe ser integrador.
P. ¿Por qué dejó la presidencia del Real Madrid?
R. Llegué a la presidencia del Real Madrid a hacer un trabajo. A regenerar la institución. A crear un modelo deportivo que contase con los mejores jugadores para, además de ganar, dar espectáculo y producir la admiración en todo el mundo. A tener la Ciudad Deportiva que este club se merece para el siglo XXI. A contar con un estadio precioso y moderno, en donde todos los elementos de confort, comodidad y servicios gozasen de la calidad que los socios y aficionados se merecen. A tener la mejor imagen y a ocupar el lugar en el mundo que nos corresponde. Todo esto, además, conquistando el liderazgo de club más rico después de décadas de no serlo. Creo, modestamente, que los objetivos para los que fui elegido presidente del Real Madrid se habían conseguido. Pero cada vez me era más difícil compatibilizar la presidencia de ACS y del Real Madrid. ACS se ha convertido en una empresa muy grande. Es la empresa que tiene en España más trabajadores. Y el Real Madrid también es muy grande. Lo importante ya lo habíamos conseguido en estos casi seis años.
P. ¿Volvería otra vez a la presidencia del Real Madrid?
R. En el año 2000, el Real Madrid tenía muchos problemas. Problemas económicos, pérdida de valores, deterioro de su imagen y hasta estaba en juego nuestra propia identidad, es decir, que el club siguiera siendo de sus socios. Y teníamos la obligación de regenerar la institución. En el futuro espero y deseo que nunca más lleguemos a una situación como aquélla.
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