Cuatro de veinte

Me dicen: "Elige cuatro espectáculos de los últimos veinte años". Vértigo. "¿Cómo que cuatro? Me dijisteis veinte, uno por año, llevo dos días revolviendo archivos y haciendo listas y...". Me dicen: "Cuatro, chato. Un póquer de ases. Los que realmente te hayan llegado al alma. Menos es más, etcétera". ¡Palabras mayores! Selecciono, tacho, enloquezco. Al final opto por un procedimiento clásico: el azar, la mano inocente. Recorto veinte papelitos, los extiendo sobre la mesa. Mi mujer piensa: "Ya está, se chaló del todo". Remuevo. Aparecen (oh, sorpresa) cuatro perlas unidas por el mismo hilo: el placer del relato. O cuatro barcos que recorren el mismo río, el río de la narración. Por riguroso orden de aparición:

1 10.000 KILOS, de Roger Bernat y General Eléctrica. Una pequeña revolución en el teatro de la época (finales de los noventa). Una obra coral, un bombardeo de cuadernos de apuntes, memorias íntimas, cartas cruzadas y pantomimas desesperadas, en la que el grupo (hoy extinto) propuso, entre otras mil cosas, una nueva "forma" de entender el naturalismo, la cotidianidad en escena.

2 LA ESTUPIDEZ (Rafael Spregelburd / Patrón Vázquez). Una cumbre polifónica, un hongo atómico. En un motel del desierto, en las afueras de Las Vegas, veinticinco personajes al borde de la catástrofe se entrecruzan según patrones aleatorios, como sistemas que se desorganizan al reaccionar ante variables no previstas. Lema de la obra: "La coincidencia es la madre de la turbulencia". Lema de Spregelburd: "Sólo funcionan los proyectos imposibles". (Ese gran texto, por cierto, hizo germinar una gran película: Historias extraordinarias, de Mariano Llinás).

3 2666 (Roberto Bolaño / Alex Rigola). La versión teatral de la arbórea novela de Roberto Bolaño fue un absoluto trabajo de amor ganado. Una devolución, como decían los situacionistas. Un envoi, como decían los trovadores, al novelista muerto pero no desaparecido: una muestra de infinito respeto hacia su palabra y su imaginación, trasmutadas en cinco horas de teatrazo. Y la cumbre de Alex Rigola y su banda del Lliure.

4 LA FUNCIÓN POR HACER (Del Arco / Tejada). De entrada, la mejor adaptación de Seis personajes en busca de autor, de Pirandello: una versión que iba directa al nervio, que condensaba y expandía su material. En segundo lugar, un formidable concepto: Del Arco y Tejada convierten el relato en una historia de replicantes, a la manera de Blade Runner: personajes conscientes de que han sido "creados", con una vida y unas características definidas por otro. En tercer lugar, un triunfo del equipo: una función que nace en el off y, por empeño conjunto, arrasa en toda España.