Contra el rebaño digital. Un manifiesto
Ensayo. ¿Y si las personas estuvieran por encima de la tecnología? Jaron Lanier une el mundo artístico con la investigación académica y tecnológica. Se le considera el padre del término realidad virtual y la revista Time le ha destacado entre las 100 personalidades más influyentes de 2011. Con este aval invita a reflexionar de su mano sobre cómo se fundamenta la interacción entre personas y máquinas. Plantea, por ejemplo, cómo al utilizar un programa el propio individuo comienza a pensar como si también fuese un programa, siguiendo un patrón determinado.
Contra el rebaño digital, traducción no demasiado ajustada a su título original You're not a gadget: A manifesto (No eres un cacharro: un manifiesto), propone una visión humanista del uso de la tecnología. Invita a recordar que desde el iPhone que va en un bolsillo al ordenador del trabajo, están creados por humanos. Nada de lo que se crea en Palo Alto, cuya evolución ha seguido de cerca, ha salido de la nada, todo comienza en la mente de alguien. Esta visión se convierte en una constante en cada capítulo.
Contra el rebaño digital. Un manifiesto
Jaron Lanier
Traducción de Ignacio Gómez Calvo
Debate. Barcelona, 2011
256 páginas. 19,90 euros
A lo largo de su carrera Lanier ha trabajado en proyectos clave, quizá no los más exitosos pero sí los que han servido para abrir nuevas puertas y negocios prósperos. En 1985 estaba en Atari, donde se crearon los primeros videojuegos domésticos. Años después se embarcó en la aventura de crear una realidad virtual, Second Life. No triunfó, pero fue el comienzo de la proyección del ser humano en un avatar virtual. Su última aventura fue de la mano de Microsoft, algo que no parece muy acorde con su visión indie, para desarrollar Kinect, un sensor que captura el movimiento humano y por el momento se utiliza en su consola XBOX 360, aunque pronto se utilizará en campos como la medicina, la educación y la seguridad.
Uno de los mayores conocedores de Internet desde su nacimiento alza su voz para alertar sobre su deriva. Jaron Lanier opina que es necesario reflexionar y pensar por qué el negocio está en la publicidad en lugar de los contenidos, en generar información llamativa en lugar de profundizar en la misma o buscar nuevas formas narrativas. No se salvan ni las aplicaciones de iPhone y Android, tan de moda.
En su opinión, el totalitarismo digital es la nueva amenaza para el orden social, como lo fueron el fascismo y el comunismo anteriormente. Lejos de alinearse en el bando de los tecnófobos, Lanier lanza un manifiesto pidiendo la reinvención de Internet y sus aplicaciones, pensando en el individuo más que en las máquinas, en la utilidad más que en la rentabilidad, en el progreso más que en el resultado inmediato.
La posibilidad de hacer del usuario parte activa de la Red es, para muchos, como la revista Time, la revolución que ha dado protagonismo al ser humano frente a las máquinas. Lanier considera el conjunto de estas webs que conforman en la denominada web 2.0 lo contrario, casi una forma de alienación. Para este tecnólogo la creación colectiva es una forma de despersonalización que promueve la "mentalidad de colmena". Incluso va un paso más allá, considera la Wikipedia, la enciclopedia en la que cualquiera puede editar, como la mejor forma de anular diferentes puntos de vista. No falta la provocación con un punto cómico: "Leerla es como leer la Biblia. Es una mezcla de voces anónimas, diversos autores y editores con hechos que son difíciles de contrastar".
El autor pide, con una gran facilidad para hacer que el lector se identifique y siga en la lectura, que se vuelva a la refundación de Internet, que se obvien los gritos e insultos que inundan la Red para suplirlos por libertad de pensamiento, lejos de las masas.
La obra deja al lector con algunas dudas en caso aceptar sus propuestas: ¿es tarde para cambiar el rumbo? ¿Quién lleva el timón de Internet? Consciente de que la visión crítica sobre la web 2.0 que propone, el autor permite que el libro tenga vida más allá de las páginas de papel. En su web ha incluido un apartado para dudas y debates de los lectores: http://www.jaronlanier.com/gadgetcurrency.html Resulta una forma novedosa, y en su caso consecuente con lo que proclama, de seguir la conversación. Algunas de las contestaciones son tan interesantes como la obra en sí. Jaron Lanier explica, por ejemplo, que no le interesa estar en Twitter y Facebook, aunque le sirviera para vender más libros.
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