Los ordenadores no enseñan solos
Digitalizar las aulas puede ser un revulsivo en un panorama de alto fracaso escolar - Pero es sólo un comienzo: sin formación de profesores y buenos contenidos, nunca será suficiente
Cuando en los años ochenta empezaron a aterrizar en las escuelas los hoy ya olvidados vídeos VHS, muchos creyeron que con ellos llegaba la revolución educativa. Pero esos aparatos nunca pasaron de ser un complemento, muchas veces marginal, de la manera clásica de enseñar y aprender. Así lo recordaba hace un par de años en el Congreso EducaRed el director de un instituto madrileño, para advertir, salvando las distancias, de que las herramientas tecnológicas, por sí solas, no significan nada, sobre todo en un aula.
Por eso, muchos expertos y docentes que llevan años trabajando en colegios e institutos con las nuevas tecnologías, cuando se les pregunta por el plan anunciado la semana pasada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para digitalizar el sistema educativo, ponen el énfasis en el cómo se van a usar los ordenadores e Internet, para ofrecer nuevas formas de aprender. Muchos docentes plantean numerosas dudas, sobre todo, porque aún no se conocen los detalles del plan, pero bien hecho, con los medios suficientes y una buena formación del profesorado, la implicación de esos docentes y de los centros, dicen, podría acabar siendo un revulsivo muy importante para el sistema educativo.
"La extensión de la tecnología no es la prioridad", dicen los críticos
CC OO: "Estamos preparados. Al final de la legislatura se verán resultados"
El plan del Gobierno aspira a cambiar la forma de enseñar y aprender
Sólo uno de cada cuatro docentes usa la computadora para dar clase
El plan prevé dar ordenadores portátiles a todos los alumnos de centros públicos y concertados de 5º de primaria a 4º de ESO, empezando el próximo mes de septiembre con los 420.000 estudiantes de 5º de primaria (10-11 años). Cada alumno podrá llevarse el ordenador a casa.
Ahora la ratio de alumnos por ordenador en colegios e institutos es de 5,7 en los públicos y de 10 en los privados; frente a ello, en los países más avanzados en este campo, como EE UU, Australia, Corea del Sur o Reino Unido, están en torno a tres, según un estudio de la OCDE de 2006. También incluye el plan llevar pizarras digitales y conexiones a Internet en las aulas. Ahora, sin datos oficiales, las estimaciones dicen que esas pizarras llegan a entre el 10% y el 20% de las aulas (en Reino Unido, en trono al 80%) y que hay Internet en la mitad de las aulas de secundaria y un 36% de las primarias, según el informe Las tecnologías de la información y la comunicación en la educación, publicado en 2007 por el centro de investigación educativa CNICE y la empresa pública Red.es.
Pero el Ministerio de Educación insiste en que el proyecto tendrá uno de sus pilares en esa formación de los docentes de un sistema educativo en el que hoy conviven métodos de enseñanza del siglo XIX -con profesores que se dedican a leer el libro de texto en clase-, métodos del siglo XXI -apoyados en esas nuevas tecnologías- y un inmenso grueso a mitad de camino. Educación dice que el objetivo, directamente, es dar un giro a la escuela, a la forma de enseñar y aprender, y reconoce que el cambio será gradual. La teoría más recurrente, repetida muchas veces en los últimos años, la resume Gaspar Ferrer, director del Centro Aragonés de Tecnologías para la Educación (Catedu): "Ya no es el profesor el que tiene la información y se la presenta a los alumnos para que la asuman, la organicen, la asocien en sus cabezas y la recuerden. Ahora es el alumno el que tiene acceso a mucha más información de la que el profesor hubiera soñado nunca poseer. Pero el acceso a la información no nos garantiza ningún tipo de aprendizaje. Hay que gestionar el acceso, el contraste, en su caso; la elaboración y discusión de esa información y la realización de actividades que desemboquen en un desarrollo de capacidades, habilidades y aprendizajes en los alumnos". Y todo esto lo debe dirigir el docente, añade Ferrer.
De 2005 a 2008 se ha pasado del 69% al 98% de los colegios españoles conectados a Internet con banda ancha, mientras la media europea es del 67%. Pero a pesar de esta mejora y de que hay numerosas iniciativas, al menos experimentales, en las comunidades autónomas, sólo uno de cada cuatro profesores utiliza el ordenador para dar clase, según CC OO. Además, más del 80% de los estudiantes de la ESO no usa nunca o casi nunca el ordenador en la mayoría de las materias, según el informe del CNICE. Jugar y escribir trabajos son las dos tareas principales para las que los alumnos usan los ordenadores en las escuelas. Y tampoco mucho: lo hacen habitualmente entre el 15% y el 24% de los de primaria y ESO.
Además, los docentes que ya están llevando a cabo los cambios metodológicos se quejan por carta al Ministerio (lo hizo a principios de este curso Lourdes Barroso) de la falta de apoyo que reciben. La profesora de secundaria Marta Pacheco, responsable de nuevas tecnologías en su instituto cordobés, el Averroes, resume algunas dudas de los docentes: los problemas del software -las licencias son caras y si trabajas con software libre se limitan las posibilidades, dice-, los de la conexión a Internet -"La nuestra es demasiado lenta, no sirve bien para dar clase"-, el mantenimiento y recambio de unos equipos que tendrán un considerable trajín en las manos entusiastas y a veces destructivas de niños y adolescentes. Por ejemplo, en las escuelas británicas está muy extendida la figura del técnico informático, no docente. En cuanto a las computadoras, también se han planteado dudas acerca de si serán gratis para todos los alumnos o si las familias tendrán que pagar algo, y si es así, si la aportación dependerá de los ingresos familiares, como ocurre por ejemplo con las becas de comedor.
La principal crítica que algunos sectores educativos (la asociación católica de padres Concapa o los sindicatos CSIF o USO) hicieron al plan presentado por Zapatero fue que la extensión de la tecnología está bien, pero no es la prioridad para mejorar el sistema, sobretodo el alarmante abandono escolar: un 30% de alumnos dejan de estudiar tras la educación obligatoria, buena parte de ellos porque no consigue el título de ESO.
"Claro que necesitamos un plan integral de formación que se haga en horario lectivo, pero creo que sí estamos preparados y que es lo que se debe hacer. Y creo que al final de esta legislatura se podrán empezar a ver resultados", dice José Campos, responsable de educación de CC OO, responde a las dos preguntas.
Carlos López-Cortiñas, su homólogo en FETE-UGT, dice que se han creado buenas expectativas, pero también retoma como prioridades educativas la lucha contra el abandono temprano y el impulso de la formación profesional. En cuanto al plan de digitalización, recuerda que lo prioritario son los planes de formación de los profesores "para no empezar la casa por el tejado" y resolver todas esas dudas que se plantean y que tienen "muy revolucionados a todos los profesores", en palabras de Marta Pacheco. "Debe presentarse dentro de un gran plan, de un acuerdo con las comunidades, dentro del diálogo social, de planes de formación para que no se reduzca sólo a dar ordenadores como el regalo de Reyes", añade López Cortíñas.
El caso es que el Gobierno no ha hablado aún de financiación (ese tema se tratará previsiblemente hoy en la reunión entre el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas) ni de plazos (ídem). Por eso resulta bastante más que difícil aventurar valoraciones sobre la viabilidad del proyecto. Además, todo el mundo parece andar con pies de plomo, probablemente porque esto implica mucho dinero y muchas negociaciones y acuerdos con fabricantes de ordenadores y de software, con las editoriales (para la creación de materiales digitales), las operadoras de Internet o los sindicatos. La mayoría de los sectores implicados, en todo caso, se declaran preparados para ampliar lo que haga falta. Así lo dice un portavoz de la operadora de Internet Vodafone, y los fabricantes de equipos y de software dicen que ya tienen desarrollados productos y servicios adaptados a la educación.
Las editoriales de libros de texto también aseguran tener materiales y productos desarrollados para responder a esa digitalización, pero desde la asociación del sector, ANELE, plantean varias cuestiones que esperan que el Gobierno tenga muy en cuenta. "Nosotros estamos preparados, hemos estado y seguiremos estando a la vanguardia, pero habrá que fijar un calendario, buscar la manera de defender los derechos de autor de los contenidos digitales y tener un plan de financiación de los contenidos, porque para las editoriales va a significar un esfuerzo grande", expone José Moyano, presidente de ANELE.
Además, Moyano plantea que los profesores siguen demandando el libro de texto en papel y prevé un sistema en el que los contenidos digitales complementen los contenidos clásicos. Y tampoco está muy claro aún hasta dónde debe llegar el papel de esas nuevas tecnologías dentro de la clase. La mayoría de los expertos advierte de que no anulan todo lo demás. Incluso sus más entusiastas defensores, como el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona Pere Marqués, señalan que tampoco conviene, en una situación ideal, pasar de "un 50%" de las horas de clase basadas en las nuevas tecnologías. "Aunque un alumno tenga un ordenador, no hay que estar todo el tiempo delante", advierte.
"El cambio tardará tiempo", continúa Marqués, que defiende un cambio gradual. Ya hay desarrollados, por ejemplo, muchos modelos de tareas dependiendo de la dificultad. Por ejemplo, desde el más básico (el apoyo visual en la exposición del profesor o pedir a los alumnos que busquen imágenes y se documenten en Internet antes de la explicación) hasta las más complejas (una videoconferencia con una escuela de otro país durante la que se presenten temas en otro idioma).
Lo bueno, como dice Marqués, es que no se parte de cero. Aparte de las redes que existen entre profesores innovadores -Aulablog, Planeta Educativo, la red social Internet en el Aula, El Tinglado-. Y aparte de iniciativas estatales como Internet en Aula (con una inversión de Gobierno y comunidades de 484 millones entre 2005 y 2008, entre otras cosas, ha llevado Internet de banda ancha al 98% de los colegios) o la digitalización de contenidos por parte del CNICE, varias comunidades autónomas se han puesto las pilas (las diferencias ya se notan en la provisión de ordenadores: 2,3 alumnos por computadora Extremadura frente a más de nueve en Madrid, Comunidad Valenciana o Canarias). El proyecto de ordenadores portátiles (Tablet PC) para los alumnos de 5º y 6º de primaria de Aragón quizá es el que más se parezca al que propone Zapatero.
Se trata de un proyecto en el que la comunidad ha invertido unos 14 millones de euros entre 2005 y 2008, explica el director de Catedu, Gaspar Ferrer, que consiste en que cada alumno tenga un tabletPC y cada clase, una pizarra digital y conexión a Internet. Y su puesta en práctica tiene mucho de la flexibilidad que reclama Marqués. Los centros se han apuntado libremente (ya ha llegado al 90% de los centros). Con planes de formación, creación de materiales didácticos y equipos de asesoramiento externo, "uno de los puntos fuertes en el proceso de implantación es la adecuación en cada centro, incluso en cada profesor, a su ritmo para asimilar la herramienta y los cambios que su uso produce en las aulas. Nos preocupa muchísimo más la calidad y la seguridad y confianza del trabajo en el aula, que la velocidad en que los equipos se usen", dice Ferrer. Además, los equipos son de los centros y son éstos los que deciden si los alumnos pueden llevárselos a casa siempre (lo que suele ocurrir en zonas rurales), nunca o sólo en algunas ocasiones.
"El horizonte es muy difícil de definir porque no podremos hablar de un nivel de integración total, con profundos cambios metodológicos en todas las aulas, en bastantes años", añade Ferrer, que insiste en que los docentes son la pieza clave: "Es cierto que para el profesorado, especialmente el primer año, le supone un esfuerzo importante y, para muchos, un cambio radical en su forma de trabajar en el aula. Pero, también es cierto que asumen la responsabilidad de formar a los ciudadanos de una sociedad en la que la información fluye de una forma completamente distinta a como lo hacía hasta hace sólo una década".
El instituto público Averroes, de Córdoba, lleva seis años en un proyecto de la Junta de Andalucía de introducción de tecnologías en el aula. Marta Pacheco es la coordinadora de esas tecnologías, e insiste en los incentivos para el profesorado, en la formación. Pero también dice que, si se va a hacer bien, "adelante", porque "la educación en España necesita un revulsivo". Como con todo cambio, aún se desconocen los resultados de éste, pero, ¿quién sabe?, podría ser ese revulsivo. Al fin y al cabo: con el ordenador, con Internet: "Hasta a los más trastos se les ilumina la cara", termina Pacheco.
Portátiles y conexiones a Internet
- Más de 125.000 estudiantes de primaria y secundaria disponen ya de un ordenador portátil para cursar sus estudios a raíz de los diversos proyectos puestos en marcha por varios centros educativos españoles, según fuentes del sector. Tomando estas cifras y las del alumnado de 5º de primaria a 4º de ESO de colegios públicos y concertados, el compromiso del Gobierno ascendería a unos 2,5 millones de ordenadores portátiles en los próximos dos años.
- La media de alumnos por ordenador en España (curso 2006-2007) es de 5,7 en la pública y 10 en la privada (lo que incluye a la concertada). En Liechtenstein, Estados Unidos, Australia, Corea del Sur, Hungría, Nueva Zelanda, Reino Unido, la región china de Hong Kong, Austria o Canadá hay al menos tres equipos por cada 10 alumnos, según un estudio de la OCDE publicado en 2006.
- En Reino Unido, en torno al 80% de las aulas tiene una pizarra digital. En España las estimaciones dicen que están entre el 10% y el 20% de las aulas.
- El 98% de los colegios españoles están conectados con banda ancha a Internet. La media europea es del 67%.
- El 51% de las aulas de secundaria y el 36% de las de primaria tiene acceso a Internet.
- El 80% de los alumnos de ESO no usa nunca o casi nunca el ordenador en la mayoría de las materias. El uso del ordenador más habitual entre los alumnos es jugar y escribir.
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