Contra la muerte
Despojado el adulterio de condenación moral, la institución del matrimonio ha cobrado una poderosa entidad narrativa. Ahora las novelas empiezan con los amantes convertidos en cónyuges. Enfocar esa vida común compuesta de constancia, paciencia y apego desplaza la leyenda del amor a la crónica de la responsabilidad. Se dirá, tal vez, que en ese ámbito lo narrativo carece de consistencia; y así será, tal vez, pero al sustituir la ansiedad amorosa por la exploración de la lealtad se gana en profundidad sin que se pierda nada por otro lado. Más inusitado es abarcarlo todo: el origen del deslumbramiento, la persistencia de la unión, la muerte que llega como experiencia compartida.
Un matrimonio feliz
Rafael Yglesias
Traducción de Damià Alou
Libros del Asteroide. Barcelona, 2011
407 páginas. 21,95 euros
Un matrimonio feliz, de Rafael Yglesias (Nueva York, 1954), es una portentosa aportación sobre la experiencia emocional de nuestro tiempo. Refleja tanto la fisiología del amor como las derivas de la pasión, tanto el miedo al cuerpo ajeno como la fuerza de su fascinación, y por supuesto eso que emplaza a una pareja a caer en el fracaso y la desesperación. Y es mucho más, una asociación en pos del significado. Resumir el argumento transforma su contenido en melodrama. Él es guionista (latino), ella diseñadora gráfica (judía), se conocieron en la juventud por intermedio de un amigo, se enamoraron; en los inicios el acoplamiento corporal fue más complicado que su entendimiento emotivo; una vez casados, pasan por graves crisis, alguna con terapia incluida; crían dos hijos; a ella se le diagnostica cáncer, la muerte es inminente; han vivido treinta años juntos y él la cuida con abnegación.
Rafael Yglesias cuenta todo el proceso solapando los capítulos de la enfermedad con la rememoración de su historia de pareja, unos regidos por la providencia del amor y otros por la fatalidad. Del descubrimiento de esa fatalidad surge el sentido. La muerte es aquí el pretexto que pone en marcha la narración, pero la novela está contada contra la muerte. Al parecer Rafael Yglesias se ha servido de experiencias propias. A su conocimiento del dolor ha sumado alquimia verbal, talento, sagacidad e inteligencia. El resultado es una novela extraordinaria, una obra compuesta para el lector más exigente. -
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