La generación beat
Ensayo. En 1951, sobre un rollo de teletipo para no tener que parar a cambiar el papel, Jack Kerouac escribió, en tres semanas, En el camino, evangelio rodante de la generación beat que no sería publicado hasta 1957 después de haber viajado por los despachos de numerosas editoriales. En 1956, se celebró en la galería Six de San Francisco un recital poético en el que Allen Ginsberg recitó por primera vez Aullido, testamento de una generación golpeada y fe de bautismo de un movimiento que sacudiría las gélidas aguas de un paisaje literario estéril, dominado por los poetas académicos y sometido por una crítica férrea y ortodoxa, en la América conformista de Eisenhower. En 1971, Bruce Cook, escritor y crítico literario, publicó La generación beat, un libro básico y comprometido que en su reedición de hoy sigue ofreciendo el análisis más exhaustivo sobre los avatares de aquella generación, un texto vivo en el que se funden el reportaje, la entrevista y el ensayo. "Los medios de comunicación no podían controlarnos, así que nos descubrieron", le dice el poeta Gregory Corso al autor del libro. La popularidad de la generación beat se basaría al principio más en sus actos, recitales, intervenciones públicas y tomas de postura ante temas como el pacifismo y las drogas que en sus obras publicadas, la suya era una fama casi clandestina, el grito airado de "una manada de seres frenéticos, sucios y sin afeitar... que gritan obscenidades, se burlan y desdeñan a los campeones del intelecto". La marihuana, el peyote y luego el LSD, sustancias aún toleradas por la ley, y el alcohol marcan el viaje hacia el lado salvaje de la vida, itinerario físico y psíquico pautado por la música de jazz y la carretera con aromas de Oriente. Movimiento nuevo que sin embargo recupera la tradición de la gran novela norteamericana. Twain, Thoreau, Walt Whitman, Ezra Pound y William Carlos Williams son las referencias explícitas de un movimiento que para Bruce Cook ha sido "el único originado en Norteamérica".
Recordando los sesenta
Robert Stone
Traducción de Inga Pellisa
Libros del Silencio. Barcelona, 2011
301 páginas. 19 euros
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