'Japonerías' hispánicas
Apenas he parado de reírme a carcajada limpia -sólo lo justo para poder seguir leyendo- mientras tuve en mis manos España, aparta de mí estos premios, el libro de relatos donde el escritor peruano Fernando Iwasaki (Lima, 1961) nos ofrece siete visiones o interpretaciones de la historia de España. Pero que no nos despiste el título, porque si hay un sesgado homenaje al poemario de César Vallejo -España, aparta de mí este cáliz, 1937-, las narraciones de Iwasaki parten de una irreverencia absoluta y, de las dos Españas, se dirigen sólo a la que sabe reírse de sí misma.
Todos los cuentos tienen una estructura común: la narración de un suceso sorprendente (absurdo, grotesco, ridículo), como puede ser la aparición de un brigadista japonés que desconoce el final de nuestra Guerra Civil en las profundidades de una cueva malagueña donde se está desarrollando y transmitiendo en directo un episodio del reality Cavernícolas solidarios; la repercusión del suceso en los medios y en las diversas esferas del poder, con las consiguientes pugnas e intrigas; la explotación comercial del acontecimiento -libros, seriales, excursiones temáticas al lugar de...-, y el desenlace final de la aventura. Además todos los cuentos comparten alguna situación o anécdota, junto con personajes a veces no tan secundarios, ya que estamos ante unos cuentos homotextuales: "Es decir, el mismo texto refrito varias bases según las veces y viceversa". Las bases de los distintos concursos y las actas de los respectivos jurados que los enmarcan son otras tantas joyas que completan este hilarante y vitriólico retrato de nuestra(s) España(s).
España, aparta de mí estos premios
Fernando Iwasaki
Páginas de Espuma. Madrid, 2009
160 páginas. 15 euros
Fernando Iwasaki se mueve con admirable desenvoltura y desparpajo por episodios de nuestro pasado épico -gestas jesuíticas o conmemoración de la Liberación del Alcázar de Toledo-, las plurales identidades de la piel de toro, las filias y las fobias de unos y otros, los ritos, las modas y... en fin, la general estulticia en la actual sociedad del espectáculo y la era de la globalización.
Baste mencionar que los relatos a concurso deben tratar del turismo espeleológico o de la gloriosa historia del Sevilla Fútbol Club; exaltar los valores identitarios, los hechos diferenciales y la riqueza cultural de Euskadi; servir para motivar e incentivar la visibilidad de la mujer catalana en todos los ámbitos y estamentos de la sociedad; o promocionar el langostino de Sanlúcar. Huelga decir que la parodia pulveriza tan loables propósitos, gracias al soberbio lenguaje, que además del pastiche opera con tics, frases hechas, correcciones políticas o hablas y jergas de las varias identidades lingüísticas.
Un consejo: no paguen más sesiones de risoterapia y lean España, aparta de mí estos premios.
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