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Entrevista:MÚSICA

Cyndi Lauper coge el 'blues' por los cuernos

Fue una de las reinas del pop en los años ochenta y ahora se ha pasado al blues. Pero a su manera. Sin los lamentos y quejas propias del género. Con toda la determinación y fuerza de una mujer que cree en sí misma. Con un toque de humor. Con una voz que parece hecha para romper la noche. Memphis blues es, en cierta forma, un grito de libertad y de autoafirmación. Tiene como invitados a algunos de los grandes del género: BB King (guitarra y voz), Allen Toussaint (piano) y Charlie Musselwhite (armónica). Se ha reinventado como dama del blues, con todo el genio y la intensidad que sabe reflejar en el escenario.

Hablamos por teléfono mientras ella atraviesa las calles de Nueva York en un coche. Le gusta hablar, pero a lo largo de la conversación surge una y otra vez el tema de su voz. Resulta curiosa la ambigua relación que tiene Cyndi Lauper (Brooklyn, Nueva York, 1953) con su voz. "No sé hablar", dice de pronto. "Siempre tengo la impresión de que si hablo demasiado voy a perder la voz. Es como si me olvidara de respirar mientras lo hago, las cuerdas vocales se me juntan...". Un temor fundado tal vez en algunos problemas del pasado. En 1977, antes de triunfar, tuvo que abandonar sus proyectos musicales a causa de una lesión en las cuerdas vocales que la dejó prácticamente sin voz. No obstante, una vez que empieza a hablar es difícil pararla.

"Creo que el 'blues', como género musical, tiene que ver con las decepciones del amor, pero también hay mucha ironía, mucho humor"
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Cyndi Lauper se moja de verdad

PREGUNTA. ¿Qué es el blues para usted: una relación estable o una aventura amorosa?

RESPUESTA. Creo que es algo de toda la vida porque el blues es la base de todo lo que escuchamos hoy en día, también del rhythm and blues. Por eso no lo veo como algo distinto, sino que es como volver a casa.

P. ¿Cómo empezó este proyecto?

R. Hace años que quería hacer algo así. Mis amigos gais me decían: "Cyndi tienes que volver a ponerte guantes largos de satén y tocar el piano", pero yo ya no estoy por la labor. Me apetecía un trabajo del que sentirme orgullosa y pensar que dejas algo importante detrás. Es el tipo de disco que yo misma compro, como el de Eric Clapton y BB King. Me puse a pensar en Allen Toussaint, Elvis Costello, Ella Fitzgerald o Luis Armstrong, todos ellos han hecho grandes trabajos con el blues. Cuando comencé a cantar hacía versiones de Janis Joplin, así es que yo empecé realmente con el blues.

P. Es volver a las raíces...

R. Sí, volver a las raíces de la música popular americana. De hecho, The Body Acoustic (2005) iba a ser un disco de blues, pero solo querían versiones de temas de los ochenta. Y yo les dije: 'Tíos si queréis covers de los ochenta voy a tener que hacerlas de mí misma'. Y me dijeron: 'Genial'. ¡Oh, Dios! En todo caso prefería hacerlo yo y añadir algunos efectos nuevos.

P. ¿Es un momento propicio en su vida y su carrera para abordar ese género?

R. Estaba participando en un reality, The Apprentice (2009), dirigido por Donald Trump, con el que reunía fondos para el programa True Colors (fundación contra la discriminación de los homosexuales), y tuve que hacer tantas entrevistas que perdí el sueño. Lo primero que pierdes cuando no duermes es la voz. Yo estaba preparando ya este álbum y cuando la recobré me sentía bastante mal, además a mi alrededor había tanta gente deprimida por lo de las hipotecas de sus casas y otros temas que pensé, es el momento perfecto para un disco de blues. Estaba trabajando con una pequeña empresa de distribución y era un proyecto totalmente mío, así es que lo asumí totalmente.

P. Decidió ir a Memphis a grabar el disco y creo que quiso hacerlo con tecnología analógica...

R. Lo grabé en cartuchos (8 Track), ese formato tan anticuado. Mi ingeniero, el que habitualmente graba mi voz, me dijo que sonaría mejor y grabamos dos temas como prueba. Me encantó como quedó. Luego probamos a varios músicos porque queríamos un sonido algo sucio, nada de esas grabaciones demasiado limpias. Tenía la opción de grabar en Misisipi o en Memphis. Elegí la segunda porque me muevo bien por la ciudad, no conocía Misisipi. Necesitaba sentirme bien para poder hacer un disco de puta madre. Me llevé a William Wittman porque él ha grabado mi voz desde She's so unusual. He trabajado con otros productores, pero... es que tengo una voz muy extraña, áspera y salvaje. Si la comprimes y quitas lo del centro suena como si yo fuese incapaz de cantar. Pero si le añades el centro, todo cobra sentido. No tenía ganas de pasar por el proceso de aprendizaje con otro productor, lo que prefiero destacar en la grabación son mis dotes para la comunicación. Así es que Scott Bomar grabó la música y Wittman mi voz. Yo había escogido las canciones, tuve ocho años para hacerlo. Temas relacionados con lo que sucede hoy en día.

P. Se nota esa elección personal porque no son blues que se lamentan de la mala suerte. Son temas de mujeres fuertes, como el que se titula Wild women don't get the blues.

R. Sí, aunque también quise escoger canciones con humor, como la de Tracy Nelson, Down So Low. Habla sobre un corazón roto, pero lo que dice el estribillo es que no es que le importe tanto perder a su hombre sino que será difícil encontrar otro. Yo encuentro eso muy divertido. Luego lo que dice la canción de BB King: "Te di siete hijos y ahora me los quieres devolver". Creo que el blues, como género musical, tiene que ver con las decepciones del amor, pero también hay mucha ironía, mucho humor. De todas formas, BB King es una persona extraordinaria y su presencia es siempre estimulante y alegre.

P. ¿Cantó con él en el estudio?

R. No (dice con decepción), no fue posible. Es lo que yo quería, pero no pudo ser.

P. Una lástima...

R. Hay una historia detrás. Cuando estaba en la universidad no tenía ni idea de lo que iba a hacer después. Estuve en cuatro institutos diferentes y al terminar no era capaz ni de redactar un trabajo. En la universidad me dediqué a ser dj, y eso me ayudó a conocer más música y estudiarla. Desafortunadamente mi voz hablada era terrible, así es que montaba los shows con efectos sonoros, películas y música en una especie de historia. Con eso viajé por la noche americana, como dicen mis amigos. Iba a muchos conciertos y uno de ellos fue de BB King. Me acerqué a él después y le estreché la mano, pero estaba tan asustada que no atiné a hablar con él, ni siquiera me atreví a mirarlo a los ojos. A los 18 o 20 años te pasan esas cosas. Después de grabar este disco, cuando se lo agradecí, pensé que en realidad sí había una conexión entre nosotros, porque en esa época, cuando yo no sabía qué hacer en la vida, estrechar su mano fue como sellar el pacto que me llevaría a la música, a dedicarme de lleno, sin red. Por eso toda esta aventura de adentrarme en el blues ha sido muy profunda.

P. Parece que también la ha llenado de energía. No puede evitar bailar en escena.

R. Si llamas a eso bailar... Cuando fuimos a actuar a Brasil me di cuenta de que íbamos con un álbum de blues. La última vez que había estado allí había sido con un disco de música de baile. Esa gente adora bailar. Así es que me vino a la cabeza la idea de que los tambores del carnaval brasileño se parecen mucho a la percusión y flautas (fife & drum) de la música del Misisipi. Es un ritmo parecido. Así es que pedí a mi gente que localizaran a un percusionista de carnaval. No les pareció buena idea, pero no hice ningún caso. Cuando tienes una idea no debes dejar que te convenzan de lo contrario. Le dije al percusionista que prestara atención a algunos de los temas, como Cross roads, y que encajara su ritmo en ellos. Fue algo mágico, nos puso al borde de las lágrimas. Yo había puesto delante del escenario una botella de alcohol, como hacen allá para ahuyentar los malos espíritus. Teníamos una bailarina -yo estuve estudiando un tiempo esas danzas espirituales, pero se me daba fatal, lo retomaré en otro momento-, y en determinado momento el ritmo se abrió y ella irrumpió de una manera fantástica. Ahí me di cuenta de que cuando los conquistadores llevaron desde África a todos esos esclavos, pudieron quitarles todo, menos el ritmo. Ese es su poder. Desde entonces el ritmo en nuestros conciertos es más abierto, está más vivo. Es como haber convocado el espíritu de la música y llevarlo con nosotros en este viaje.

P. También colabora Allen Toussaint.

R. Fui al estudio de Allen Toussaint y mientras lo escuchaba tocar me pregunté: qué tipo de productor puede tener a alguien de semejante talento y no aprovecharlo al máximo. Es uno de los mejores pianistas del mundo, una joya, un tesoro. No puedes darle una canción que cualquier pianista podría hacer. Necesitábamos una canción que lo hiciera brillar y además que estuviera también BB King. Elegimos para ellos Early in the morning y desde el primer momento teníamos a la gente en el estudio bailando como locos. Un tema muy cuco.

P. Por lo visto el espectáculo no deja de evolucionar.

R. No, y hay más. Cuando actuamos en el festival de Nueva Orleans, pedí a mi mánager que contactara con The Rising Star Band, un grupo de flauta y tambor. Como no había pruebas de sonido los llevé a mi habitación de hotel, llamé a mi percusionista y puse a todos a tocar. Son jóvenes, porque en realidad son los nietos de miembros de la banda original. Me la jugué, porque soy la líder del grupo. Es otra de esas cosas que las mujeres no suelen hacer, y es tomar el mando.

P. Quizá muchas mujeres no tienen el mando porque no lo asumen.

R. Es cierto. Cuando vi a Bruce Springsteen ejerciendo como el Boss me dije: '¿Y yo por qué no soy la jefa?'. Desde entonces no dejo que los mánager tomen las decisiones, tengo un director musical a quien le digo lo que quiero hacer y cuando llego quiero que todos estén preparados para seguirme. Más allá de lo que otros puedan pensar, esa es la manera de hacerlo.

P. Hay dos canciones que la han atornillado a la historia del pop: Girls just wanna have fun y Time after time. De esta última destaca la versión de Miles Davis. ¿Qué impresión le causó?

R. Miles Davis fue uno de los genios de la música de esa época, su trabajo y su legado al unir el jazz y el hip-hop es inagotable. Cuando hizo la versión de mi tema, para mí fue como una aprobación. Después de eso me dije: "Sí, sabes escribir canciones".

P. ¿Sigue escribiendo canciones?

R. Sigo luchando para escribir canciones. Hace unos meses Harvey Fierstein (La cage aux Folles, Hairspray, etcétera) me llamó para componer las canciones de un musical de Broadway basado en la película inglesa Kinky Boots. (Dos zapateros que hacen botas para travestis). Sony, mi discográfica a lo largo de casi treinta años, ha tratado de enterrarme de todas las maneras. Ha puesto cada uno de los clavos a mi ataúd. Recuerdo que antes de mi tercer álbum, uno de esos ejecutivos gilipollas -no uno de los jefes, sino un mediocre- se sienta frente a mí y me dice: "¿De qué vas vestida?". "¿Sabes, cariño? Si tú no sabes quién soy, yo ya no encajo aquí", le respondí. Mira lo que hicieron con la carrera de George Michael, la destruyeron. A mí quisieron hundirme en los años noventa. Me rompí el culo en Bring ya to the brink y aposté por Set your heart, que me parecía muy pegadiza, y me dijeron que no, ¡qué era demasiado comercial! Solo salió en Japón. Cuando los dejé para producir el álbum de blues, dejaron de importarme una mierda. Porque lo que aprendí es que lo que la gente necesita es energía, la fuerza que los estimule. No importa el género musical. Lo que he hecho es regresar a lo básico, a lo esencial y desde allí puedes encontrar cosas nuevas y seguir adelante. Mientras tengas el canal abierto podrás hacer grandes cosas en este mundo. Una habitación vacía y decrépita con un poco de música se convierte en otra. Porque los seres humanos somos ritmo, somos pulso y respiración. Es lo que aprendí en Sudamérica: el verdadero poder está en el ritmo y, si persistes, nadie puede conquistar eso.

P. ¿Y ha dejado el pop atrás?

R. Sé que he influido en muchos artistas, pero no solo los mayores influyen sobre los jóvenes. También puede ser al revés. Yo me siento inspirada por Rihanna, la admiro mucho. También por su compromiso con otras causas sociales. Siento lo mismo por otras cantantes como Kylie Minogue y Lady Gaga. Aunque yo ya no puedo teñirme el pelo tanto como ellas, avergüenza a mi hijo que tiene 13 años. Solo lo hago cuando estoy fuera de casa.

Cyndi Lauper. Memphis Blues Tour. La Mar de Músicas. Auditorio Parque Torres. Cartagena (22 de julio). Porta Ferrada. Sant Feliu de Guíxols (23 de julio). Veranos de la Villa. Puerta del Ángel. Madrid (24 de julio). Heineken Jazzaldia. San Sebastián (25 de julio).

Cyndi Lauper define el <i>blues</i> como un grito de libertad y de autoafirmación.
Cyndi Lauper define el blues como un grito de libertad y de autoafirmación.ELLEN VON UNWERTH

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