Corredores de fondo
En los cinco años desde Batiscafo Katiuskas han pasado muchas cosas en el combo mallorquín. Joan Miquel Oliver, único compositor de la banda, ha editado dos largos en solitario y el pop cantado en catalán ha entrado en órbita hasta lograr un número uno (Manel) en España. Esta coyuntura no la diseña ni el mejor estudio de marketing. Lamparetes es el disco que confirma que son los jefes de todo esto.
EP3. ¿Qué tiene de especial el disco?
Joan Miquel Oliver. Que no es el típico "siguiente álbum". Ha pasado mucho tiempo y muchas cosas. No sé si rompe la continuidad, porque no estoy seguro de que la haya en nuestros largos. Al final, creo que todos podrían ser el primero o el último.
De repente molábamos. Vale, pero y antes ¿dónde estábais?
EP3. ¿No puede asustar un poco que, tras cinco años, arranquéis el disco con un tema sobre crisis creativas?
J. M. O. El bloqueo es mi estado natural. Salgo cada día y escribo, pero puedo pasarme 20 días sin sacar un verso y sintiéndome un gilipollas. El tema empieza explicando que me sobran palabras y que no sé qué hacer con ellas. De golpe, se convierte en una canción de amor. Así funciona la cosa: das vueltas y vueltas hasta que algo hace clic.
EP3. En estos cinco años ¿habéis dejado de existir como grupo?
J. M. O. En varias ocasiones. La última gira fue una paliza. Siempre juntos, qué coñazo. Eso no lo aguanta ni Dios. Para que no se repita, en esta gira vamos a tener habitaciones individuales, y en la prueba de sonido del batería pues yo me voy a dar una vuelta. Nos encontraremos sobre el escenario y nos saludaremos. Nos hará tanta ilusión que es posible que al día siguiente quedemos para comer juntos.
EP3. ¿Cómo sabes que un tema es para Antònia Font y no para tus discos?
J. M. O. Mis discos están ahí para explorar nuevos elementos. Si no me da la gana cantar, no canto. En cambio, en Antònia Font hay una estructura. Si llevo temas instrumentales, Pau se me enfada. Eso sí, es listo y ha empezado a tocar la guitarra, por si acaso.
EP3. ¿Cómo vivís esto los demás?
Pau Debon. Yo, a partir de ahora, con inquietud.
EP3. ¿Confirma este disco que Joan Miquel no se estaba guardando los mejores temas para los suyos?
J. M. O. Al principio, alguien con quien trabajábamos nos sugirió que en el primer disco no pusiéramos todos los temas buenos, que guardáramos algunos para el siguiente. Pero eso es imposible, los discos son una unidad y tal vez jamás encuentres otro momento en que publicarlos. Pau, debo decirte que tengo un par de hitazos guardados para mi jubilación, que está la cosa muy mala. Ya veréis, cuando nos separemos los voy a publicar y lo vais a flipar.
EP3. La idea de una modernidad que no salió bien sobrevuela el disco.
J. M. O. Hablamos de las diferencias entre modernidad y posmodernidad. Lo
primero es inocente y tiene fe en el progreso, en un futuro mejor. Lo segundo se carga esa idea. Hoy lo retro es moderno; lo moderno, posmoderno. Este álbum es un homenaje a la mentalidad moderna, que busca el bien y el progreso.
EP3. Otro tema recurrente es el turismo. ¿Es complicado hablar de algo tan importante sin ser maniqueo?
J. M. O. Para los mallorquines, los turistas son como los árboles: siempre han estado allí. Lo que sucede es que antes eran personas que venían y se interesaban por las cosas y se relacionaban con los lugareños. Ahora solo hay hormigón y zonas para guiris. El problema es que ya no hay vuelta atrás, pues toda la estructura económica está construida alrededor del turismo.
EP3. ¿Es el momento ideal para vosotros?
J. M. O. Supongo, aunque muchas de estas cosas alrededor del pop en catalán de las que hoy se habla tanto ya las hemos hecho. Lo que pasa es que estábamos escondidos. No encajábamos con el rock catalán, así que dábamos conciertos y no venía ni Dios. Luego empezamos a leer que molábamos y que hacíamos cosas geniales y... muy bien, pero y antes ¿dónde estábais, cabrones?
EP3. En Palma incluso abrieron una tienda a altas horas de la noche para vender vuestro disco, en plan U2...
P. D. Fue un poco raro. Había más gente de la que pensábamos. No es normal que un mallorquín vaya de noche a comprar una cosa que puede adquirir al día siguiente. Decidimos acercarnos a ver qué tal salía y, joder, nadie nos hacía ni caso. Era como si dijeran: "Vale, hemos dejado de ver la tele para venir a comprar el disco, que debe de estar bien y todo eso, pero tampoco os hacemos la ola".
EP3. ¿En qué influye la realidad mallorquina en un grupo de pop?
P. D. Tener una banda y vivir en Mallorca solo da problemas. Menos mal que el carácter insular nos permite tomarnos con paciencia el esperar dos horas en el aeropuerto. Otros se quejan; nosotros nos tomamos un café. n
Lamparetes está publicado en Robot Innocent.
"El internauta desea tener acceso, que le den la palabra y sentir que su contribución es importante", opina Adam Strow, editor del portal de noticias sobre social media Mashable.com. Para Strow, las nuevas tecnologías son la panacea del sector de la música. Defender el sistema tradicional de distribución y promoción es, según él, un error obsoleto.
Algunos datos le dan la razón. Por ejemplo, más de 26 millones de espectadores siguieron la 53ª edición de los Grammy, un 3% más que la anterior y la audiencia más alta en 11 años. Un buen dato que, según Strow, no se debe a los vestidos de Lady Gaga, sino al esfuerzo tecnológico. La Academia de la Música se alió con Rdio, una plataforma de música online tipo Spotify. El resultado fue MusicMapper, una aplicación para Android, iPhone, iPod Touch e iPad que permite escribir nuestra memoria musical en un mapa.
"Se trata de subir texto, música y/o fotos a un mapa. Si, por ejemplo, viste a Radiohead en un club, puedes colgar ese acontecimiento en un mapa a través del móvil. También puedes ver el mapa musical de tus amigos y el de tus artista favoritos. Funciona como la geolocalización", describe Janus Friis, uno de los fundadores de Rdio junto a Niklas Zennström. El dúo creó asimismo el servicio gratuito de llamadas por Internet Skype y Kazaa, el mítico programa de intercambio de archivos, principalmente en MP3, mediante el sistema P2P. Kazaa, nacido en 2001, levantó ampollas. La industria no estaba preparada para su existencia. "Intentamos negociar con las discográficas y las productoras sin éxito", recuerda Friis. Tuvieron que indemnizar con más de cien millones de dólares a la industria de la música. Diez años después, el sector demuestra estar más que preparado para el advenimiento de este tipo de programas. De hecho, es la industria la que llama a la puerta de los emprendedores 2.0. Rdio, como Spotify, ha llegado a acuerdos con las discográficas para que cedan sus catálogos. Y MusicMapper, la aplicación lanzada con motivo de los Grammy, sigue viva.
La entrega anual de premios de la academia estadounidense no ha sido la única en abrazar la fiebre de las aplicaciones. Las bandas apuestan por esta tecnología. "Ya no se trata únicamente de estar en Facebook y Twitter. Se trata de sorprender y fidelizar a los fans a través de aplicaciones revolucionarias", opina Strow. Las aplicaciones musicales para móviles se multiplican. En los últimos meses han nacido servicios como BEP360, del rapero Will.i.am, que permite ver vídeos basados en la realidad aumentada. También destaca Mike Scanner, de The Streets, una tecnología que lee códigos de barras y permite descargar videoclips, y Kling Klang Machine, de Kraftwerk, que permite mezclar sus canciones.
Lamparettes está publicado en Robot Innocent
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.