Aute apura el tiempo en su "isla" madrileña
La casa-estudio madrileña del cantautor y pintor Luis Eduardo Aute (Manila, 1943) es el sueño de cualquier chamarilero: tallas e imágenes religiosas, muebles del sudeste asiático, una columna... Sorprenden hasta el baño -donde un puñado de sombreros de purpurina roja de cabaré decora una pared- o el recibidor, en el que un monaguillo policromado a escala natural pide un donativo ("me lo regaló un amigo porque dice que se parece a mí"). Su taller de pintura no se queda atrás. Asemeja en su estructura a un vivero y no falta de nada: un teclado, esculturas, dos autorretratos, posados de modelos desnudas... Últimamente comparte el estudio con su hijo pequeño, quien, pudoroso, da la vuelta a sus lienzos para no mostrarlos. "Lo pasamos bien juntos". Aute trabaja desde hace tiempo en la serie pictórica Pompas, pezones, planetas y huevo frito, con las formas circulares como nexo temático. Como circular son la Luna y el girasol -que mira al satélite y no al sol- que protagonizan Giraluna (La Galera), su primer cuento infantil, que sale ahora a la venta ilustrado por él. Un canto a la defensa de las ideas y a la curiosidad.
En sus conciertos antes de cantar Giraluna el músico contaba esta pequeña historia a modo de presentación. Encandiló a su agente y a su editora que le propusieron convertirlo en un disco-libro (que canta en catalán en la edición en esta lengua). "Ni siquiera es un cuento, es una ocurrencia. El texto es más bien para mayores, aunque lo entiendan los pequeños. No sé qué puede ocurrir ahora dentro de la cabeza de un niño. Mis hijos son mayores y no tengo nietos. Dexter debe ser algo muy ligero para ellos. Lo que he intentado es que tuviese una estética intergeneracional". Dibujar con pocos elementos -el Sol y un mar de girasoles- y sin dramaturgia le ha resultado "complicado". "Los indignados son nuestros giralunas. La luz después del túnel. La gente joven, ecléctica, no está adormecida. La vida ha vuelto a la calle", se felicita.
Aute, que prefiere definirse como "amateur" más que "profesional", prosigue con su gira del disco Intemperie (2010) y escribe la sexta entrega de la serie de los animales "poemigas" para Siruela. Casero, habla su tagalo de infancia con los camareros filipinos de los restaurantes chinos de la zona y "baja" a Madrid "seis o siete veces al año" pese a vivir en Fuente del Berro, a 15 minutos andando de la Puerta de Alcalá. "Vivo en una isla dentro de un barrio y hago la vida alrededor. A veces te despiertan los pavos. A los toros voy andando, a Barajas y Atocha por la M-30... Viajo mucho y cada vez me queda menos tiempo".
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