El destino de los dineros de la cultura vasca

Las estrecheces económicas que atraviesa el Festival de Cine de San Sebastián y la generosa subvención de 704.000 euros en total que dos consejerías (Cultura y Asuntos Sociales) ha concendido a Kepa Junkera han puesto en las últimas semanas el foco de atención sobre la distribución de los presupuestos públicos en el mundo cultural vasco. Mientras la dirección del festival donostiarra anunciaba que no puede continuar su labor si su presupuesto de 7,5 millones de euros (cuatro de ellos aportados por instituciones públicas), una tercera parte de lo que manejan sus colegas de Cannes, sufre recortes, el dinero que recibirá el trikitilari por editar tres discos -232.000 euros de Cultura y los otros 472.000 aportados por Asuntos Sociales- ha soliviantado a músicos y promotores de conciertos.

Las partidas estrictas de promoción suman 137 millones entre las cuatro instituciones

La consejería aporta al Guggenheim 4,6 millones y tres más para obras de arte

Los premios Euskadi están dotados con 90.000 euros; su gala cuesta 72.000

Un total de 250 profesionales de la música, entre ellos veteranos como Ruper Ordorika, Txomin Artola, Iñaki Salvador o Fermin Muguruza, han suscrito un manifiesto que critica los criterios con los que las instituciones reparten los fondos públicos. El dinero que cobrará Junkera triplica la aportación anual al fondo Euskal Soinuak, que nutre las ayudas a la música vasca.

Cultura y dinero han estado así en el centro de la polémica entre los profesionales y han agitado la discusión política, marcada fundamentalmente por los resultados de las comisiones de investigación parlamentaria sobre las irregularidades en el Museo Guggenheim y en el proyecto de construcción en Getaria del Museo Balenciaga.

El caso Junkera es un ejemplo de la cultura rica, de un proyecto al que no se escatiman recursos. El músico presentó el presupuesto de su idea de realizar una serie de grabaciones de música tradicional vasca con colaboración de intérpretes de todo el mundo y el Gobierno lo aceptó. Pese a lo cuantioso de la subvención, supone una minucia comparado con los grandes proyectos que destacan en los presupuestos públicos destinados a la cultura en Euskadi.

Las grandes cifras hablan de más de 317 millones de euros en la caja del Departamento de Cultura, que dirige Miren Azkarate, en 2009, un 15% más que este año. A ese dinero se sumarán los cerca de 95 millones que figuran para Cultura en el presupuesto de la Diputación de Vizcaya, mientras que las cuentas de las de Álava y Guipúzcoa incluyen para esta materia alrededor de 28 millones de euros en cada caso.

¿Dónde va ese dinero? La política cultural se lleva la menor parte. En el Gobierno vasco casi la mitad del presupuesto del de-partamento corresponde cada ejercicio a la transferencia que recibe EITB.

Las partidas correspondientes a deportes, políticas sobre el euskera y de juventud también cuelgan, tanto en el caso del tripartito como de las diputaciones, de las cuentas de los respectivos departamentos de Cultura. Despojadas de todos esos gastos, la suma de las cantidades destinadas por el Gobierno a los programas estrictamente de promoción cultural y patrimonio en el presupuesto del año entrante asciende a cerca de 65 millones. En Álava, los presupuestos forales que corresponden a la política cultural y de patrimonio dispondrán suponen unos 16 millones, que en Guipúzcoa se elevan a algo más de 18 millones, y en Vizcaya, a cerca de 38. Y en ese cajón, sin grandes novedades con respecto a la distribución registrada en los años anteriores, figura todo el dinero público destinado a la música, la danza, el teatro, la producción audiovisual, las artes plásticas, el libro y la literatura, los museos, los archivos y las bibliotecas.

Entre todas las disciplinas que abarca el presupuesto de Cultura del tripartito sobresalen los grandes proyectos. El Museo Guggenheim Bilbao se lleva un total de 4,6 millones para sostener su funcionamiento y otros tres millones más para la compra de obras de arte para su colección, las mismas cantidades que destinará a esos conceptos la Diputación de Vizcaya.

La Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) no se queda atrás: Cultura le dedica en sus cuentas del próximo año 7,8 millones de euros, más otros 143.900 euros para financiar inversiones. La OSE, con su flamante sede de San Sebastián, es una de las joyas de la consejería. Su director general, Iñigo Alberdi, también recibe un buen trato: el incentivo que tiene previsto este año por consecución de objetivos asciende a un máximo de 13.236 euros, el más elevado de los 12 altos cargos de sociedades públicas autorizados a cobrarlos.

En el capítulo de la promoción de la cultura, el fondo de apoyo a la difusión de la música Euskal Soinua recibirá 230.000 euros, pero para pagar el asesoramiento del programa se reservan otros 59.000 euros. La desporporción entre el dinero que llega a las actividades y el que se queda en la teoría, en pagar estudios y asesoramientos externos, se extiende a todos los campos. La realización del plan operativo de la música contará así con 60.000 euros, lo mismo que el del teatro, ambos previstos para el desarrollo del Plan Vasco de la Cultura.

El plan operativo de la danza contará con otros 75.000 euros. El circuito de danza Sarea, sin embargo, sólo tendrá 60.000. Algo parecido ocurre con las artes plásticas: los premios Gure Artea dispondrán de 60.000 euros, idéntica cifra que se reserva para la elaboración del plan de las artes visuales.

Respecto a los premios Euskadi de literatura también se produce un fuerte desequilibrio. El presupuesto les destina 90.000 euros, mientras que la mera organización del acto de entrega de los galardones y la producción del programa de televisión correspondiente cuestan 72.000.

Otras partidas de relieve son los 1,8 millones de subvención al Museo de Bellas Artes de Bilbao, los 700.000 euros que se destinan al Artium y otra también de 700.000 euros para financiar la promoción y las actividades museísticas.

La industria editorial recibe ayudas por diversos conceptos. Se subvenciona la producción de libros en euskera con 514.000 euros, la traducción con 125.00, y las campañas de difusión con 100.000 más. También reciben cuantiosas partidas las asociaciones profesionales vinculadas al libro.

En el mundo audiovisual, las partidas de ayudas más importante, destinadas a empresas privadas (276.000, 684.320 y 960.000 euros) se destinan a la creación y producción audiovisual. A ellas hay que sumar el programa de financiación de la producción audiovisual, puesto en marcha tras la aprobación del Plan Vasco de la Cultura, que contará el año entrante con 1,8 millones. En total el programa, que se extiende hasta 2014, prevé financiar productos audiovisuales con 6,39 millones.

El presupuesto reserva un millón de euros para el Museo Balenciaga, pese a la profunda crisis en que su proyecto está inmerso. El Museo Vasco de Historia y Sociedad ya cuenta con una reserva de 13 millones, aunque es tan sólo una idea con nombre para la que ni siquiera se ha elegido una ubicación. Este proyecto en ciernes constituye la principal novedad en el presupuesto de 2009. La consejera Miren Azkarate anunció en su día que se instalará en Bilbao.

Los citados 13 millones se distribuirán en los próximos cuatro años con el objetivo de crear un museo que una lo histórico y lo social, a partir de la romanización. La arqueología y la etnografía quedarán fuera del programa de la nueva instalación, al ser aspectos que ya cubre el Museo Vasco de Bilbao. La atención del nuevo centro se centrará en los procesos de cambio social, como la industrialización y la emigración.

La paradoja aparece con el Instituto Etxepare, creado con el objetivo de difundir el euskera y la cultura vasca en el extranjero, una tarea al estilo de las que ejercen el Instituto Cervantes o el Ramón Llull catalán. Su patronato se constituyó el pasado verano, con 31 miembros y presidido por el lehendakari Ibarretxe, y su sede central quedó ubicada en el futuro edificio de Tabakalera, en San Sebastián. El tripartito aprobó el pasaso martes el decreto de inicio de actividades del instituto, que deberá echar a andar el próximo 7 de enero, pero el presupuesto de 2009 no prevé partida alguna para su funcionamiento.

La inversión en infraestructuras culturales mantiene un peso notable en el presupuesto. Los proyectos ya en marcha del Auditorio de Vitoria y de Tabakalera, en San Sebastián, se llevarán 25,3 y 21,6 millones de euros, respectivamente. Para el Archivo Histórico Nacional de Euskadi, cuya puesta en funcionamiento arrastra más de dos años de retraso, Cultura ha previsto una partida de 24 millones. Este dinero se destinará a la construcción de un edificio de nueva planta en el centro de Bilbao, en la calle María Díaz de Haro.

El dinero de la consejería llega al exterior. 70.000 euros se destinan al mantenimiento de las actividades del Institut Culturel Basque, una entidad fundada en 1990 en la localidad vascofrancesa de Ustaritz.