Juegos creativos de Kapoor
El artista muestra en el Guggenheim sus esculturas de cera y acero pulido - La exposición procede de la Royal Academy de Londres
"Soy escultor, no tengo elección: me interesan los objetos", respondió el artista Anish Kapoor (Bombay, 1954) cuando escuchó que le definían como un pintor que hace esculturas al presentar la veintena de obras creadas en los últimos 30 años que componen la exposición que hoy abre al público el Museo Guggenheim de Bilbao. Son esculturas marcadas por su interés por los materiales, los pigmentos en polvo que recubren con colores intensos sus obras de los años 70, las superficies pulidas como espejos en las que juega con el reflejo de los espectadores, el cemento o la cera de color rojo intenso con las que ha creado sus obras más recientes.
"El material no es sólo la parte física de la obra, tiene algo de emocional, algo relacionado con la percepción", dijo el escultor. Y algo de espectáculo, como el que ofrece la pieza Disparos en el rincón (2008-2009) en la que un cañón dispara cada 20 minutos una carga de cera contra la pared. Cada disparo, 10 kilos de cera de un rojo oscuro que el artista relaciona con el color de la sangre, que se escurren por la pared y se acumulan en el suelo. En total se utilizarán a lo largo de la exposición 30 toneladas de material.
"Soy escultor, no tengo elección: me interesan los objetos"
"El observador es una fuerza vital que hace que funcione la obra"
Kapoor reside en Londres desde 1973, la ciudad que eligió para completar su formación artística. Representó al Reino Unido en la Bienal de Venecia de 1990 y ganó el premio Turner un año más tarde. El pasado año la Royal Academy de Londres organizó la exposición que el Guggenheim presenta hasta el próximo mes de octubre. En el patio de la Royal Academy colocó El gran árbol y el ojo, una escultura formada por 76 esferas plateadas engarzadas de forma caprichosa. Ahora la escultura, de 15 metros de altura, anuncia en el estanque del Guggenheim la exposición de Kapoor que se muestra en las salas. "Las obras de gran tamaño abruman, pero la escala es una herramienta de la escultura que no debe dar miedo".
El escultor siempre ha trabajado en series. Comenzó con formas geométricas que parecen surgir del suelo o de la pared, cubiertas de pigmento en polvo. En otra serie posterior Kapoor investigó sobre el vacío. Una sala se presenta formando una instalación de cerca de 40 volúmenes creados con cemento con la ayuda de una máquina programada para repetir las formas.
En todas ellas, Kapoor busca la complicidad del espectador, pero en ninguna es más evidente que en las esculturas de acero inoxidable pulido. Son piezas de formas cóncavas que alteran las ondas sonoras y crean efectos ópticos que desconciertan al espectador. "Me interesa el observador como ser filosófico", explicó el artista. "La escultura es manipuladora, orienta tu cuerpo. El observador es una fuerza vital que hace que funcione la obra".
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