Bilbao se queda fuera del proyecto de 'autopistas del mar' con Francia

Bilbao se convirtió en septiembre pasado en punto de origen de la primera autopista del mar en el Arco Atlántico al abrirse una concesión para el traslado de camiones en barco hasta el puerto belga de Brujas, pero las nuevas líneas previstas para aliviar el tráfico de mercancías por carretera eligen ahora otros destinos. Ninguna de las tres ofertas presentadas para abrir un servicio de transporte marítimo de este tipo entre España y Francia ha tenido en cuenta al Puerto bilbaíno, y sus promotores optan por los de Santander, Gijón o Vigo.

La nueva autopista del mar entre España y Francia recibirá ayudas de la UE, ya que se parte del principio de que el mar está infrautilizado para transportar mercancías y pasajeros, mientras los sistemas terrestres, sobre todo la carretera, viven congestionados. Las ayudas europeas alcanzan los 56 millones de euros, de los que el Gobierno español gestionará 15 millones para este proyecto en concreto, mientras que el francés ha presupuestado los 41 millones restantes para el conjunto de estos servicios marítimos.

La Autoridad Portuaria de Bilbao albergaba esperanzas de abrir nuevas líneas con algún puerto francés gracias al acicate de las ayudas europeas. Sin embargo, al concurso, convocado por segunda vez en octubre pasado (el anterior quedó desierto), se presentaron sólo las propuestas de las navieras Britany Ferries, que ha ofertado dos líneas (Santander-Nantes y Santander-La Rochelle); Acciona Trasmediterránea, que plantea unir Vigo y Nantes y el consorcio formado por GLD Lines, firma participada por compañías francesas e italianas, y la francesa CMA-CGM, que ha apostado por la conexión entre Gijón y Nantes.

Todas estas rutas de transporte marítimo ya funcionan en la actualidad, pero sin la frecuencia y regularidad de una autopista del mar. El plazo de ofertas se cerró el pasado 5 de noviembre y el Ministerio de Fomento, que convocó el concurso junto al área francesa de Transportes e Infraestructuras, ha pedido más documentación e información a las navieras.

Las bases del concurso fijan la obligación de que las líneas sean económicamente viables y mantengan una regularidad. Para la elección se valorará el volumen de tráfico que se traspase de la carretera al mar, la calidad del proyecto y los resultados económico-financieros.

Este concurso ha vivido sucesivos retrasos, ya que la intención inicial era designar al ganador en 2006. Tras la convocatoria de octubre, se había previsto su resolución para finales de diciembre pasado, lo que tampoco se ha podido cumplir al requerirse nueva información a los solicitantes. Con todo, ambos gobiernos mantienen la intención de que esta línea marítima regular entre España y Francia empiece a funcionar a lo largo de este año.

El presidente de la Autoridad Portuaria de Bilbao, José Ángel Corres, resta importancia a que ninguna oferta se haya fijado en la instalación bilbaína. Argumenta, en declaraciones a EL PAÍS, que la mayoría de los tráficos de Bilbao con la Europa Atlántica se dirigen más al norte, en lugar de a Francia. "De ahí que ninguna de las navieras que operan en el Puerto de Bilbao haya decidido presentarse al concurso".

Corres recuerda las condiciones "muy exigentes" del concurso y se muestra escéptico de que las propuestas "puedan ser viables a largo plazo". Varios de los proyectos que optan a la nueva autopista del mar son servicios que funcionan en la actualidad y "que se han presentado por intereses ajenos a las autoridades portuarias. No considero que deban estar subvencionados ni tengan que tener cabida en este concurso", concluye.

El de Bilbao es ahora el cuarto puerto español en tráfico de mercancías y confía en registrar en 2007 un récord. En 2006, alcanzó los 37,2 millones de toneladas movidas.