La prohibición de las corridas
El concepto de libertad desde una perspectiva ética y moral ha de implicar una clara opción por el bien. Lo anterior viene a colación de la decisión democrática del Parlamento de Cataluña de abolir las corridas de toros y por todas las críticas que la misma ha recibido. El argumento principal esgrimido contra ella ha sido que coarta la libertad de los individuos. Ante esto, he de decir que todos los seres vivos por el mero hecho de serlo cuentan con derechos, al menos, a una vida acorde con su propia etología y a una muerte que minimice al máximo el sufrimiento de los mismos.
Las corridas de toros, así como otros espectáculos con animales, suponen, aparte de un abuso indigno de lo que llamamos "nuestra libertad", una degradación moral humana que se recrea en el dolor y muerte agónica de un ser vivo. La verdadera libertad es la que garantiza una vida y muerte dignas a cualquier ser vivo. Cataluña y Canarias desde que aprobaron la abolición de los toros son algo más libres y, sobre todo, más dignas como sociedades.
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