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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La indignación del Movimiento 15-M

Leo las crónicas sobre el Movimiento 15-M y pienso que tiene mucha razón. Y me alegro. Me alegro, sobre todo, de que, por fin, una gran parte de la población aplastada y descontenta salga a la calle a decir que están hartos y que la situación tiene que cambiar. El peligro estriba en equivocarse de ventanilla, en protestar contra el sistema democrático, no contra los que viven a costa del sistema democrático y lo están destruyendo.

Por eso creo que el 15-M tiene razón pero debería orientar su protesta en el sentido que propugna Almudena Grandes en su columna ¡Vota! del día 16 de mayo. Mi propuesta, incluso, va más allá; todos los que salen a la calle porque piensan que el sistema está podrido y que los partidos no les representan deben votar masivamente a los partidos de izquierda y, además, afiliarse a ellos para, una vez dentro, provocar el cambio que reclaman promoviendo medidas tales como: una ley electoral proporcional que acabe con el bipartidismo establecido; la limitación de mandatos, de forma que ningún responsable político permanezca más de dos legislaturas en el cargo; las listas abiertas en todas las elecciones para que no sea el partido sino el elector quien decida a quién hay que elegir; la obligatoriedad de que cualquiera que sea elegido para cualquier puesto, una vez que lo abandona al término del plazo establecido, vuelva al puesto de trabajo que dejó; que toda persona elegida para cualquier puesto esté obligada a declarar sus ingresos y patrimonio, tanto al incorporarse como al abandonar el mismo; y que se les exija a los políticos que si durante el ejercicio del cargo son imputados por cualquier delito, deberán abandonarlo inmediatamente; y, si son condenados, se les impedirá presentarse nunca más.

Algunos lo hemos intentado pensando que desde dentro es como se puede provocar el cambio; pero, evidentemente, no se consigue en plan Quijote. Sigo convencido de que es desde dentro como puede conseguirse, pero solo si somos multitud. Y que la indignación se convierta en acción transformadora. No permitamos que se apropien de la democracia los que consideran que todo es suyo, el sistema, las instituciones, el dinero.- Antonio Calvete. Getafe, Madrid.

Ayer recibí la propaganda electoral de los principales partidos y, sin abrir los sobres, los rompí y los tiré. Tengo claro que no los voy a votar, ni ahora ni en las generales del año que viene. Creo que no representan mis intereses ni los de la población. Van a sus negocios. El problema es a quién votar. Podría abstenerme o votar en blanco, pero, más que ser un castigo o un toque de atención, sería nada. Me pregunto cuál sería el nivel de abstención necesario para que los partidos políticos e instituciones estatales se plantearan la cuestión de si representan al pueblo y sus intereses. Les da igual cuánta gente decida no votar, siempre alguno dirá que es el vencedor aunque las urnas estén casi vacías. Si nadie habla por nosotros en las instituciones y en los partidos, tendremos que hacerlo por nosotros mismos tal y como ha sucedido el 15 de mayo. Si esta democracia no es tal, habrá que aspirar a una que sí lo sea.

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