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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sobre la binacionalidad

El uso de los términos apartheid y bantustanes en el contexto del conflicto palestino-israelí, como hace Luz Gómez en su artículo La necesidad de la idea binacional (EL PAÍS, 17/9/2010), es una de las tácticas deplorables en uso por la propaganda anti-israelí en su continuo esfuerzo por negar el derecho de los judíos a la autodeterminación. Cualquier persona honesta e informada sabe perfectamente que no hay paralelismo posible entre la Sudáfrica del apartheid y la situación actual en Oriente Próximo. Cualquiera que conozca la historia y los hechos sabe también que Israel ha desmantelado y evacuado asentamientos en el marco de la paz con Egipto y cuando salió de la franja de Gaza en 2005. Por tanto, la afirmación de Luz Gómez (y de otros con posturas similares) de que la construcción en los asentamientos es el obstáculo para la paz, no se basa en la realidad, sino que es un producto de la propaganda y el adoctrinamiento, un piloto automático conceptual según el cual los israelíes son siempre los culpables.

La idea del binacionalismo es un mal en un doble sentido: 1) en el plano ético, principalmente, por negar a los judíos su derecho a un Estado-nación propio (aquí es interesante ver cómo gente como Gómez se muestra siempre preocupada por los derechos del otro, mientras el otro no sea judío); y 2) en el plano pragmático, como se ha probado en los Balcanes y en otros casos, el binacionalismo es una receta para un baño de sangre; la única solución viable es la separación entre las diferentes naciones, tal como ha sido el caso en los países que formaban la ex Yugoslavia y como de facto ocurre en Chipre. Incluso en el corazón de Europa, en Bélgica, este modelo sufre graves problemas, así que hablar en serio sobre su implantación entre israelíes y palestinos es, en el mejor de los casos, una utopía frívola sin conexión con la realidad. Por tanto, el modelo de los dos Estados, que responde a las aspiraciones de los dos pueblos, es el único viable: Israel para los judíos y Palestina para los palestinos.

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