Parón en Arizona
La justicia desmocha la expeditiva ley estatal de inmigración al asumir el recurso de Obama
En asuntos de defensa de las libertades, al final hay que rendir pleitesía a la justicia estadounidense. A instancias de la Casa Blanca, una juez ha suspendido provisionalmente los artículos más autoritarios y racistas de la ley que el Estado de Arizona aprobó hace meses contra los inmigrantes calificados de "ilegales". La juez defiende los principios constitucionales y los derechos individuales por encima del alineamiento de la población, que en más de un 60% prefiere las supuestas garantías de seguridad ciudadana que otorga la norma impugnada a los principios del Estado de derecho.
Barack Obama recurrió la ley amparándose en un defecto procedimental, la invasión de competencias federales -todo lo relativo a inmigración- realizada por el Estado de Arizona. Pero el formalismo no induce a error: en estricta conducta liberal, el Gobierno demócrata ha optado por los derechos. Es probable que la decisión acarree al inquilino de la Casa Blanca un coste político en las próximas elecciones al Congreso, pero le otorga un plus de dignidad al que Obama, que hizo de la ordenación migratoria una de las bazas de su campaña a la presidencia, no podía renunciar sin ponerse en entredicho.
La juez Susan Bolton -en la línea de las decisiones que han ido consolidando históricamente la democracia americana- prohíbe la patente de corso a la policía de Arizona para detener a quien exhiba una apariencia (¿cómo se juzga eso?) de inmigrante entrado ilegalmente. Y descarta que el hecho de no portar documentación oficial de identidad constituya delito. Da por válidos, pues, los motivos de impugnación alegados por el Gobierno. Pero no algunos otros, como el castigo a los ciudadanos que recojan y transporten a inmigrantes indocumentados, cercanos al medio millón en el Estado del Gran Cañón.
La gobernadora de Arizona anuncia que recurrirá la decisión judicial. Pero no es probable que si, como parece, el asunto acaba en el Supremo el más alto tribunal estadounidense avale sus argumentos; no en vano la conciencia del origen inmigrante forma parte del núcleo duro de la panoplia de valores patrióticos en EE UU. Esta inusual intromisión de Washington en la legislación de los Estados desplaza claramente a Obama hacia el centro-izquierda, al menos en la percepción popular, como ha sucedido en las reformas sanitaria o financiera. Es un dato a tener en cuenta ante los comicios de noviembre.
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