¿El motor del barrio? En un bajo, junto al chino
La asociación Ladinamo, de Lavapiés, celebra cinco años de agitación con conciertos y una utópica candidatura a las municipales
Una necesidad: trabajar. Y un sueño: hacerlo con libertad, ilusión y compromiso. Querían informar, ofrecer cursos, provocar y, de paso, "autoemplearse". Así nació, hace cinco años, Ladinamo. Una asociación cultural que pretendía convertir la energía de una treintena de jóvenes en una revista de tendencias y reivindicativa. Ellos se definen como "un delirante grupo de mileuristas, hackers y parados que han sacado adelante este tinglado a trancas y barrancas". Aunque, en realidad, son un centenar de treintañeros, en su mayoría periodistas, sociólogos e historiadores, que forman una redacción de voluntarios.
El jueves empezaron las celebraciones del quinto aniversario de la publicación gratuita (denominada como la asociación) que cuenta con una tirada de 20.000 ejemplares y ha llegado a su número 24. El aniversario incluye conciertos, una cena e incluso la presentación de una candidatura a las elecciones municipales.
"¿Están preparados los madrileños para una tediosa campaña con más de lo mismo?"
"Somos un delirante grupo de 'mileuristas', 'hackers' y parados que salvó este tinglado"
Lavapiés, once de la mañana. Calle de Embajadores, 35 es una de las direcciones más conocidas del barrio. "Aquí todos sabemos dónde está, al lado de los chinos", apunta un vecino de la plaza Agustín Lara. Sin embargo, la primera vez no resulta fácil encontrar este bajo situado en una galería, entre una tienda de artículos de pesca y el comercio de productos orientales del señor Mao. Sólo hay que abrir una puerta anodina. Allí, Ladinamo comparte espacio con la editorial y librería Traficantes de Sueños, colectivos ciudadanos y una cooperativa de informáticos. Mientras Blas Garzón recomienda lecturas en la tienda, decenas de personas asisten a la presentación de un libro sobre las mujeres intocables indias. En el primer piso, alguien trabaja delante del ordenador y escucha música hip-hop.
Allí se reúnen con el consejo editorial de la revista Roberto Herreros, de 31 años, y Carlos Prieto, de 32, fundadores de la asociación. La publicación reparte cada cuatro meses unos 20.000 ejemplares entre Madrid, Barcelona, Andalucía, País Vasco y Comunidad Valenciana. "Queríamos hacer periodismo, despertar debate y tratar temas que no suelen tener cabida en los medios de gran difusión", explica Herreros, que por otro lado trabaja en otra revista de tendencias, Vanidad. Han defendido los derechos de los transexuales, se han metido con el Ayuntamiento por las obras de la M-30, han denunciado la precariedad laboral de los más desprotegidos... Sin pelos en la lengua y con ironía. "Porque el humor es una cosa muy seria", prosigue Herreros.
Tan seria que el 22 de enero pasado la redacción colgó en su blog un anuncio: "Ladinamo busca candidatos". Y se preguntaba: "¿Están preparados los madrileños para aguantar una nueva y tediosa campaña donde se nos ofrezca más de lo mismo?". Así que, para animar el panorama, pensaron apuntarse al baile electoral. "La cosa va en broma, aunque también es totalmente seria. ¿Será una lista ciudadana? Todavía no lo sabemos, lo estamos debatiendo", comenta Carlos Prieto, que además trabaja en el departamento de publicaciones del Círculo de Bellas Artes. De todas formas, un esbozo del programa está colgado en www.ladinamo.org/blog. Treinta puntos "para reflotar Madrid" centrados en la participación ciudadana, redistribución del espacio habitable, "pinchazo de la burbuja inmobiliaria", reconversión de la M-30 en carril bici... Y más utopías, como el "incremento del salario mínimo hasta 1.300 euros".
"Nuestro proyecto inicial de autoempleo ha funcionado sólo en parte. Los que escribimos en la revista tenemos otro trabajo, mientras que en nuestro bar sí hay algunos empleados", añade Prieto. Ángel, Raquel, Edu, Ana, Vito, Mer, Nadiana, Lea y Eva trabajan a dos pasos, en la calle de Mira el Sol, en el café de la asociación. Rojos, azules y naranja se mezclan enfrente de una pintada que amenaza: "Manos arriba, esto es un contrato".
Sábado, diez de la noche. Es día de festival en la cafetería. La editorial La pluma eléctrik (sic.) celebra su cumpleaños con una exposición de libros "fabricados a mano", proyecciones de cortometrajes, actuaciones y sesiones de pinchadiscos. Por el escenario del café de Ladinamo han pasado músicos, cineastas, escritores... Y se libró una pugna con la Sociedad Española de Autores y Editores (SGAE). La asociación, defendida por el abogado Javier de la Cueva, fue absuelta el año pasado de una demanda de "comunicación pública no autorizada de obras" interpuesta por la SGAE, lo que hizo posible incluir por primera vez en una resolución judicial la palabra copyleft [término que define la licencia de copiar, distribuir o modificar obras sin permiso].
Ladinamo sigue hoy las celebraciones con un concierto de los grupos Ginferno, Cohete y Jonston en el Nasti Club (entrada, 10 euros) y, el jueves, la fiesta culminará con la llamada Cena de Carpanta. "Una comilona y una manera de ayudar a nuestro proyecto e involucrar también a los mayores", concluye Herreros.
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