Los institutos arden y ellos brindan con gasolina
La educación es lo que queda después de olvidar todo lo que se ha aprendido en el colegio, decía Einstein, y por eso algunas personas saben sumar dos más dos y leer pero no saben comportarse. Y algo aún peor: son fáciles de manejar, se les engaña a granel y se les caza disparando al bulto. Personas que viven como si solo sobreviviesen y que, más o menos cada cuatro años, se acercan a una urna de cristal y votan a favor o en contra de un partido político sin sospechar que la democracia no consiste en escoger, sino en decidir. El ataque despiadado contra la educación pública que están llevando a cabo los gobiernos autónomos de Madrid, Galicia, Navarra, Castilla-La Mancha y Cataluña tiene ese objetivo final: formar ciudadanos dóciles y volver a construir la pirámide que tanto tiempo había llevado derrumbar, arriba, en las escuelas y las universidades de pago, los ricos de hoy y futuros dirigentes de mañana; y abajo, todos los demás. Les das la expresión seres humanos y a la primera le desordenan todas las letras, a la otra le quitan dos y lo que queda es lo que esperan de nosotros, reses y manos, unas para cargar las piedras y otras para ir levantando el muro.
Por un lado hablan del futuro y por el otro bajan los presupuestos educativos
Mientras nos amenazan con la crisis que ellos, o más bien sus jefes, han creado, siguen intentando adormecernos echándonos en los oídos retórica, que es el narcótico del lenguaje, y como no se puede ser al mismo tiempo mentiroso y coherente, por un lado hablan del futuro y de todo lo que van a hacer para que los jóvenes encuentren trabajo, y por el otro bajan los presupuestos educativos dos mil millones de euros y echan a la calle a gran parte del profesorado, unos diez mil interinos, para asegurarse de que la educación pública se hunda definitivamente y el porvenir de los alumnos sea de segunda división. Como los profesores, un gremio que siempre resulta perseguido en los sistemas totalitarios y, por lo tanto, también lo es bajo la dictadura del dinero y los mercados en que vivimos, parece que por fin despiertan y anuncian una huelga monumental y una serie de manifestaciones, las autoridades indocentes, si me permiten el juego de palabras, meten la mano en la caja fuerte que dicen que está vacía, nada por aquí, todo por allá, y le ofrecen a los tutores, jefes de departamento y coordinadores de los institutos de enseñanza secundaria un complemento de especial dedicación de unos setenta y cinco euros mensuales. Para ellos, repartir una paga extra es como echarle pienso a las gallinas, para que sigan poniendo, que de eso va el negocio.
Dice Juan Urbano que lo de aumentar dos horas lectivas el horario de los profesores es el cebo que han puesto en el anzuelo: así parecerá que protestan porque no quieren trabajar más, no porque quieran hacerlo mejor. Por si estuviese en lo cierto, que los maestros, que hermosa palabra, se preocupen de explicar muy bien los porqués y para qués de su lucha contra los invasores de la democracia que se están haciendo con el país y con el mundo en general. Los institutos de la Comunidad de Madrid vuelven a estar en llamas y el gobierno autonómico brinda con gasolina.
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