El homicida de Ciudad Lineal amenazó con disparar a dos mujeres, según sus vecinos
Ortega había dejado la televisión encendida a todo volumen al salir a Madrid
Ángel Ortega Somolinos, el autor confeso de los disparos que acabaron con la vida de María Luisa Santana Martínez durante una riña por un problema de tráfico en el distrito de Ciudad Lineal, había amenazado con "pegar un tiro" al menos a dos de sus vecinas, "aunque podrían ser muchas más", explica Antonio, padre de una de estas dos mujeres. Por eso Antonia, que vive pared con pared con el homicida, está "muerta de miedo", asegura, ya que hace casi un año, tras una reunión de vecinos en el bloque que habitaba en el barrio de Navarrosa, en el municipio cacereño de Navalmoral de la Mata, asegura, "me dijo que me iba a pegar un tiro. Cada vez que mis niños, que son pequeños, elevaban la voz, oíamos gritos e insultos. ¡Madre mía lo que pudo haber pasado! ¡Quién iba a pensar que tenía una pistola de verdad!", se lamenta esta joven, que asegura que Ángel Ortega Somolinos rehuía a todo el mundo, "por lo que apenas compartí una o dos veces el ascensor con él", resalta.
Isabel, del 4º D, es la otra mujer que asegura haber sido amenazada por el autor del crimen de Ciudad Lineal. "Un día subió y le dijo a mi mujer que controlara a mi hijo. De hecho le llegó a decir que o lo hacía o le pegaría un tiro. Pero nosotros no le hicimos caso, ya que era un señor muy mayor. La verdad es que era impensable que este hombre tuviera una pistola, y mucho menos que cada vez que saliera de su casa lo hiciera armado", explica este vecino, que asegura que Ortega Somolinos había comprado la vivienda hace tres años.Agentes de la Policía Judicial registraron ayer en Navalmoral de la Mata (Cáceres) la vivienda del autor confeso de los disparos que mataron a María Luisa Santana Martínez, de 55 años, en Ciudad Lineal. Los policías buscaban más armas, según explicaron fuentes de la investigación que no especificaron el resultado de las pesquisas. "Se llevaron una caja muy pesada, pero no sabemos si tenía otras armas", explica Antonia, vecina de Ángel Ortega Somolinos, de 76 años. "Lo que sí hemos visto es que sacaban el gato que tenía este hombre, que llevaba varios días maullando". El registro de la vivienda del presunto autor del homicidio es la primera decisión del titular del Juzgado de Instrucción número 38 de Madrid, que se ha hecho cargo de la investigación tras inhibirse el magistrado del número 51, que instruyó el caso inicialmente al estar de guardia.
Además, la policía investiga el origen de la pistola, una Star calibre 7,65, para la que el autor del crimen, que dijo que había sido guardia civil, no tenía licencia de armas, y que según declaró ante la policía procedía de Sudáfrica, país en el que dijo haber vivido durante 25 años. Los agentes ya han podido comprobar que Ortega Somolinos no había formado parte del instituto armado. Pero tampoco la Embajada de España en Sudáfrica ni los consulados han tenido inscrito a una persona con este nombre. Esto es, según fuentes consulares, muy raro, informa Lali Cambra, desde Ciudad del Cabo.
Precisamente Antonia, una de las dos vecinas presuntamente amenazadas por el autor confeso de los disparos en Ciudad Lineal, alertó a la Policía Local del ruido: "Él se quejaba de mis hijos, pero dejaba la televisión a todo volumen. En cuanto entraron los policías a la casa de mi vecino les pedí que apagaran la televisión", explica esta mujer.
Otra vecina, que prefiere no dar su nombre, confirma que muchas veces cuando Ortega Somolinos abandonaba su casa la televisión permanecía encendida a gran volumen: "Era casi imposible dormir. Y eso que yo vivo en el primero. Imagino lo que estarían pasando otras personas, que lo tenían más cerca. Yo el fin de semana no pude estudiar por el ruido de su televisión. Y eso que vive tres pisos más arriba".
Antonio, una de las pocas personas del barrio de Navarrosa que conocía a Ortega Somolinos, sostiene que no era tan peligroso: "Cuando tenía un problema con cualquiera le decía rápidamente que le iba a pegar dos tiros. Pero en tres años que vivió aquí nunca había protagonizado ningún episodio violento". Este hombre explica que muchas de las quejas del homicida acerca de los ruidos están justificadas: "En este vecindario hay mucha gente joven y se quedan en la plaza hasta muy tarde, especialmente en verano. Además suben a las aceras con las motocicletas. Por eso hemos tenido que poner un cartel en los bajos comerciales en el que se dice que se avisará a la Policía Local. Yo mismo le dije a ese señor que pistolas y granadas las tenemos todos, y él no me contestó".
José, sin embargo, considera que aunque pudiera tener cierta razón en sus quejas contra el ruido, "las amenazas no están justificadas. Y mucho menos ahora que se han cumplido". Otro hombre, que pide que no se reproduzca su nombre, está preocupado porque la elevada edad del homicida de Ciudad Lineal hará que no cumpla una pena muy larga: "Si a los 80 años sale de la cárcel, es decir, dentro de cuatro años como máximo, volverá a casa. Y será entonces cuando pueda cumplir todas las amenazas".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.